EL PRINCIPITO Absolutamente todos pasamos por una serie de cambios de niños a adultos

EL PRINCIPITO

Absolutamente todos pasamos por una serie de cambios de niños a adultos, maduramos, aprendemos de experiencias pasadas, cambios físicos y psicológicos. Pero llegamos a un punto donde dejamos atrás sueños y metas, algunas veces buscamos lo material cuando lo importante es ser felices, sin darnos cuenta de que perdemos el tiempo buscando la felicidad.

Cuando escuchamos a un infante relatar sus vivencias, lo analizamos detenidamente y viajamos a una galaxia llena de recuerdos; entre luz y oscuridad, entre el todo y la nada, estático, habita el momento de libertad; bailamos entre estrellas de felicidad, nadamos en las nubes de la inocencia, jugamos con la bondad y clavamos un brinco en la imaginación… Entonces llega la pregunta detonadora, ¿por qué transformamos nuestra libertad a limitaciones por prejuicios? Hemos creado un mundo donde todos somos etiquetados por alguna cosa dicha o hecha, ya sea mala o buena, y por ende, tenemos miedo de cambiar algo, de expresar nuestra manera de pensar, de irritar o estresar. No somos templos intocables. Somos como arcilla que se moldea, y habrá que meter las manos al lodo y mancharnos, poner agua y equivocarnos mil veces para encontrarnos; para figurar lo que somos. Destilar la conciencia. Es imprescindible entender el arte de la vida, imaginar y crear.

Este cuento nos habla de un aviador que está perdido en el desierto de Sahara, se encuentra con un niño que al dibujarle un esquema que hizo en su infancia, éste lo entiende y rápidamente se enlazan amistosamente. Recalcando que este niño era el principito y venía de otro planeta. El principito le pide de favor que le dibuje un corderito para llevárselo a su pequeño planeta, después el hombre le pregunta de dónde viene y qué hace en el desierto solo; y el principito le cuenta que venía de un pequeño planeta, que en la Tierra sería considerado un asteroide.

El principito le dice al aviador que en su planeta existía una flor muy hermosa pero a la vez vanidosa y orgullosa. El sentimiento de amor del principito hacia esa flor se vuelve dudosa, entonces lo desespera y decide irse de su planeta, se despide de la flor, diciéndole que lo ama y le pide perdón por no dejarse entender; y de hecho, lo apura para no verla llorar.

Inicia el viaje por diversos asteroides, y en uno se encuentra a un rey, que demuestra su egocentrismo sobre todo lo que tiene, no poseía súbditos, entonces le pide al principito que se quede con él, pero éste decide seguir su camino viajando

En otro lugar no muy lejano, se encuentra con el vanidoso, que solo buscaba sobresalir y ser alagado por otros, pero el principito lo cuestionó.

Y así sucedió con el bebedor, el hombre de negocios, el geógrafo y el farolero.

Después de caminar mucho tiempo por diversos planetas, descubre un rosal y muchas otras flores hermosas, esto lo pone triste, ya que pensaba que su flor era única cuando había cientos de ellas, pero eso no importó porque él en ese momento quiso regresar a su planeta.

En ese mismo lugar, conoce al zorro, un individuo sabio, que le enseña el valor de la amistad, y le pide al principito que lo domestique para tener una razón de la cual ser feliz. Él lo hace reflexionar con la frase “sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.” y se da cuenta de que en realidad tiene mucha suerte porque su rosa es única, ya que físicamente es igual a todas las rosas, pero internamente es diferente y especial, pues el principito creó sentimientos hacia ella, al igual que al Zorro; “pero si tú me domesticas, nos necesitaremos el uno al otro. Tú serás para mí único en el mundo y yo seré único en el mundo para ti.” Entonces el aviador lo ayuda a regresar a su planeta, con la intención de estar una vez más cerca de su flor.

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