Posponer las respuestas definitivas

Posponer las respuestas definitivas

Si queremos escuchar a nuestra conciencia debemos posponer las respuestas definitivas y silenciarnos. Lo voy a explicar como dos combates de boxeo entre nuestro interior, la escucha de la conciencia tiene dos aliados y dos enemigos. Los aliados son la capacidad de posponer la adopción de conclusiones definitivas y el silencio, sin embargo los enemigos son la impaciencia y los estímulos que recibimos del exterior.

Tenemos dos enfrentamientos, por un lado, la impaciencia y la capacidad de posponer las respuestas definitivas. La primera nos domina, nos empuja a buscar respuestas y resultados inmediatos, lo queremos para ya y de cualquier manera. La impaciencia es un factor determinante, ya que la ansiedad de obtener resultados en el más mínimo espacio de tiempo posible, esto nos lleva a elegir atajos, puede llevar a la desesperación y a desistir del compromiso con los medios éticos. En cambio, la conciencia requiere que seamos capaces de sostener la escucha, por eso es tan necesario posponer la adopción de conclusiones, por esta razón hay que darle tiempo a la conciencia.

Si queremos actuar éticamente, debemos escuchar nuestra conciencia, y si queremos hacerlo debemos moderar nuestra impaciencia y posponer la adopción de conclusiones definitivas.

Por otro lado, el último enfrentamiento, es entre el silencio y los estímulos del exterior, para esperar, posponer y escuchar a nuestra conciencia necesitamos un poco de silencio y tranquilidad, sin embargo hay un infinidad de estímulos exteriores que interfieren en nuestro ejercicio, siendo el principal de estos la hiperactividad , ya que nos empuja a huir hacía adelante sin necesidad de cuestionarnos lo que hacemos. El hábito del silencio y la autoescucha nos acerca más a nosotros/as mismos/as, es decir nos pone en nuestra realidad y todo ello es un punto de partida esencial para elaborar nuestras propias contradicciones y para elaborar éticamente los conflictos.

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