Ciudadanía: verdadera levadura de transformación social

Mario Gustavo Montemayor Noble

A01187525

Lic. Alejandro Parra

Ciudadanía: verdadera levadura de transformación social

Este fragmento de la autora Adela Cortina nos habla sobre un tema crucial, “la sociedad civil” y también sobre el “estado” lo que nos dice principalmente es que el estado esta hecho para trabajar públicamente y la sociedad civil solo es por un principio envidioso el cual creo que nunca podrá cambiar.

Empecemos con la frase que mas me agrado de este fragmento, “así como la levadura transforma la masa en pan, la ciudadanía es uno de los grandes ingredientes de nuestro tiempo que puede transformar nuestra sociedad en algo mejor.”

Lo que si esperaba es que lo público no recae sólo en el Estado, como lo era en la década de los 70s, cuando se pensaba que para trasformar a la sociedad había que militar en un partido político (compartir principios y causas). En aquella época prevalecía la idea hegeliana de que el Estado es el encargado de los intereses universales y de la gestión de los recursos públicos, a través de la coacción; en esa idea, la sociedad civil se mueve en el ámbito de lo espontáneo –las personas formamos una familia espontáneamente y entramos a una universidad de igual manera– para buscar satisfacer el interés particular, el sector privado. Por eso decía Hegel que en la sociedad civil “cada uno es fin para sí mismo y los demás no son nada para él”.

En esta misma década la gente seguía teniendo los mismos ideales de la relación estado y sociedad civil que tenía Hegel en su obra llamada “Los principios de filosofía del derecho”, empezaba a gestar una nueva idea de la sociedad civil, ubicándola como la que busca el interés universal se empezaba así a reconocer que la sociedad civil puede y debe perseguir lo universal, porque no sólo quien gestiona los bienes públicos tiene responsabilidades públicas, sino que toda actividad que supone consecuencias públicas debe asumir responsabilidades públicas. Así, una universidad, una institución crediticia, una familia, una organización profesional o religiosa tienen consecuencias públicas, aunque sean de origen privado.

En los años 90, cuando aparece el fenómeno de la globalización y nos damos cuenta de que la actual distribución de la riqueza no va acorde con lo que merecen todos los seres humanos, vemos que quienes tienen que hacer esa transformación global no son sólo los poderes políticos, sino también las empresas, las organizaciones cívicas y, en particular, los ciudadanos, si es que la sociedad civil tiene que ser protagonista del cambio social, cabría preguntarse cuál es el papel de los ciudadanos en todo eso, entendiendo por “ciudadano” aquel que es su propio señor ,que sabe que su autonomía la tiene que conquistar con otros que son igualmente ciudadanos.

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