"Como no sé de dónde vengo, tampoco sé a dónde voy". Blaise Pascal
Enviado por Javier Carrizo • 6 de Junio de 2020 • Apuntes • 489 Palabras (2 Páginas) • 1.064 Visitas
TODA LA DESDICHA DE LOS HOMBRES SE DEBE A UNA SOLA COSA, NO SABER PERMANECER EN REPOSO EN UNA HABITACION
Toda la desdicha del ser humano, se debe a una sola cosa, la que no saber permanecer en reposo en una habitación solo y luchando con sus propios pensamientos, el placer de la soledad es algo que no se comprende.
Pascal señala que "el hombre está visiblemente hecho para pensar; ello constituye toda su dignidad y todo su mérito. El orden del pensamiento está en comenzar por sí mismo". Así que lo más digno y aquello en lo cual yace nuestra valía y significado es en el pensamiento, en la meditación, en la autorreflexión.
En la soledad nace inconscientemente, el pensamiento de conocernos a nosotros mismos, el cual nos revela de alguna manera al abismo de pensamientos y preguntas de difícil respuesta. ¿Para qué venimos, quiénes somos y cuál es nuestro destino?
Deberíamos sentirnos con placer en la soledad de nuestras casas, con nuestros pensamientos y preguntas, buscando unas respuestas deberíamos aprovechar a conocernos más en nuestro pensar interior o como decía Pascal, compramos la diversión y el entretenimiento para huir, de un placer que nos da miedo.
Es llamativo que, si la felicidad depende de saber estar solos y quietos en una habitación, las personas hacemos lo que sea para evitar esto. Nos da pánico quedarnos quietos sin hacer nada. Y es que hacer nada es sumamente difícil, la mente no descansa y cuando no estamos acostumbrados a observarla, no suele gustarnos lo que vemos y observamos de nosotros mismos. Por ello hoy en día, con la tecnología, disponemos de un inagotable conjunto de entretenimientos a nuestra permanente disposición, la cual nos da una falsa felicidad, ocultando las preguntas de repuestas que no sabemos contestar.
"Como no sé de dónde vengo, tampoco sé a dónde voy". Blaise Pascal
El coronavirus nos ha llevado, a recluirnos en nuestras casas, a recluirnos en nosotros mismos, llevando necesariamente a quienes no viven solos o solas a compartir más tiempo con sus respectivas familias. Si no sabemos estar con nosotros mismos, tampoco sabemos estar con nuestra familia durante mucho tiempo —excepto que dispongamos de un inagotable conjunto de entretenimientos a nuestra disposición. Nuestros “seres queridos” pueden ser todo lo queridos que se quiera, pero la convivencia forzada, continua y prolongada revelará de qué está hecha la relación con ellos.
Precisamos aplaudir en nuestros balcones, para salir de esa soledad impuesta y sentirnos acompañados, quizás el agradecimiento a los que nos ayudan, sirva también para ayudarnos a nosotros.
Nos obliga el coronavirus a permanecer aislados en nuestras casas, pero temerosos de hacernos esas preguntas, que nos obligan a conocernos y soñando cuándo podremos abrazar a nuestras amigas y amigos, cuando podremos besar a nuestras abuelas y abuelos.
“No habiendo podido curar la muerte, la miseria, la ignorancia, los hombres se han concertado, para ser felices, en no pensar en ello” Blaise Pascal
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