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En la búsqueda del conocimiento ¿podemos saber cuando fiarnos de nuestras emociones?


Enviado por   •  13 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  1.903 Palabras (8 Páginas)  •  567 Visitas

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En la búsqueda del conocimiento ¿podemos saber cuando fiarnos de nuestras emociones? Considere la historia y otra área del conocimiento

Las emociones están presentes de forma constante en todo ser humano y se presentan prácticamente de manera automática, sin necesidad de hacer respecto de ellas procesos de pensamientos simples ni elaborados, no obstante, cuando somos consientes de sus causas se está en la posibilidad de controlarlas.  Estudios científicos identifican varias clases de emociones  dentro de las cuales se pueden mencionar algunas que son básicas como la ira, el asco, el miedo, la sorpresa, la tristeza o la felicidad que se identifican de manera fácil, otras que atienden más al estado de ánimo como  el entusiasmo, el malestar, la excitación, la tranquilidad y las llamadas emociones sociales como la simpatía, la turbación, la vergüenza, la culpabilidad, la admiración, la indignación, los celos o la envidia.

Las emociones, como se mencionó, surgen de forma espontánea ante diferentes circunstancias así como también pueden obedecer a un patrón de reacción frente a situaciones similares ya vividas, a comportamientos aprendidos o a prejuicios y valores establecidos desde el punto de vista personal, familiar o social.

Dada esta influencia de las emociones es indiscutible que se presentan de manera constante, también durante la búsqueda del conocimiento, y se hacen indispensables en el momento en que acudimos a elementos de conocimiento ya adquirido para lograr alcanzar uno nuevo,  siendo posible y frecuente  que entremos en comparaciones emocionales del pasado con el presente y lo que esperamos en un futuro encontrar o definir.  Así, cuando una situación ha tenido consecuencias negativas en el pasado seguramente el primer pensamiento y la reacción será  de abstenerse o retirarse de la nueva situación similar y por el contrario ante consecuencias pasadas positivas  será agradable y seguro continuar adelante.

En la búsqueda del conocimiento se está pretendiendo siempre la realidad, la verdad y queremos dejar de lado lo falso, engañoso o fantasioso. Ahora, que tanto podemos fiarnos de las emociones en nuestra labor consiente y racional de buscar conocimiento? Cuando debemos dejar que sean nuestras emociones las que guíen el logro de los objetivos de las investigaciones que nos proponemos o los resultados o decisiones que deben tomarse en una actividad profesional relacionada con las ciencias humanas?

En el campo del llamado aparato judicial, donde las ciencias humanas tienen representación en investigadores, abogados, jueces, fiscales y acusados,  podemos ver como la búsqueda del conocimiento constantemente está influenciada por las emociones.

Si bien histórica y tradicionalmente la justicia está representada por  la imagen de la diosa Temis que lleva los ojos vendados, una balanza en una mano y en la otra una espada para significar el equilibrio con el que deben aplicarse  las normas, atendiendo las leyes y no a las personas y el poder para hacer cumplir las decisiones, es indudable que quienes imparten justicia son seres humanos que deben evaluar sus emociones y poder saber cuando atenerse  a estas o desconfiar de ellas en la búsqueda de la verdad en cada caso particular.

La historia está llena de ejemplos de fiscales y abogados defensores  que  hacen grandes intervenciones de oratoria en los juicios y podría pensarse que,  más allá de sus conocimientos jurídicos, es en muchos casos la emoción producida, por el manejo de sus palabras y la actitud con que se  dirigen a jueces y jurados, las que definen la suerte  de derechos, la libertad o incluso la vida de las personas  sometidas a juicio, simplemente porque un juez tiene las mismas emociones de cualquier persona; se alegra, se cansa,  se aburre, se impresiona y es influenciable.

Sin embargo, el Juez está formado en una disciplina jurídica que lo obliga a ser objetivo en la apreciación de otros elementos en la búsqueda de la verdad en el caso específico y es entonces cuando debe saber si las emociones lo guían de manera acertada, de allí que es su obligación verificar hechos y analizar pruebas que lo lleven a confirmar sus emociones.  Es posible que la intervención emotiva y enérgica de un fiscal con la exposición de pruebas sobre la culpabilidad de alguien lleven al Juez a creer en la posible culpabilidad del acusado y que, de otra parte, la intervención del defensor sea breve pero acompañada de una prueba irrefutable de inocencia, en este caso la emoción que produjo la intervención del fiscal en el juez no puede ser tomada como confiable para encontrar el conocimiento sobre la culpabilidad del acusado porque hay una prueba que demuestra su inocencia.

En el caso del asesinato del candidato presidencial colombiano Luis Carlos Galán Sarmiento, en el año de 1989 en Soacha, población cercana a la ciudad de  Bogotá,  departamento de Cundinamarca,  el afán de protagonismo, vanidad, excitación y logro de reconocimiento público por lograr resultados deseados por la comunidad, llevaron a los investigadores de la Sijin y el DAS a hacer montajes para la captura de supuestos culpables, entre ellos  Alberto Júbiz Hazbum a quien se le  acusó de tener nexos con un mercenario Israelí solo por su apariencia árabe.

La presión social y la emoción de creer haber encontrado a los culpables del homicidio hizo que en rueda de prensa las personas que fueron capturadas fueran mostradas de inmediato ante los medios de comunicación como los culpables del asesinato. En un acto inusual, el Presidente de Colombia en ese entonces anunció al país : “Colombianos, les prometí que el crimen de Galán no quedaría impune, aquí tienen a los asesinos”. Todavía ni siquiera se había iniciado el juicio.  Además, los investigadores hicieron montaje de pruebas y presentaron testigos falsos  influenciando a través de ellos las decisiones del Juez que mantuvieron en la cárcel a Alberto Júbiz Hazbum y a los demás acusados.

Solo años después los superiores del Juez dijeron que se trataba de una injusticia: “Equivocado y peligroso será pretender ignorar las irregularidades extraprocesales sucedidas alrededor de la captura de los sindicados, específicamente su presentación pública nacional a través de todos los medios de comunicación del país, antes que estos fueran dejados a órdenes de la autoridad judicial” .  Fue gracias a la confianza y seguridad del hermano de Hazbum, un abogado barranquillero, quien no se desanimo y confió en seguir adelante con la defensa, que los Jueces aceptaron que Júbiz Hazbum era solo un profesor universitario de ascendencia árabe, que no podía ser acusado ni prejuzgado por eso y que no tuvo ningún tipo de intervención en el asesinato de Galán.

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