La peste

MIRADA PROFUNDA AL LIBRO “LA PESTE” DE ALBERT CAMUS

Desde tiempos remotos los seres humanos han tomado la rutina como práctica de todos los días; un asunto de nunca acabar. Se afirma que los hombres utilizan la repetición de la conducta para acortar la duración de ciertos procesos cerebrales y, de ésta manera, dejar más espacio para la captación de nuevas experiencias; de éste modo, se memorizan las acciones para reutilizar la información grabada cuando ésta sea necesaria. Es común que todos los días nos despertemos, nos alistemos para ir al trabajo o al colegio, lleguemos a nuestro destino a trabajar o a estudiar (según el caso), Regresemos a la casa a la hora de costumbre, durmamos un poco, nos dediquemos a otras tareas y, finalmente, tras un largo y aburrido día, durmamos para recargar energías que utilizaremos para hacer exactamente lo mismo al día siguiente.  La repetición de acciones provoca que, inevitablemente, tarde o temprano éstas acaben por ser actividades programadas que realizamos, posiblemente, sin tener conciencia de ello. Lo que simultáneamente ocasiona que acabemos por ignorarlas. Así bien, lo más posible es que acabemos por hartarnos de hacer todo eso, pues no es nada nuevo. Justo así es como se encontraban los habitantes de Orán en la historia escrita por Albert Camus. De esta manera, del fastidio provocado por la rutina solo nos puede sacar una sacudida repentina provocada por un profundo análisis personal, una revelación divina o, en éste caso, una peste que mata muchas personas. Evidentemente, la rutina no es la mejor manera de vivir. Por lo cual, necesitamos urgentemente valorar cada cosa que tenemos; sin que sea necesaria, quizás, una peste que amenace con quitarnos tales cosas.

Primeramente, si, hace parte de nuestro diario vivir ser regidos por varias situaciones las cuales le dan una cierta monotonía a la vida, desde una mirada personal, esto es completamente aburrido ya que nunca haces nada diferente, a lo que estás acostumbrado o que por obligación debe hacer, pero la mayoría de las personas de cierta manera no piensan así, estos se sienten en una zona de confort de la que no quieren salir porque en ella hacen cosas que ya están acostumbrado a hacer, y que de una u otra manera en esta zona se sienten bien, porque las personas de hoy en día le temen y no se abren a experimentar cosas nuevas y por consiguiente no intentan que su vida gire en torno a nuevas experiencias sino que siguen con lo que ellos conocen, es decir, que las personas aun sabiendo que están atrapados en la rutina, no hacen nada para intentar liberarse sino que simplemente se encuentran en un estado de "pereza estúpida".

Como segunda medida, el salir de la rutina más que un simple cambio de ideas, de experiencias, de actividades, de estilo de vida, representa la diferencia entre la felicidad y la infelicidad, ya que el observar, el apreciar y valorar los pequeños detalles, son lo que hacen de una vida aburrida y monótona, una vida chévere. Entrando en relación con las acciones antes dichas ( observar, el apreciar y valorar ) le damos paso a el asombro, ustedes se preguntaran porque, pues simplemente porque entre más observas, detallas, aprecias y valoras las cosas te afectara menos cuando ya no las tengas, a veces por no darle el valor a las cosas nos arrepentimos después de no habérselo dado cuando pudimos como el abrazo de una madre, cosas como esas que, como siempre han estado allí, uno no alcanza a pensar que algún día no estarán y por eso de algún modo no alcanzamos a valorar las cosas como deberíamos sino cuando ya no las tenemos y para ese momento ya seria demasiado tarde como lo que le paso a los ciudadanos de oran en cambio y lo explicare con un ejemplo, Cuando estás maravillado con la lluvia y lo verdaderamente extraño que es que caiga agua del cielo, la experiencia con la lluvia no será una experiencia más, sino que vas a poder mirar de frente la magnitud del increíble mundo en el que estamos, y te vas a sentir afortunado de seguir vivo y será realmente mejor darle ese valor a dejar pasar esos momentos o situaciones como normales, como cosas que no son para nada fuera de lo común.

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