El camino de la política: ¿la ciencia o la filosofía?
Enviado por gomezmanuela • 6 de Abril de 2019 • Informe • 10.999 Palabras (44 Páginas) • 123 Visitas
El camino de la política: ¿la ciencia o la filosofía?
Jaime Alberto Ángel Álvarez
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Universidad Externado de Colombia
Facultad de Finanzas, gobierno y relaciones internacionales
Doctorado en Estudios Políticos
2019
Contenido
Pág.
Presentación 3
1. EL ORIGEN DE LA DISCIPLINA: ENTRE LO TEÓRICO Y LO PRÁCTICO 4
2. LA IMPUREZA DE LOS ESTUDIOS POLÍTICOS 7
3. METODOLOGÍAS PARA EL ESTUDIO DEL ESTADO 14
3.1. EL GRAN DILEMA: ¿LO CUANTITATIVO O LO CUALITATIVO?
UNA MIRADA DESDE LAS CIENCIAS SOCIALES 14
3.2. EL DEBATE METODOLÓGICO DESDE LA PERSPECTIVA FILOSÓFICA:
UNA EXPLICACIÓN NORMATIVA 18
CONCLUSIONES 32
Bibliografía 35
Presentación[1]*
Al preguntarnos por los estudios políticos entendidos como el estudio de las relaciones de poder que se dan en un Estado, acudimos a la reflexión sobre la relación que estos estudios tienen con respecto a las ciencias y con la filosofía. De igual manera, nos vemos obligados a retomar la pregunta que Aron[2] se hace en relación con los aportes que hacen la teoría política y la filosofía política en el progreso y evolución de la disciplina.
Para entender la política, es importante considerarla primero como un hecho social, como producto de la organización y de la dinámica histórica del hombre en el mundo, tal como queda sentado en los argumentos que se expondrán. En seguida y partiendo de estos hechos, veremos algunos planteamientos de orden epistemológico y metodológico, para lo cual tomamos como referencia algunos de los más importantes científicos y filósofos de la política, pues en la historia del pensamiento político podemos identificar varios significados esenciales y perspectivas de análisis de los estudios políticos.
- EL ORIGEN DE LA DISCIPLINA: ENTRE LO TEÓRICO Y LO PRÁCTICO
Hacia los años veinte, después de la primera guerra mundial, los politólogos de Estados Unidos se centraron en el estudio de las constituciones y las leyes. A raíz de esto, surge el hiperfactualismo, que subraya la trascendencia de los hechos sobre las normas. Bajo la necesidad de impregnarse de realidad, se desprecian las teorías en pos de esa llamada realidad. Los estudios se centran en los fenómenos, por ejemplo, de corrupción o clientelismo, pero sin producir teorías generalizadas acerca de estas y otras problemáticas. El hiperfactualismo encuentra sus mayores críticas en los años cincuenta, en cabeza de politólogos como Easton[3] y Dhal[4], para quienes el papel de la ciencia política es la de interpretar los hechos a partir de los hechos. Claramente se ve la influencia de las teorías de la psicología, de manera especial por las corrientes conductistas o el enfoque comportamental. Estos autores hacen énfasis en las teorías empíricas sobre ciencia política: generar proposiciones de carácter universal contrastadas con los hechos. Así se da inicio a la corriente cientifista, que equilibra la importancia de la teoría, entendida como un conjunto de proposiciones generales integradas con la observación empírica.
Tras el triunfo de la segunda guerra mundialee, Estados Unidos queda como la nación más poderosa del mundo. En virtud de su papel protagónico frente al mundo, los politólogos estadounidenses comienzan a apoyar los estudios comparativos de los sistemas políticos. Así se producen bastos estudios siempre amparados en los recursos del Estado líder de ese momento. Posteriormente se forma toda una tradición intelectual en ciencia política, con revistas especializadas, facultades, congresos, etc.
Frente a los Estados Unidos, en Europa habían surgido intereses por determinar las características de lo político, mucho más desde una perspectiva teórica y filosófica. Sin embargo, este esfuerzo se hace preferiblemente de manera individual, por lo que habrá que esperar para que se consoliden algunas de las más importantes escuelas de ciencia política. Así, habían surgido antes algunos intelectuales como Max Weber[5], orientados a comprender el fenómeno político desde una perspectiva de la fenomenología del poder, proponiendo la idea de que en toda sociedad existe un grupo minoritario que tiende a perpetuarse en el poder. Con base en un análisis cuidadoso de la historia, elaboran toda una teoría sobre la perpetuidad del poder. Michells[6], estudiando los partidos políticos y los sindicatos, concluye que surgen personas carismáticas que terminan controlando estas instituciones en forma personal y autoritaria, lo que Michells llamó “la ley de hierro de la oligarquía”, según la cual las personas que lideran la política tienden a perpetuarse y usar las instituciones de manera personal y para su propio beneficio. Él centra la atención en las organizaciones partidistas y sindicalistas de tendencia socialista. Con sus estudios concluye que el fenómeno oligárquico no es exclusivo de los países capitalistas y se da también en el socialismo. Estas tesis relativizan terriblemente toda postura ética democrática. Todos estos estudios y escuelas, en perspectiva realista de la teoría política y de las relaciones internacionales, trabajan indudablemente el tema del poder como eje central de la discusión, pues según ellos es imposible desligarse de este análisis para entender la importancia de los estudios políticos. En este contexto es importante poner algunas teorías relevantes, que continúan estando en pleno debate como las de Foucault:
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