El temperamento como peso dentro de una balanza que esgrime en la elección de una corriente y metodología filosófica
Enviado por Daniec Lozada' • 8 de Noviembre de 2017 • Ensayo • 1.707 Palabras (7 Páginas) • 145 Visitas
El temperamento como peso dentro de una balanza que esgrime en la elección de una corriente y metodología filosófica
A lo largo de los siglos el hombre ha buscado dar respuesta a diferentes preguntas entorno a la filosofía, su utilidad, su aplicación y la manera en que esta afecta al mundo o a los sujetos en él. Las dos principales teorías que se sostienen y se contraponen mutuamente son el empirismo y el racionalismo. La primera parte de los hechos, de la materia como objeto de estudio y de los sentidos como herramienta para dicha misión. Mientras que, el racionalismo parte de la razón para conocer y entender el mundo. Ambas corrientes teóricas presentan metodologías, posturas y premisas sostenidas en estructuras detalladas y lógicas. Sin embargo, el distanciamiento entre sus postulados es tan amplio que es una gran empresa colocarlos en dialogo o desvirtuarlos. De hecho, no se puede afirmar que haya un consenso absoluto sobre la primacía de una sobre la otra. No obstante, ¿es posible determinar que una sea más valida que la otra? o ¿qué podría explicar la elección de un sujeto de una sobre la otra?.
En razón a la última pregunta, el filósofo William James, en el capítulo “El dilema actual de la filosofía”, intenta sustentar que la elección de una de ellas es una cuestión netamente del carácter del sujeto que lo inclina a preferir una sobre la otra. La tesis de James puede ser controversial en la medida que elimina por completo el carácter objetivo de hacer filosofía, la elección de una teoría se convierte en un juicio meramente estético de los sujetos. Por tanto, este texto argumenta que la tesis de James es válida en la medida que contiene elementos argumentativos que la sostienen, y da respuesta a la pregunta por la preferencia de una teoría sobre otra. No obstante, es necesario tener en cuenta otros elementos que permiten un panorama más amplio en cuanto a la objetividad/subjetividad, utilidad, función y capacidad de dar respuesta de la filosofía. De modo que, se ahondará en la tesis de James para, posteriormente, analizar la metodología y postulados de filósofos racionalistas como Rene Descartes y empiristas como Alfred Ayer. Finalmente, mediante la proposición dada por Bertrand Russell se intentará generar una reflexión entorno a la función de la filosofía y su utilidad.
Para William James las personas desean un universo que se acomode a su temperamento, por ello, buscan y emplean argumentos que sustenten su visión del mundo, y hacen que la evidencia pese para ellos en un sentido más que en otro, favoreciendo la elección de su temperamento puesto que ninguna otra les satisface (Pragmatismo, 2000. Pp 57-58). De modo que, la elección de una no es una cuestión netamente de la estructura y argumentación que sostienen a cada teoría, sino del carácter que compone a los sujetos. Para demostrar esto, James en su texto realiza una exposición sobre los elementos que caracterizan los temperamentos de los sujetos adeptos a cada teoría, para, así, exhibir la existencia de un patrón de pensamiento particular en cada corriente teorica. Es decir, James muestra que verdaderamente se pueden encontrar elementos en cada teoría que concuerdan con las preferencias de los sujetos en sus formas de ser, pensar y ver el mundo.
Para ilustrar lo anterior, la postura racionalista del filósofo Rene Descartes puede ser útil. En primer lugar, en las primeras líneas del prólogo “los principios de la filosofía” es posible observar como el autor reconoce la existencia de preferencias en las personas por ciertas formas de ver y comprender el mundo, al expresar que sabe que habrán algunas personas que se desalentaran con sus afirmaciones ya que no se sienten satisfechos con la filosofía que les han enseñado (Descartes,1995. Pp7). En segundo lugar, el filósofo parte de varios presupuestos como el Cogito, la existencia de Dios y la existencia de principios fundamentales a partir de los cuales se puede hallar todo conocimiento. De hecho, en palabras del filósofo “el conocimiento de todas las cosas ha de depender de estos principios” (Descartes,1995, pp8). Para Descartes, la filosofía es el estudio de la sabiduría, la búsqueda de conocimiento en todos los ámbitos. Esta búsqueda es realizada mediante la deducción que parte de primeras causas, las cuales deben ser claras, evidentes, carentes de cualquier duda y de las cuales todo conocimiento depende. Pues, lo que justifica la existencia y uso de los principios es la metodología empleada, la cual consiste en dudar de todo y confiar en la capacidad de deducción que tienen los sujetos de pensar y existir. Sin embargo, a pesar de la aparente justificación y solides argumentativa del filósofo, estos presupuestos en ultimas carecen de algo que los sustenten completamente, pues son dados y propios de Descartes. En otras palabras, no hay razones que justifiquen los presupuestos de los que parte el filósofo más allá de la elección propia del sujeto por ellos y no por otros.
Ahora bien, al analizar la propuesta del empirista Alfred Ayer encontramos de igual forma la asunción de presupuestos, como el principio de verificación y el lenguaje como marco de evaluación de dicho principio. Los cuales, si bien tienen un fundamento basado en la compresión de la filosofía desde una actitud crítica y publica, no dejan de ser la elección, consiente y preferencial del sujeto de que sean estos los que determinen que es verdadero o falso, que carece o posee validez, o significado en el mundo. Así pues, Ayer le otorga un sentido crítico a la filosofía, la cual debe alejarse de la metafísica, y en consecuencia, no basarse en especulaciones para producir conocimiento de lo que es real en el mundo. Por el contrario, es partir de un criterio o normatividad, dentro del marco de sentido del lenguaje, en el que se pueda evaluar la verdad o falsedad de algo y su existencia en el mundo material y real. Dicho de otro modo, para Ayer solo mediante el criterio de verificabilidad, que consiste en comprobar el sentido de las oraciones para evidenciar si estas tienen o no significado factual en el mundo real, se puede medir la relevancia o autenticidad de las cosas.
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