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LA PRESENCIA DE LA ÉTICA EN EL PERIODISMO.


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  4.686 Palabras (19 Páginas)  •  298 Visitas

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CAPÍTULO I

LA PRESENCIA  DE LA ÉTICA EN EL PERIODISMO

1.1 Aproximaciones etimológicas.

Es de sobra conocido que Aristóteles acuñó el término «ética» derivándolo de éthos que significaba, en el griego de su época, el carácter, el modo de ser adquirido a través de los actos y los hábitos; por ello el propio Aristóteles consideraba tal término modificación de éthos cuyo significado más común era el de hábito o costumbre. La modificación a la que se refiere el filósofo no es sólo de índole lingüística, sino también, y sobre todo, de índole antropológica: el carácter moral de un hombre constituye el resultado de la ejecución de una serie de actos reiterados y por ello generadores de hábitos que, cuando se apropian de manera personal, dan lugar a un modo de ser, a una personalidad moral. No obstante, el carácter moral no sólo constituye el resultado de nuestras acciones y hábitos, sino que también se convierte en la fuente personal de donde emana nuestra particular manera de obrar. Es habitual también referirse a la ética sirviéndonos del término «moral», derivado del latín, mos, que significó de forma prevaleciente costumbre, aunque también, en menor medida, carácter.

 Aunque este breve examen etimológico no nos puede proporcionar una definición estricta de lo que es la ética, dadas las variaciones que ha ido sufriendo tal término griego a lo largo de la historia, sí nos ofrece indicaciones útiles sobre uno de los objetivos principales de la ética como disciplina filosófica: la contribución teórica a la creación personal de un éthos, de un carácter, de un modo de ser adquirido como resultado de actos y hábitos1. La relevancia de estas consideraciones etimológicas para la búsqueda de una ética de la información es patente. Según lo dicho, deberían concebirse las profesiones no sólo como un mero ejercicio de actividades técnicas  o acostumbradas  maneras de  actuar sino también y sobre todo como una especial manera de ser, como un particular «éthos moral», al que cabe consecuentemente —desde los códigos profesionales— exigirle determinados comportamientos a fin de que generen unos hábitos que, a la larga, se convertirán en los más significativos, moralmente hablando, de una profesión.

Es decir, si el sentido etimológico principal del concepto de ética nos remite al de éthos como manera de ser que se va adquiriendo personalmente y con no poco esfuerzo a través de los reiterados actos y hábitos, no sería del todo extraño, y así se indicará más tarde, concebir la profesión periodística como una manera moral de ser, que encarna

1 Bonete Perales, Enrique, 1995, Éticas de la información y deontologías del periodismo, Madrid, Tecnos. Pág. 19.

valores y virtudes dignos de ser reivindicados y asumidos por la entera profesión a fin de conseguir para ella una dignidad moral que no siempre trasluce. Nos podemos percatar, por todo ello, de que una tarea principal de cualquier deontología profesional —y en el caso que nos ocupa, de la profesión periodística— consiste en explicitar a través de los códigos deontológicos un «éthos profesional», una manera moral de ser profesional, más que el inculcar deberes y normas que se han de cumplir por parte de los profesionales conscientes de su responsabilidad social.

1.2 Niveles de una ética de la información.

Es posible mostrar cuáles son algunos de los niveles éticos de responsabilidad en el  quehacer informativo exigibles al periodista.

1.2.1 Ética «prescriptiva» de la información.

Por ella cabe entender la misión «moralizadora», en el buen sentido del término, que corresponde hoy a los medios de información y comunicación. Se parte del supuesto de que tales medios además de constituirse en empresas económicas —con una mera racionalidad instrumental que persigue mayores beneficios con mínimos costos— están al servicio de los derechos humanos y del bien común. La tarea informativa ineludiblemente acaba proponiendo determinadas maneras de pensar y opinar, defiende valores morales y políticos —de ahí su considerable responsabilidad social y moral—, y sin pretenderlo se convierte en la principal difusora de modelos de existencia e ideales, con mayor o menor dignidad de ser asumidos por los receptores de mensajes e informaciones. Si se acepta que informar implica formar, es sumamente importante el que las se promuevan  mayores esfuerzos para contribuir a la sensibilidad y desarrollo moral de los propios periodistas, que se están convirtiendo tantas veces en «moralistas» de una sociedad ciertamente compleja y pluralista pero sumamente moldeable por los medios. Si cada vez se exige mayor responsabilidad y honradez a los periodistas (como reiteran los códigos deontológicos) es, entre otras razones, por la conciencia social que se está adquiriendo sobre el «poder» que poseen los periodistas de influir en la mente y en el corazón de tantos lectores, oyentes y televidentes. Se insiste en que el principal objetivo es el reconocimiento social del periodismo, y depende en sumo grado de la capacidad de asumir por parte de tales profesionales unos claros criterios morales con los que se defienda incondicionalmente la dignidad de toda persona implicada en el mundo de la información, piedra angular,  sobre la que se apoya esta profesión. Además, una ética prescriptiva de la información, como la que aquí se está sugiriendo, propone también que los periodistas desempeñen el papel crítico, que desde la Ilustración hasta nuestros días vienen ejerciendo —con mayor o menor vigor y a título personal—los denominados, con cierta ambigüedad, «intelectuales».  La labor de crítica del poder establecido, de moralización del hombre y de construcción de propuestas sociales, que hasta hace poco tiempo caracterizaba a los intelectuales, cabe hoy atribuírsela, por la complejidad social en la que vivimos, a los medios de comunicación e información. Además de ser críticos con la realidad existente —o por ello mismo— comportan tales medios una inesquivable labor moral digna de ser perseguida con responsabilidad aprovechando el poder de difusión cultural que poseen2.

1.2.2  Ética «descriptiva» de la información.

Si una ética prescriptiva de la información moraliza, aun sin pretenderlo, la sociedad, proponiendo pautas de comportamiento, ideales y valores, orientando las decisiones políticas y morales tanto en el ámbito público como en el privado, en suma, liberando al hombre de la esclavitud en que le sumerge la ignorancia, una ética descriptiva de la información vendría a fomentar el compromiso de los medios en dar a conocer lo más fielmente posible lo que de hecho acontece en la sociedad, narrar con la máxima objetividad la realidad moral y política en la que estamos inmersos, reflejar las diferentes mentalidades y maneras de vivir que coexisten, no siempre armónicamente, én las sociedades plurales, procurando mantenerse en una sana neutralidad axiológica.Parece ser que este compromiso con la objetividad y la descripción es uno de los más arraigados en la profesión periodística.

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