Principales argumentos DAVID HUME
Enviado por Sonia Ucelo Lezana • 19 de Abril de 2022 • Trabajo • 1.990 Palabras (8 Páginas) • 273 Visitas
Universidad de San Carlos de Guatemala
Escuela de Historia
Curso: Filosofía I
Catedrático: Dr. Miguel Alejandro de León Cardoza
LABORATORIO
Estudiante: Sonia Nohemí Ucelo Lezana
Fecha: 18/04/2022
David Hume
Principales argumentos
A lo largo del curso hemos visto cómo cada filósofo analiza las ideas de sus antecesores, derrumba lo que se considera frágil y conserva lo que puede utilizar en la construcción de su propiedad intelectual. Vimos que Locke negó algunos preceptos cartesianos pero conservó otros. Berkeley se quedó con la sustancia espiritual, aunque negó la material; sin embargo David Hume (1711-1776) rechazó cualquier idea que no tuviera fundamento en la experiencia sensible.
Hume hizo distinción entre impresiones e ideas, donde las primeras son los estímulos captados por los sentidos. Por ejemplo, si en este momento yo veo un ramo de flores, esa imagen que captan mis ojos es una impresión. Si acerco mi mano a una llama de fuego y siento el dolor de la quemadura, esa también es una impresión. Las impresiones, por lo tanto, solo pueden ser actuales, ya que si las guardo en mi memoria y las recuerdo más tarde, serán ideas. Las ideas, son las representaciones o el recuerdo de una impresión. No son actuales, o sea que si yo observé un ramo de flores hace diez minutos, y ahora lo recuerdo, se trata de una idea. Las ideas son mucho más numerosas que las impresiones. Entonces, a partir de la impresión del ramo de flores puede surgir una gran cantidad de ideas. Las impresiones son recibidas de la realidad, de lo extremo, por lo tanto no plantan problemas metafísicos, pero sí porque hay que determinar de dónde proceden. Las ideas simples se pueden relacionar fácilmente con la impresión que las produjo, pero en cambio las ideas compuestas no. Por ejemplo, la idea de existencia, de sustancia, de causa, ¿de dónde vienen?, ¿qué impresiones las originaron? Hume se interesó en esta cuestión y se dedicó a estudiar la procedencia de las ideas compuestas. Si encuentra una impresión que les corresponda, se trata de una idea confiable porque tiene un respaldo en la realidad, pero ¿qué pasa cuando no se encuentra una impresión correspondiente a la idea? Esta no puede ser confiable porque no procede de la realidad. Por eso se cuestionaba las ideas de sustancia, existencia, “yo” y causalidad porque, ¿qué impresiones les corresponden?
Hume negaba la idea de sustancia porque no encontraba una impresión que la respalde, no hay nada en la realidad que la fundamente. Para llegar a esta conclusión realizó un proceso analítico para establecer cuál es la sustancia y como no la encontró, la negó. Haciendo la suposición para determinar la sustancia de un árbol: ¿qué será?, ¿dónde se encuentra?, ¿será su color verde? No, porque el árbol es más que el color. ¿Son las hojas que cubren sus ramas? Tampoco, porque es más que hojas; no es el tronco, ni la raíz, y si no es uno solo de sus elementos, ¿qué es, dónde está la sustancia? Hume señala que la sustancia no se encuentra en uno solo de los componentes del objeto, y que al eliminarlos todos, no queda nada. Entonces, si mentalmente quitamos el color, el olor, las hojas, el tronco, las ramas, la raíz y todas las partes del árbol, no quedará nada. ¿Dónde está la sustancia? No la hay. Tomando en cuenta que la sustancia era considerada una especie de soporte que hacía al objeto ser lo que es; ese “no sé qué” que aún Locke no se atrevió a negar sino que dejó abierto como una posibilidad. Sin embargo Hume fue más allá y concluyó que la idea de sustancia es fruto de la imaginación puesto que no hay impresiones que la fundamenten.
Entonces, lo mismo ocurrió con la idea de existencia, ¿qué impresión respalda algo que existe?, ¿cómo conocemos que el árbol existe? Hume determinó que se trataba de otra idea imaginaria, o como diría Descartes, una idea ficticia. Con la idea de “Yo” Hume tampoco encontró impresiones que respaldaran esta idea. Podría decirse que el “Yo” es la suma de las vivencias personales (la alegría, la tristeza, el pensamiento, etc.) pero no es suficiente, porque “Yo” no soy solo mis vivencias, ni solo mi cuerpo. Entonces, la idea de “Yo” no tiene fundamento, y Hume concluyó que esta es otra idea imaginaria.
Hume no encontró respaldo para la relación causa-efecto porque dice que se trata de asociaciones de impresiones, o asociaciones de ideas. El hecho de que dos fenómenos se presenten sucesivamente no implica que uno produzca al otro. Hume propuso como ejemplo cuando una bola de billar choca con la otra, generalmente suponemos que la primera es la causa del movimiento de la segunda, pero lo que se observa objetivamente es el movimiento de una y luego el de la otra, lo cual no implica relación causa-efecto. Que eso significa que mi ejemplo del fuego no es la causa de mi quemadura, sino que ambos fenómenos se presentan siempre en forma sucesiva y por eso creemos que uno es causa, y el otro efecto.
Para Hume no tiene sentido plantear preguntas metafísicas porque no es posible verificar de dónde proceden ideas tales como la existencia, la sustancia y el “Yo”. Solo queda la creencia, según Hume, creemos porque estamos acostumbrados a interpretar los hechos basados en el hábito y en la asociación de ideas. Creemos que si ponemos una mano al fuego nos quemaremos, creemos que un ramo de flores que vemos existe, creemos que nuestro “Yo” existe. Para vivir, los seres humanos necesitamos esas creencias que luego se cumplen y que aceptamos como verdades, como que después de la noche siempre llega el día, que la sed se calma tomando agua, etc. Respecto a la idea de Dios, Hume tampoco pudo respaldar su existencia por los medios sensibles sin embargo, no negó que Dios exista, solo dijo que no hay bases para afirmarlo pero tampoco para negarlo. Hume se propuso demoler los conceptos ontológicos que la filosofía
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