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Introducción a la Filosofía Analítica de Ernst Tugendhat


Enviado por   •  29 de Agosto de 2017  •  Ensayo  •  1.609 Palabras (7 Páginas)  •  219 Visitas

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Seminario de Filosofía Contemporánea

Ernst Tugendhat

Introducción a la filosofía analítica

Juan Pablo Jácome

03/12/07


El texto Introducción a la filosofía analítica de Ernst Tugendhat es un intento de introducir al lector a la manera analítica de filosofar. Para hacerlo, el autor lo que hace es limitarse a aplicarla en lugar de explicarla. Pareciera, de todas formas, que una manera de pensar, un método, no podría ser explicado. Entonces, Tugendhat se basa en la fundamentación de su postura, lo que quiere decir, enfrentar a la filosofía analítica contra el resto de filosofías. ¿Por qué es esto necesario? Porque resulta que la filosofía es una ciencia y, en tanto que tal, busca la verdad; por esto, según el autor, las distintas filosofías no pueden coexistir de la manera en que coexisten las distintas formas de bailar.[1] En tanto que sólo puede haber una sola verdad, sólo una filosofía puede ser correcta. Yo me voy a preocupar en exponer de qué manera el autor enfrenta su posición con lo que él define como filosofía de la consciencia –categoría que se hace evidente- y si, a mi humilde parecer, sale victorioso.

El autor parte afirmando que tanto la filosofía analítica como la filosofía de la consciencia significan una expansión crítica de la ontología. “En ambos casos, el nuevo planteamiento filosófico surge en contraste con la teoría del objeto mediante una reflexión que en la filosofía de la consciencia es una reflexión sobre la experiencia, sobre la consciencia de los objetos, y en la semántica es una reflexión sobre las frases en las que hablamos de los objetos.”[2] Pareciera que las dos se contraponen y suponen contener a la otra: por una parte la filosofía analítica supone que “toda consciencia de un objeto siempre es un componente de la comprensión de frases”, mientras que la filosofía de la consciencia “puede argüir que toda comprensión de frases sólo es un modo de consciencia entre otros.”[3]

Tugendhat expone cómo la reflexión sobre la consciencia problematizó a la ontología y amplió su planteamiento en tres pasos:

  1. El paso cartesiano, con quien comienza el giro desde la ontología a la consciencia. Parte del aspecto de la fundamentación y la acreditación dejado de lado por Aristóteles, necesario en cuanto se está planteando una pretensión de saber. La acreditación consistiría en la eliminación de todas las dudas posibles; así llega Descartes a la conclusión de que nadie puede dudar del estado de duda o certeza en que se encuentra. Sin embargo, con este paso cartesiano las estructuras ontológicas no se ven afectadas. Lo único que cambia es que, en lugar de preguntar por lo ente en tanto que tal, se pregunta ahora por la accesibilidad a lo ente.
  2. El giro trascendental. A la cuestión del modo en que los objetos están dados ya no se la considera sólo una cuestión de certeza, sino constitutiva de la objetualidad de los objetos. Para explicarlo, Tugendhat alude a la concepción de las ontologías regionales de Husserl. Los conceptos fundamentales que caracterizan a un ámbito de objetos en tanto que tal –“conceptos como cosa material, estado de conciencia, número”[4]- no son sólo de una generalidad gradualmente superior que los conceptos que forman parte del ámbito de objetos, sino que son completamente diferentes de éstos. Si hay ámbitos de objetos completamente distintos, que no están comprendidos en un ámbito global, entonces su objetualidad es distinta. Entonces, “las diferenciaciones de que se trata aquí no son objetivas, no se refieren al contenido, por lo que sólo pueden referirse a la manera en que los objetos están dados. De esta manera, la reflexión sobre la consciencia supera a la ontología, el análisis ontológico pasa a ser entendido como análisis de la posibilidad de la experiencia, de cómo es posible que los objetos en general y los objetos de las diversas regiones lleguen a estar dados. Sin embargo, hay todavía un enlace con la ontología, en cuanto toma de ella el concepto de objeto. “El giro trascendental sólo tiene como consecuencia que lo que ya había sido tematizado (la objetualidad) sea analizado ahora de una manera nueva, pero esto no amplía el ámbito temático.”[5]
  3. Con la reflexión sobre la consciencia se va más allá de la orientación por el objeto. Aparece que hay modos de consciencia que no se pueden entender como consciencia de un objeto. El intento de dar este tercer paso, de desconectar la comprensión de la consciencia de la orientación por los objetos, Tugendhat se lo atribuye al Ser y tiempo de Heidegger. Se abandona el término de consciencia porque Heidegger considera que la filosofía anterior “había ligado este término hasta tal punto con el concepto de objeto que parecía que consciencia significara eo ipso consciencia de objetos.”[6] Así, en lugar de consciencia, Heidegger utiliza un neologismo, estado de abierto y así procura que no se entienda objetualmente la “apertura”, sobre todo, que el ser humano tiene de sí mismo.

Tugendhat se pregunta si la idea de que hay una referencia pre-lingüística a los objetos sobre la que podemos reflexionar no será una ilusión. Esta idea de una referencia pre-lingüística a los objetos implicaría que hay un tener ante sí, que la consciencia se representa los objetos. Según el autor, esta manera de pensar la consciencia de objetos es demasiado sencilla, y para probarlo recurre al uso lingüístico habitual de la expresión “representarse algo”. Le reconoce dos usos:

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