El error un medio para enseñar
Enviado por apolito • 12 de Octubre de 2019 • Apuntes • 1.073 Palabras (5 Páginas) • 661 Visitas
Esta lectura dedica especial atención a las ideas y concepciones de los alumnos, que con frecuencia durante las clases diarias encontramos muchos errores en los alumnos pero siempre los ubicamos desde la perspectiva de nuestro pensamiento adulto.
La lectura trata de darle un significado diferente al error, situándolo como algo interesante, que puede ser creativo y plural. Jean Pierre Astolfi escribe este libro bajo la influencia de Piaget y Bachelard, con un lenguaje práctico, el autor nos presenta una concepción de la profesión docente basada en el tratamiento didáctico y constructivo del 'error'.
El autor nos explica que hay un rechazo didáctico al error ya que existe una representación muy extendida entre los enseñantes y padres de familia del acto de aprender como un mecanismo regular y progresivo que se pone en marcha al aprender, algo parecido a una cinta transportadora de conocimientos utilizando la memoria, donde no existe vuelta atrás y en buenas condiciones no tendría que existir errores.
Esta progresión pedagógica describe la sucesión de actividades en clase, como si la progresión curricular (a cargo del maestro) y la progresión intelectual (a cargo de los alumnos) tuvieran que ir a la par. Samuel Joshua critica lo que denomina “mito naturalista”, método según el cual se puede establecer un paralelismo termino a término entre el proceso del descubrimiento científico (en el investigador) y el método inductivo de adquisición de conocimientos (por el alumno).
El método científico y el método pedagógico serian calcos uno del otro. Pero tal homología no se cumple, ni en las ciencias ni en otros campos. Para esta perspectiva los aprendizajes son descubrimientos tranquilos, cómodos, sin aventuras, sin sobresaltos ni pasiones: por ello se valora en los alumnos cualidades similares, prefiriéndose a los que trabajan silenciosa y regularmente frente a los que se arriesgan por caminos alternativos.
De acuerdo a esta representación los errores solo pueden ser fallos de un sistema que no ha funcionado correctamente, fallos que hay que castigar. Y esto se traduce de muchas maneras convergentes, la primera es el síndrome del rotulador rojo, la segunda percepción es que los alumnos hacen que los profesores duden de sí mismos y que piensen en lo ineficaz de la enseñanza impartida, y una tercera percepción es el vértigo que se siente ante la idea de sumergirse en la mente de los alumnos.
Se puede comprender que, frente a una situación tan poco reconfortante, los enseñantes eviten en lo posible cruzarse con el error en su camino. Cuando a pesar de todo se lo encuentran, pueden reaccionar siguiendo dos actitudes simétricas: Bien con el castigo, que puede llegar a comprenderse como un reflejo de reafirmación, frente al abismo que se ha descrito.
Bien por medio del esfuerzo de replanteamiento de la programación, enmascarando quizá alguna culpabilidad latente.
En el primero de los casos el estatus del error es el de “falta, pecado”, con todas las connotaciones moralizantes asociadas al término. En el segundo, es el de un fallo de programa. La primera actitud carga el error en la cuenta del alumno y en la de sus esfuerzos de adaptación a la situación didáctica. La segunda se lo carga al que concibió la programación y a su falta de capacidad para adaptarse al nivel real de los alumnos.
De acuerdo a lo expuesto por Jean Pierre Astolfi, la carga negativa del error se evidencia tanto en el “error como fallo”, propio del modelo de educación transmisivo, como en el objetivo de “evitar el error” del modelo comportamentalista, en el cual está el camino tan cuidadosamente trazado que no hay lugar para realizar tareas que conduzcan a él.
Contrariamente a esta visión están los constructivistas que, desde una visión positiva, se ocupan de generar la aparición del error, como fuente de posterior aprendizaje, frente a la solución de situaciones no esperadas producidas por ellos. Así, me descubro más de una vez, buscando ejemplos que conducen a los chicos al error, para focalizar confusiones que se encuentran impresas en lo aprendido en otros tiempos.
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