Ensayo sobre educación filosófica
Enviado por julietaforcades • 18 de Noviembre de 2015 • Documentos de Investigación • 3.379 Palabras (14 Páginas) • 179 Visitas
Qué significa educar hoy
De la inclusión educativa de una diferencia filosófica posible
Siempre es conveniente, como a priori metodológico, pero sobre todo, como un modo de vivir, volver a revisitarnos en nuestros principios, recuperar el viejo espíritu cartesiano de las primeras páginas de sus meditaciones, retornar permanentemente a aquellas preguntas primeras, a aquellas incertidumbres que desde un principio nos convocaron. Volver a pensar la educación hoy, resulta, entonces, una posibilidad para poder reflexionar nuevamente sobre aquellos fundamentos que creíamos, sostenían todo un andamiaje pedagógico que en nuestro presente se evidencia en una profunda crisis. Qué significa educar en este mundo contemporáneo tan inaprensible como abierto y, al mismo tiempo, cruel, resulta un desafío inevitable y un profundo compromiso con nuestra realidad. Por ello, aquí intentaremos al menos esbozar algunas de nuestras hipótesis que, de algún modo, puedan servirnos como guía de desarrollos e investigaciones posteriores.
En un principio, creemos necesario precisar un punto de partida, un recorte disciplinar y un problema. No es factible abordarlo todo. Pero si es posible, creemos, apuntar a ciertos fundamentos problemáticos desde los cuales desandar intrincados caminos laberínticos sin final feliz.
Nuestro punto de partida, no demostrado, versa en torno a la actualidad de una crisis educativa. Pretendemos, en estas breves páginas, tomar esta afirmación como un presupuesto del trabajo y no como un elemento a demostrar. Sin embargo, estamos convencidos que podemos compartir cierta complicidad con el lector en este punto. Pues compartimos, seguramente, el mismo universo problemático profesional y ciudadano. Cómo definir la crisis, será tarea de estas páginas. Por el momento, es interesante recordar que, en cualquier definición que adoptemos, toda crisis es siempre posible de ser leída en términos de tragedia y oportunidad. Por otro lado, es necesario explicitar el recorte disciplinar desde el cual hemos decidido pensar y el problema que intentaremos abordar. Y en tal sentido, también la selección será arbitraria aunque no por ello menos pertinente. La mirada será la filosófica; el problema, la inclusión educativa de una diferencia filosófica posible.
Cómo pensar el problema de lo universal y lo particular suele ser un cuestionamiento de la filosofía tan añejo como el problema del cambio y la permanencia. Sin embargo, uno podría volver a citarlos como síntesis, al menos metafórica, del problema de la diferencia en nuestro mundo contemporáneo. Dicho en otras palabras, cómo poder filosofar acerca de qué diferencia hablamos y en el marco de qué universalidad. Nuestros desafíos educativos actuales puedan quizás reunirse en torno a esta cuestión: cómo incluir lo diferente en el marco de, todavía, una universalidad posible y deseable. Los proyectos educativos de la modernidad se han sostenido en matrices con una fuerte intención universalizadora. Nuestro desafío, entonces, consiste en poder pensar un modo de incorporar aquello que quedaba en los márgenes, en lo no contemplado, para poder incluir esa diferencia que, en el proyecto moderno, no estaba contemplada.
Ahora bien, en todos los casos, el concepto de diferencia nos remite a un algo a partir de lo cual es pensada esa diferencia. Es decir, la diferencia es siempre diferencia de y, por lo tanto, presupone una matriz común a partir de lo cual diferenciarse. Por supuesto, a su vez, cada diferencia se diferencia de las otras; mas el denominado paradigma de la diferencia contemporáneo, si bien en numerosas ocasiones se asienta en la crisis del fundamento posnietzscheano, continúa insistiendo, aunque muchas veces en silencio, en la posibilidad de una universalidad y un postulado común a partir de la cual pensarse. Y, en el ámbito educativo, la vivencia de esos deseos en apariencia contradictorios es más que evidente. Tratamos de incorporar los distintos modos de aprender de las diferentes subjetividades, pero siempre en el marco de un conjunto de contenidos prescriptivos universales que pensamos deseables para todos; respetamos las diferentes verdades y acciones subjetivas, mientras no atenten contra la vivencia colectiva de los derechos humanos en cualquier entramado educativo posible. Somos esa aparente contradicción mas, creemos, un aporte posible para pensar dicha realidad es preguntarnos por la especificidad de nuestra universalidad educativa y la especificidad de nuestra diferencia a incluir.
En tal sentido, en primer lugar, quizás sea necesario especificar que este trabajo pretende ser una reflexión en torno a la filosofía de la educación. No pretendemos superar estas expectativas hacia dimensiones pedagógico-didácticas ni interpretaciones sociopolíticas en torno al quehacer educativo. Nuestra especificidad se centrará en torno a una indagación exclusivamente filosófica. Dicho en otras palabras, el criterio universal posible y el concepto de la diferencia serán pensados desde la posibilidad de una filosofía de la educación y no desde matrices pedagógico-sociales. Y, por lo tanto, no constituye un objetivo de este trabajo reflexionar en torno a la problemática de la inclusión en términos pedagógicos y/o sociales. Estamos seguros de su pertinencia como problema pero también estamos seguros de su amplio y experto desarrollo por otros autores. Nos interesa una problemática mucho menos trabajada y más específicamente filosófica: la inclusión de la diferencia filosófica en el marco de la educación moderna y posmoderna. Ahora bien, cómo abordarla pedagógico y/o didácticamente, será cuestión de los pedagogos. Nosotros sólo pretendemos enunciarla, visibilizarla y pensarla para que, al menos, pueda ser reconocida. Y, en tal sentido, estamos seguros que el aporte de Rodolfo Kusch, como marco teórico, epistemológico y conceptual del recorrido elegido, es substancial a la hora de abrir un horizonte problemático de infinitas aristas posibles.
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