El dolor y la tristeza del alma segun santo tomas de aquino

EL DOLOR Y LA TRISTEZA DEL ALMA SEGÚN SANTO TOMÁS DE AQUINO

Introducción.

Este ensayo pretende definir el dolor y la tristeza según Santo Tomás de Aquino en su obra más conocida “La Suma Teológica”, haciendo comentarios y aportaciones propios al respecto. Para tal propósito deberemos definir el sufrimiento y la tristeza como parte de las pasiones del alma y al hombre como un ser físico y espiritual, es decir, realizar un contraste ente el dolor físico y el sufrimiento del alma o tristeza. Se tratará de profundizar en el entendimiento de la tristeza y cómo puede ser percibida como algo meramente negativo, algo de lo cual, en nuestra sociedad moderna, tratamos de evitar de cualquier manera; y por el contrario cómo Santo Tomás de Aquino lo presenta como una oportunidad de purificación, santificación y crecimiento.

Dolor físico y tristeza del alma.

Es muy común escuchar en nuestro vocabulario diario que el término dolor se emplee para fines de malestar físico, mientras que el término tristeza se deja para aquello que causa un cambio de ánimo, algo que nos provoca un sentimiento que colocamos contrario al gozo, sin embargo, ambos no deberían estar aislados entre sí puesto que Santo Tomás asevera que el cuerpo no puede dolerse si no se duele el alma, ya que son complementarios, “alma y cuerpo son sustancias incompletas, pero juntas forman una sustancia, el ser humano […] El cuerpo sin alma no es un cuerpo hablando estrictamente” (Copleston, 1960, p.199). Por tanto, podemos decir que tanto el dolor como la tristeza son pasiones del alma, su diferencia recae en que el dolor hace presencia en el tiempo presente, pues se manifiesta de manera corpórea, mientras que la tristeza se percibe tanto por acontecimientos en el presente como en el pasado y futuro.

Podríamos decir que, la anterior concepción de los términos del dolor y tristeza es teóricamente atinada, sin embargo, me atrevo a considerar la siguiente definición de Miguel de Unamuno además de certera, práctica, y dota de sentido el padecer el dolor y la tristeza, él los define como algo por demás similares, contrarios a un bien natural y que provocan sufrimiento pero aporta conciencia al ser humano:

El dolor es el camino de la conciencia, y es por él cómo los seres vivos llegan a tener conciencia de sí. Porque tener conciencia de sí mismo, tener personalidad, es saberse y sentirse distinto a los demás seres, y a sentir esta distinción sólo se llega por el choque, por el dolor más o menos grande, por la sensación del propio límite (De Unamuno, 1999, p. 140).

        Concluyamos este apartado dejando claro que tanto el dolor como la tristeza recaen en el paradigma del alma, sin embargo sus causas y la manera en las que percibimos y reaccionamos ante cada una es distinta.

¿Es el dolor un obstáculo para el hombre?

        Ciertamente a primera instancia podemos decir que la tristeza o dolor privan al hombre del goce, y es correcto asumirlo, sin embargo ¿En realidad la tristeza priva al ser humano de todo lo exterior y obstaculiza su desarrollo? Al respecto Santo Tomás nos dice: “La tristeza es entre todas las pasiones la que más daña al cuerpo” (S. Th. I-II q.37 a.4 co.). Tomando lo anterior como referencia, concuerdo en que la tristeza aparta al hombre del mundo exterior y lo aísla de toda experiencia, de toda aprehensión, claramente dependiendo del nivel de dolor que se padece, no obstante, no podemos generalizar la manera en la que cada hombre padece, mas no se puede negar que así sea mínimo el padecimiento, ocurre una modificación en la experiencia del hombre con su entorno, haciendo más difícil todo proceso por el que éste atraviesa.

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