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Liberalismo


Enviado por   •  12 de Agosto de 2015  •  Ensayo  •  882 Palabras (4 Páginas)  •  166 Visitas

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Oraciones, proposiciones y razonamientos

Cuando más arriba definimos argumentación, utilizamos la palabra afirmación. En el lenguaje técnico de la filosofía estas afirmaciones se conocen como proposiciones. En ambos casos nos estamos refiriendo a una afirmación o a una negación, como por ejemplo “el día está nublado” o “no es cierto que afuera esté lloviendo”. Esta clase de expresiones se denominan oraciones enunciativas o declarativas, dado que tienen una función informativa. Su principal características es que pueden ser evaluadas como verdaderas o falsas.

Hay distintos tipos de oraciones y no todas sirven para transmitir información. Un primer ejemplo obvio son las preguntas. Una pregunta como “¿a qué hora es el partido?” no transmite información. Ejemplos menos intuitivos pueden ser las expresiones de deseo como “¡ojalá mañana el día esté soleado!” o las órdenes como “¡retírese inmediatamente de mi vista!”. En el caso de las preguntas podemos clasificarlas como pertinentes y no pertinentes. Las expresiones de deseo podemos evaluarlas como sinceras o insinceras. Y  respecto a las órdenes, podemos estimarlas como exitosas o fracasadas según su resultado. Pero en ninguno de estos casos tiene sentido decir que estas oraciones son verdaderas o falsas. El único tipo de oraciones que transmite información es la enunciativa (por eso también se les conoce como enunciados), esto es, oraciones que afirman o niegan algo.

Hasta ahora puede parecer que utilizamos los términos oraciones y proposiciones como equivalentes. Sin embargo existe una diferencia. La proposición es el contenido informativo, mientras que las oraciones son el vehículo a través del cual se transmiten. La oración es el conjunto de letras y sonidos, mientras que a proposición es lo que éstos significan.

Cuando estamos analizando una argumentación, lo que nos interesa son las proposiciones, es decir, las ideas que se transmiten a través de las palabras.

Un punto importante que debemos señalar es que tanto esta afirmación como las razones son  proposiciones. De modo que una argumentación está compuesta por un conjunto de proposiciones.

Sin embargo, no cualquier conjunto de proposiciones constituye una argumentación. Para que lo sea, las proposiciones deben estar relacionadas entre sí de manera tal que la que llamamos conclusión se respalde en la o las otras, a las que llamamos premisas. Este aspecto de una argumentación es lo que denominamos razonamiento.

Toda argumentación contiene un razonamiento, pero no todo razonamiento es una argumentación. Como se decía en la segunda parte de la definición, una argumentación persigue el objetivo de convencer o justificar ante alguien la aceptabilidad de una afirmación. Esto implica que una argumentación, además de un razonamiento, pone en juego un conjunto de recursos comunicativos que intentan producir un efecto en el interlocutor.

Es cierto que lo más interesante de considerar en una argumentación es la evaluación, o sea, determinar si las razones que se dan justifican la conclusión. Pero es imposible resolver esa cuestión hasta que no hayamos identificado la conclusión y las razones presentadas. Un buen crítico, primero, es un buen lector de las argumentaciones.

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