Historia de la fealdad

Historia de la fealdad

Filósofos y aristas han ido proporcionando definiciones de lo bello con lo feo. Lo feo casi siempre se ha definido como la oposición a lo bello. Si la historia de la belleza puede valerse de una extensa serie de testimonios teóricos, la historia de la fealdad debería buscar más información en las representaciones visuales o verbales consideradas como feas. La historia de la fealdad tiene algunos rasgos en común con la historia de la belleza. Un ejemplo que mocionaba la lectura era que si un visitante llegado del espacio viera rostros femeninos pintados de Picasso y escuchara que los visitantes lo consideran como “bellos” él crearía ese estereotipo en el cual lo tienen enunciado pero el visitante  del espacio podría corregir su opinión al acudir a algún desfile de modelaje donde claramente se trata de belleza; en posas palabras lo que nos trata de dar a entender este ejemplo es que cada cultura venera diferentes cosas, quizá para una cultura es bello hacer algo que para otro es feo. Otro claro ejemplo de esto es que para un seguidor de religión podría ser feo e incluso desagradable ver a Cristo ensangrentado, pero para un cristiano inspiraría alegría emoción y lo caracterizaría como algo bello.

En el caso de otras culturas ricas en textos poéticos y filosóficos, vemos imágenes y formas, pero al traducir estos textos literarios siempre resulta difícil establecer hasta que punto ciertos conceptos pueden ser inidentificables con los nuestros ya que cada filosofo pensaba diferente y como sabemos en la filosofía no se explica algo en concreto e exacto.

Los conceptos de bello y de feo están en relación con los distintos periodos históricos o las distintas culturas. A menudo la atribución de belleza o de fealdad se ha hecho ateniendo no a criterios estéticos, sino a criterios políticos y sociales. En el pasaje de Marx se recuerda que la posesión de dinero puede suplir la fealdad. El decía que el dinero podría comprar todo aunque fuera feo, que el dinero automáticamente lo hacía bello. Ya basta con aplicar esta reflexión sobre el dinero al poder y se entenderán algunos retratos de monarcas.

No cabe duda que estos personajes nos parecen bastantes feos pero era tal su carisma y la fascinación que les otorgaba su omnipotencia que sus súbditos los contemplaban con ojos de adoración.

En la lectura que viene en el libro nos menciono diferentes ejemplos y pocos de los comentarios y pensamientos de algunos filósofos y de la Edad Media como Giacomo da Vitry, Marx, etc. El que más llamo mi atención fue el de Frederick Brown, (El centinela) lo que nos trató de transmitir con su fragmento es que para ver que la relación entre lo normal y  lo monstruoso del espacio, lo aceptable y lo horripilante, puede invertirse según la mirada vaya de nosotros al monstruo del  espacio o del monstruo del espacio a nosotros. Decir que belleza y fealdad son conceptos relacionados con las épocas y con las culturas no significa que no se haya intentado  siempre definirlos en relación con un modelo estable. Se podría decir que como Nietzsche hizo en Crepúsculo de los ídolos que “en lo bello el hombre se pone a sí mismo como medida de perfección”

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