Importancia del conocimiento científico en la vida del ser humano.
Enviado por Tatiana García • 24 de Octubre de 2017 • Ensayo • 2.489 Palabras (10 Páginas) • 413 Visitas
UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR.
Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades.
Escuela de Ciencias Sociales “Lic. Gerardo Iraheta Rosales”.
Licenciatura en Antropología Sociocultural.[pic 1]
Asignatura: Teoría del conocimiento.
Profesor: Lic. Luis Armando González.
“Importancia del conocimiento científico en la vida del ser humano.”
Presentado por:
García Barrera, Jennifer Tatiana. GB16006
Ciudad Universitaria, 04 mayo de 2016.
LA IMPORTANCIA DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO EN LA VIDA DEL SER HUMANO.
A lo largo de una breve existencia en esta tierra, cada ser humano ha sido inquietado por su propia curiosidad de conocer aquello que le rodea. Es innegable nuestra respuesta a este impulso, con los bastos años en los que el debate para definir las diferentes aristas que circulan entorno al conocimiento, se acumulan en páginas y páginas de ideas que han trascendido con el tiempo en los espacios académicos.
Los filósofos, tanto pasados como contemporáneos a nosotros, han aportado desde sus perspectivas una cantera de ideas, que sin entrar a la discusión de si son válidas o no, lo interesante y a lo que deberíamos prestar mayor atención es que no hemos dejado de preguntarnos qué es esto a lo que llamamos conocimiento y cuál es el papel que este juega en la vida de cada ser humano.
Si bien el conocimiento en su más básico concepto se define como el acto de conocer por medio de los sentidos, imaginación y otros canales que podrían proporcionarnos información que ha de ser almacenada en nuestra memoria, es decir simbólicamente, sabemos que involucra un sinfín de procesos tanto internos, en la corteza cerebral con impulsos sensoriales, hasta la materialización de ciertas ideas, que contribuyen al mover diario de nuestra sociedad.
El conocimiento es eso que no puede dejarse de lado cuando abordamos todos los hechos asombrosos que el ser humano ha logrado alcanzar a lo largo de su existencia, cuando los lechos de tales actos descansan en la curiosidad innata del ser humano, llevándonos por el extenso y largo camino de la invención lógica y práctica del conocimiento.
Existen diferentes posturas teóricas que tratan de esclarecer el basto tema del conocimiento y su complejidad. Pero lo central en esta ocasión será la importancia que el conocimiento, rigurosamente científico ha prestado a el desarrollo de una sociedad más equitativa y humanizada, en conceptos quizás para algunos utópicos, sin embargo, es importante recordar y apuntar que aún existen esfuerzos puros que buscan el bienestar general.
Una mirada general anterior al conocimiento científico.
Cuando hablamos de conocimiento, directamente nos dirigimos hacia el campo de la filosofía, la madre de todas las ciencias. La cual, nos remite directamente con los emblemáticos presocráticos, entre los cuales se encuentran Aristóteles, Parménides, Platón, entre otros.
Quienes fueron los primeros en preocuparse por el conocimiento y en introducir el tema en el dialogo filosófico, pues ellos analizaron el tema de la realidad, es decir la realidad natural, pues es la única que conocían, tratando temas que antes se daban por hecho, a través de mitos, o simplemente el comenzar a preguntarse el porqué de las cosas.
Grecia fue el punto de partida, el diálogo se esparció a medida que el tiempo transcurrió, si pensamos en una línea temporal en cuanto a escuelas, nos encontramos con los ya mencionados presocráticos, le sigue la escuela griega, helenística, medieval, renacentista, moderna y contemporánea.
De las cuales podemos identificar claramente autores y corrientes de pensamientos centrales en cada una, lo cual no es el caso por el momento, más bien tomar los inicios ya mencionados y tornarnos a las siguientes posturas.
¿Innato o papel en blanco?
En la necesidad de entender, comprender qué está sucediendo a nuestro, porqué está sucediendo y qué debemos hacer y cómo debemos de reaccionar ante tales hechos. Los filósofos antiguos se vieron en la necesidad de comprender antes, lo que sucedía en nosotros y en determinar si lo innato de las ideas, o por su contraparte la indiscutible experiencia era la “verdadera”.
Seguramente llegaríamos a este punto de la discusión y las posturas racionalistas y empiristas. Rene Descartes y John Locke nos proporcionan dos posturas interesantes y contrarias, anteriores a la discusión del conocimiento científico, pero importantes en lo que a la temática central corresponde.
Descartes (1461) escribió en sus Meditaciones metafísicas:
De estas ideas, unas son innatas, otras adventicias y otras hechas por mí; puesto que la facultad de aprehender qué son las cosas, qué es la verdad y qué es el pensamiento, no parece provenir de otro lugar que no sea mi propia naturaleza; en cuanto al hecho de oír un estrépito, ver el sol, sentir el fuego, ya he indicado que procede de ciertas cosas colocadas fuera de mí; y finalmente las sirenas, los hipogrifos y cosas parecidas son creados por mí.
Las ideas innatas son la base donde recae el pensamiento según Descartes, es decir estas ideas son de origen divino, es decir, Dios las ha implantado en nosotros y mediante la razón vamos descubriéndolas. Es decir, antes de cualquier experiencia o percepción del mundo (a priori), como la lógica y la física.
Por su parte John Locke (1690) postula:
Supongamos entonces que la mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda inscripción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega a tenerlas? ¿De dónde se hace la mente de ese prodigioso cúmulo, que la activa e ilimitada imaginación del hombre ha pintado en ella, en una variedad casi infinita? ¿De dónde saca todo ese material de la razón y del conocimiento? A esto contesto con una sola palabra, de la experiencia; he allí el fundamento de todo nuestro saber, y de allí es de donde en última instancia se deriva.
El origen y el fundamento del conocimiento se hallan en la experiencia (a posteriori), de igual manera menciona que es necesario investigar la capacidad real del entendimiento ya que resulta evidente que los hombres con frecuencia gastan sus energías intelectuales abordando problemas que superan su capacidad intelectual. Por ello se hace necesario limitar la capacidad de atención e investigar únicamente aquellos aspectos de la realidad que caen dentro del alcance de nuestro entendimiento.
Ni uno, ni el otro, sino ambos.
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