Humanidades II: La comunicación y la ingeniería.
Enviado por Erick Ramírez • 18 de Octubre de 2016 • Ensayo • 1.769 Palabras (8 Páginas) • 349 Visitas
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Departamento de Ingeniería en Control y Automatización
Humanidades II: La comunicación y la ingeniería.
Ensayo: Entre lo ético y lo estético.
(Diario de un seductor – Sören Kierkegaard)
Profesor: Vences García Felipe de Jesús
Alumno: Ramírez Ojeda Erick
Grupo: 2AM7
Fecha de entrega: 03/06/2016
“Un libro en realidad tiene la notable cualidad de poder ser interpretado como se quiera. Y esta cualidad también la adquiere el discurso del que habla como un libro”. (Sören Kierkegaard).
Es así como el padre del existencialismo nos da pauta a indagar sobre uno de los temas más interesantes del siglo XX, en cuanto a existencia humana, y no la esencia, y que respecto al conocimiento es más importante la vivencia subjetiva que la objetividad. Pero ¿cómo es posible lograr eso a la vista de un ser calculador?, ¿Es posible que éste llegue a sentir alguna vez y descontrolen sus frías pasiones por la sonrisa de una mujer?, ¿Sería culpable este ser de conseguir sus objetivos a costa de trabajar la conciencia de otro?
Es posibles que todas se puedan contestar con un simple sí, al igual que podríamos contestar que no. ¿Cómo es esto? Sencillamente, depende de la moral de nuestro sujeto, de su interpretación, contexto e inteligencia necesaria para desenvolverse entre todas las posibilidades que le da la vida de conseguir lo que se desea a cambio de una decisión; a la pregunta que todos alguna vez nos hemos enfrentado de forma sistemática: ¿qué debo hacer? Y, normalmente, siempre hay dos caminos a elegir: el compromiso, lleno de responsabilidades, o el placer.
Como siempre, podemos encontrar respuestas de los lados más extremistas, pesimistas, lleno de respuestas claras y sencillas, pero ¿qué haces cuando por fin ves a Alicia llorar y supiste que las “maravillas” no la hacían feliz de verdad? (en el caso del placer) o ¿Cuándo descubres que el tiempo se mueve en siete direcciones diferentes, pero tú sólo quieres ir a hacía atrás? Siempre, no importando el tipo de persona, regresará al mismo punto de partida al investigar en su interior los dos caminos a escoger. Es así, cómo nuestro protagonista, Johannes, dedica su vida a la conquista de Cordelia, sólo para dejarla y avanzar en pos de nuevos objetivos.
¡Que contradictorio!, ¿no? “Los hombres están tan necesariamente locos, que sería estar loco, con otra clase de locura, el no ser loco”. (Pascal, pensamiento 412).
Es por todo lo anterior que se debe analizar esta postura naciente de decidir nuestros dos caminos a elegir en la actualidad, ya que como se sabe, los ideales van cambiando, las tendencias, las modas, los pensamientos y concepciones de lo correcto y moral, también. Por lo que es posible conservar el existencialismo en nuestra época después de un siglo de su nacimiento, ayudando al lector a comprender sus situaciones amorosas y darle otra idea al sentido del juego del Ciclope que Julio Cortázar nos vendió en Rayuela.
Sören Kierkegaard, realizo una obra maestra con este título, puesto que no sólo describió la vida de un seductor a detalle de diseñador sino que fue capaz de contrastarlo con los mismos pensamientos de Johannes, tal pareciera que dentro de nuestro personaje hubiese dos personas buscando algo diferente; aunque se les plantea el mismo objetivo. Conquistar a la señorita Cordelia.
Durante toda la obra, las dos contrapartes se plantean el mismo razonamiento: “Para un hombre todo habrá acabado cuando se haya hecho tan viejo que no pueda aprender nada de una jovencita.” Es así como cautivado por la señorita Cordelia y entusiasmado por una pasión de joven enamorado, el cual indica que es una situación horrible, se ve seducido a conocer a su nueva víctima, dominarla, someterla a tal punto que sienta la necesidad de estar junto a él sin que éste se vea afectado por sus reacciones, ya que nunca le hará una propuesta sería.
El entendía la filosofía antigua para sus cometidos “Siempre que pueda, el hombre debe cerrar los labios a las verdades que parecen mentiras, porque sin culpa suya le pueden avergonzar” (Dante Alighieri – La divina comedia. Infierno, canto XVI), consiguiendo siempre adueñarse de la mente de su víctima, estudiando su comportamiento, aprendiendo sobre nuevos temas para hacerse el caballero más interesante y digno de cualquier dama, haciendo sentir a las damas dichosas e inmeresedoras de aquel hombre que sin duda alguna, no era más que un niño construyendo su propio infierno.
Su compromiso era muy sencillo, el sólo tiene que respetar las creencias de aquella mujer que deseará dominar. Debía de conseguir en el más estricto sentido poético, adueñarse de las reglas de esta persona para conseguir exentarla de culpa, para liberarla de cualquier represalia o cruda emocional que puede causar la incertidumbre el no saber qué siente la otra pareja es así como cita su propio pensar: “Me imagino a una mujer joven vigorosa que logre un incisivo giro en su forma de pensar, con la idea de vengar el sexo conmigo. Pensará que puede vencerme, darme una probada de lo que es un amor no correspondido. Ése es mi tipo de mujer. Y sí ella no hace bien su trabajo por sí misma, yo le ayudaré. Me retorceré como anguila y al llegar ese momento, ella será mía”.
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