Ética En El Periodismo: Responsabilidades Y códigos
Enviado por andreapetz • 27 de Noviembre de 2012 • 2.621 Palabras (11 Páginas) • 411 Visitas
Ética en el periodismo: responsabilidades y códigos
Los medios de comunicación, tanto los televisivos como los impresos, juegan un gran papel en la sociedad, ellos ejercen una gran influencia en la manera que se perciben las situaciones actuales. Es por el gran peso que tienen los medios de información en nuestra vida cotidiana que vale la pena abordar los temas éticos relacionados con ellos.
En este ensayo se aborda la responsabilidad y los dilemas de periodistas que son la base de todos las empresas dedicadas a la información, así como los problemas característicos de las propias compañías tales como el que consideren el hecho como propiedad o el estilo de notas, principalmente el amarillismo. Después se hablará sobre los códigos de ética que sirven como una guía para los profesionales de la información y que ayudan para solucionar los problemas presentados.
El periodista, los medios y lo que representa para la sociedad
“El propósito esencial del periodismo es dar a los ciudadanos la información precisa y fidedigna que necesitan para desenvolverse en una sociedad libre.”(Potter, D.,2006, p.3)
Los medios de comunicación, tienen hoy en día múltiples actividades con las que cumplir. Son vigilantes de los movimientos del gobierno al fungir como denunciantes, dan voz a aquellos que no la tienen y velan para que la mayoría gobernante no atropelle los derechos de la minoría, e informan a las personas basándose en hechos para que puedan tomar las decisiones adecuadas y vivir una vida digna. (Potter, D.,2006, p.3)
Entre la responsabilidad de un periodista recae el recopilar y verificar la información antes de darla a conocer, debe hacerlo de manera imparcial, y al relatar la historia se debe llevar a cabo de manera precisa evitando reflejar la propia percepción.
El profesional de la información debe de reflejar siempre la realidad y para hacer esto debe mantenerse independiente con respecto a las personas cuyas actividades reseñan, su lealtad se encuentra ante todo, con el público, ya sea a través de la televisión con los espectadores o la prensa escrita con los lectores. (Potter, D.,2006, p.9)
Para la sociedad, la información es un bien, tal como dice Encabo, “…es un bien fundamental. Al referirnos a la información, debemos tomar en cuenta dos espectros inseparables: el primero, demanda respeto para la libre expresión de los individuos, mientras que el segundo espectro relacionado a conocimiento le garantiza al público información verdadera e imparcial.” (Encabo, M., 1996, p. 518) Por un lado existe la libre expresión y por otro la posibilidad de demandar y tener la información.
El dar a conocer las noticias recae en las manos del periodista y de los medios de comunicación. Es la comunidad la que confía en el periodista y en los medios que se le haga saber lo que esta sucediendo y que le de a conocer lo que necesita. Ésta es la razón por la cual los medios tienen mucho poder en sus manos, porque a través de ellos, la sociedad conoce al mundo que no lo rodea directamente.
Aznar, un profesional en el ámbito describe que “la labor de los medios de comunicación se deja sentir ya en todos los ámbitos de la vida social y su actividad influye poderosamente en la manera en que percibimos y abordamos algunos de los grandes retos del presente. Esta influencia puede ser perjudicial o también positiva: los medios pueden dificultar nuestra comprensión y valoración de los hechos o puede contribuir a que les demos una mejor solución”. (Aznar. H., 2004, p. 1)
El primer problema de información recae en que los hechos se consideran como mercancía, como un bien que le pertenece a el que lo sabe. Y estos hechos los toman las empresas noticiosas que como cualquier otra compañía tiene fines lucrativos y por consecuencia grandes intereses están en juego. Tal como lo explica Encabo, el concepto de audiencia, se confunde con el cliente. El rating, que mide las estadísticas de los medios de comunicación se muestran en cantidad de espectadores, al igual que el tiraje de los periódicos que representa la cantidad de compradores.
En el texto de Encabo, titulado “Ética de comunicación y democracia” se plantea como dilema para los medios de comunicación el elegir entre emplear las medidas necesarias, sean las que sean, para que los lectores y espectadores prendan la televisión o lean el periódico, o intentando hacerlo mediante el uso ético e imparcial de la información y así convencerlos de que vale la pena ver o leer ése medio. (Encabo, M., 1996, p. 515)
Este dilema de la información como mercancía surge porque los lectores y espectadores solamente reciben la información, no tienen oportunidad de responder o mostrar que no están de acuerdo con las aseveraciones planteadas. Puesto que la comunicación queda reducida a un monólogo, lo que proviene de ella se toma como verdadero, pues hay una tendencia a aceptar lo que dicen los medios sin cuestionarse, porque sencillamente, no hay a quién cuestionar.
Es por eso que una noticia que ha sido inventada o simplemente exagerada para tener más impacto y más audiencia crea una desinformación mucho mayor. “El problema es que en una desviación de cualquier tipo de información no puede ser, en la mayoría de los casos corregida por los ciudadanos porque su conocimiento de la realidad proviene precisamente, de los medios. Es así la gran responsabilidad moral de los medios” (Encabo, M.,1996, p. 515).
La información no debe ser considerada como un producto o un bien. “Dueños, editores y periodistas tienen el deber de considerar no como mercancía sino como un derecho fundamental del ciudadano, es decir, que los ciudadanos pueden pedir información veraz y ética” (Encabo, M., 1996, p. 512). La información es un derecho y una necesidad. Pero en muchas ocasiones, se ve como un bien que sólo pertenece a las altas esferas de la sociedad, en lugar de apreciarlo como una necesidad común. Situación muy similar de la educación, que al igual que la información pareciera pertenecerle solamente a las clases media y alta. Pero si toda la sociedad demandara educación pública, para la totalidad de sus ciudadanos, se tendría que abrir plazas para ellos, de la misma manera que si todos los lectores y audiencias pidieran otro tipo de información, verídica sin exageraciones e imparcial, se tendría que darles lo que el público pide o perderían sus clientes.
El público pide periódicos amarillistas, comprarlos significa aceptarlos, si los lectores siguen aceptando las noticias sangrientas y los periódicos amarillistas, eso es lo que se les seguirá mostrando, “al público, lo que pida”. La pregunta es ¿el público lo pide porque lo prefiere o porque es lo único que conoce?
Contrario a lo que pareciera, el problema no
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