El papel de las mujeres en las relaciones amorosas

El papel de las mujeres en las relaciones amorosas:

Una mercancía sin precio

“No se puede amar profundamente sin volverse vulnerable y dejar o perder algo”

Judith Viorst

El inevitable proceso de crecimiento de todo ser humano implica relacionarse, convivir con sus semejantes, intercambiar ideas y debatir opiniones, sin embargo, esta premisa se destruye cuando toda mujer llega a la etapa adolescente. Esa etapa donde se comienzan a escuchar rumores sobre cómo funciona el amor y qué se debe o no hacer para atraerlo y, sobre todo, mantenerlo vivo.

La primera regla que muchas mujeres escuchan es “los que se pelean se quieren” y cuánto daño hacen a las relaciones de pareja con esta aseveración de tan grande magnitud. Hacer una afirmación sobre si alguien que te ama va a violentarte es algo que puesto en otras palabras más hostiles no suena tan atractivo; las mujeres crecemos con esa oración taladrando y conforme maduramos y nos pagamos la terapia comprendemos que es falso, que nadie que te quiera va a violentarte, que no debería ser así, aunque así te lo hayan confirmado.

En la Real Academia Española de la lengua se encuentra como definición del machismo que es la actitud de prepotencia de los hombres respecto de las mujeres. Es decir, una colección de prácticas, comportamientos y dichos que resultan ofensivos contra el género femenino. Ante esta definición tan amplia de lo que es el machismo rescato dos ideas clave, la primera es que es una ACTITUD, por lo tanto, se puede aprender y mejor aún, desaprender; todo hombre es capaz de darse cuenta de que sus comportamientos y prácticas coleccionadas o heredadas pueden eliminarse de su vocabulario y de su actuar, siempre y cuando entiendan cuánto les conviene.

El segundo punto para resaltar de dicha definición es que podría usarse como sinónimo de prepotente que quiere decir el que impone su poder sobre otro sujeto para sacar un provecho o bien, ostentarlo. A partir de esta definición voy a dividir el análisis en dos segmentos, lo que corresponde a los hombres y lo que corresponde a las mujeres.

Sobre las mujeres

Si una mujer es maltratada por un machista, entonces quiere decir que dicho maltrato es el resultado de la expresión de una actitud aprendida por el hombre cuya colección de prácticas fueron orientadas a sentirse con más poder que las mujeres y a presumir de esa actitud. Dicho esto, entendamos que alguien que ignora que sus actitudes son negativas o que ofenden no dejará de expresarse de este modo y que algo que se ostenta es una posesión, objeto o bien material que pertenece a un individuo; la diferencia entre nosotras y las posesiones es que tenemos un cerebro y al poseerlo somos dueñas de nuestras ideas y formas de expresarlas.

Entendamos entonces que es responsabilidad de las mujeres al relacionarse con hombres machistas dos cosas, la primera, decir lo que no te gusta, parece algo sencillo, pero es muy poderoso, ¿has probado decirle a tu pareja: no me gusta cuando me besas así? ¿has rechazado una comida que no te apetece, aunque lastimes los sentimientos de quien lo sirve? ¿cuántas opciones que no quieres eliges todos los días con tal de no ser ESA que lo pierda a él?

Otra gran labor que debemos hacer como mujeres para desaprender el machismo es no comportarse como posesión, reitero, un objeto que se posee, una pertenencia no piensa, no opina, no dice lo que siente y ni siquiera obedece porque no tiene voluntad. Una mujer que tiene actitudes de posesión es alguien que siente control al poseer toda clase de artículos innecesarios, considera que poseer es lo que le da valor y estética, es fan del consumismo y se muestra a sí misma como un producto a consumir, modifica su imagen según el “comprador” y sus actitudes según la tienda. Una mujer que se considera posesión se siente vacía cuando nadie la elige para portarla, se queda ahí, en la vitrina del aparador esperando a ser comprada.

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