Influencia de la Religión en la Sociedad
Enviado por Amarabit Rosales Barrón • 19 de Febrero de 2017 • Ensayo • 3.144 Palabras (13 Páginas) • 692 Visitas
INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDAD
Amarabit Rosales Barrón
La forma más sencilla de hacerse enemigos es hablando de religión o de política; en este caso, la religión es el tema principal.
El hombre es el origen de todo lo que tiene que ver con el desarrollo histórico, la cultura, el arte, la educación, la política, la economía, y por supuesto, la religión. Las estructuras sociales están enlazadas de muchas maneras, lo único totalmente cierto es que no es posible hablar de sociedad sin hablar de todo aquello que le constituye, y queramos o no, la religión ha sido, y sigue siendo, un elemento de gran influencia para los esquemas sociales.
Desde los principios de la humanidad – al menos de lo que se tiene registro – se ha evidenciado la creación de esquemas religiosos que permiten la explicación de muchos fenómenos físicos que no podían ser explicados, hasta ese momento, con base en el conocimiento existente. Este hecho es comprobable en todos los vestigios humanos. Con el tiempo, la religión pasa a ser vista como un elemento secundario, e incluso, criticado y olvidado. Sin embargo, la religión tiene mayor influencia en el desarrollo social de lo que creemos.
Como muestra de ello podemos observar la forma en que en el desarrollo del pensamiento mismo se ve implícita la religión, sobre todo cuando hablamos del planteamiento social pertinente para el desarrollo óptimo de la humanidad. Las organizaciones monárquicas mantuvieron siempre una relación constante con la religión, no es secreto que en muchos casos el rey a cargo debía obediencia ciega al líder religioso; más aún, es notable que las mismas instituciones religiosas nombraran o definieran quien o quienes eran los más aptos para gobernar; tal es el caso también, de las ocasiones en que los levantamientos en contra de la corona fueran planeados y apoyados por los sistemas religiosos.
Si bien, desde occidente, solo vemos la influencia del aspecto religioso cristiano, no es el único que ha tenido y tiene influencia en el desarrollo histórico de la sociedad. Pues ejemplos como el anterior es posible visualizarlos en esquemas religiosos como el judío, el budista, la religión de Mahoma, por mencionar algunos. Aun así, es posible encontrar una mayor referencia a los grandes esquemas religiosos occidentales, debido a la cercanía con ellos.
En su momento, la crítica a la influencia religiosa por parte de la filosofía fue un elemento importante en el inicio del siglo XX; como ejemplos claros de este tipo de posturas, nos encontramos con los análisis de Nietzsche y de Marx.
Nietzsche identifica como inicio de la religión al miedo, el sentimiento de angustia e impotencia que el hombre experimenta ante diversas situaciones y que le llevan a buscar un punto de apoyo fuera de lo que él mismo es. Cuando se genera la idea de una vida de transición, en donde la única justificación del sufrimiento es la recompensa en otra vida, la religión adquiere sentido; pues fundamenta lo que se ha dicho desde tiempo atrás, en otros términos, todos los hombres juegan un papel, y mientras aquí sufras serás recompensado en otro mundo.
De este modo, aunado a la revisión de lo que la religión es o representa, Nietzsche define como genera valores que permiten el mantenimiento de una situación determinada; en este caso, una situación de degradación y explotación; así, los valores promovidos por la religión son la humildad, mansedumbre, obediencia y sacrificio. Este tipo de planteamiento nos permite regresar a una visión un poco menos “religiosa” pero que igual intento en su momento de justificar una situación social, el estoicismo romano, en donde se plantea la necesidad de la existencia de esclavos, servidumbre y pobres, para que el desarrollo correcto de la sociedad continuara; y se promovía, por tanto, una actitud de aceptación y resignación.
Por su parte, Marx adopta un planteamiento francamente ateo, pues no solo habla de las costumbres o actitudes negativas que pueden desprenderse de la práctica religiosa, sino que asegura que no existe ningún tipo de divinidad posible y que el fenómeno religioso ha sido creado por los poderosos en busca de una justificación aceptable para la situación general de opresión en la que los sistemas sociales se han desarrollado. Ante esto, Marx define a la religión como un sistema alienante[1], esto es en tres sentidos:
- Porque es una experiencia de algo irreal, es una experiencia de algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera que no es Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios. Recordemos el esquema básico de toda alienación: el sujeto realiza una actividad que le hace perder su propia identidad, su propio ser; bien por su actividad, bien por el objeto creado mediante ella, en la alienación el sujeto se anula a sí mismo. Según Marx, esto es precisamente lo que ocurre en la religión: el hombre toma lo que considera mejor de sí mismo (voluntad, inteligencia, bondad, ...) y lo proyecta fuera de sí, en el ámbito de lo infinito; a su vez, esta proyección se vive como una realidad que se enfrenta al propio sujeto que la ha creado. Si la religión supone la existencia de Dios como algo infinito, lo hace oponiendo a ella el mundo finito, incluido el hombre mismo, desvalorizando su propio ser y su propio destino, desvalorizando el mundo humano frente a la calidad absoluta de la realidad trascendente o divina, realidad, por otra parte, dice Marx, meramente inventada por el hombre;
- También es alienación porque desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y felicidad, el mundo humano, el mundo de la finitud expresado en la vida social y económica. Al consolar al hombre del sufrimiento que en este mundo le toca vivir, sugiriendo en él que en el otro mundo le corresponderá la justicia y la felicidad plena, le resta capacidad, energía y determinación para cambiar las situaciones sociales, políticas y económicas que son las realmente culpables de su sufrimiento. En este sentido Marx dice que la religión es el “opio del pueblo”, pues, en definitiva, adormece el espíritu revolucionario que de otro modo tendría el ser humano;
- Finalmente, su crítica a la religión se extiende también al hecho de que la religión suele tomar partido, pero no por las clases desfavorecidas sino por la clase dominante, perpetuando a ésta en el poder, legitimando el estado de cosas existente, dando incluso, en casos extremos, justificaciones teológicas al dominio de un grupo social sobre otro.
Es por ello que en Marx, la influencia del fenómeno religioso es negativa, hay una constante búsqueda del despertar humano en relación a lo que debiera ser y un rechazo a aquello que se representa como la justificación de un sistema de cosas y que determina, por ende, el proceso histórico.
Pero esto no se queda en las revisiones de Nietzsche, Feuerbach o Marx; tiene una extensión más grande, se define a sí mismo como una problemática que va más allá de la determinación de la existencia, o inexistencia, de un ser divino; sino que supone la interacción entre religión y poder.
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