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Trabajo práctico: “Filosofía en la educación”


Enviado por   •  7 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  1.712 Palabras (7 Páginas)  •  222 Visitas

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Trabajo práctico:

“Filosofía en la educación”

Profesor: Sergio Belingheri

Alumna: Patiño Liliana

Bertrand Russell en su trabajo “Elogio de la ociosidad” plantea la importancia que tiene para los sujetos tener tiempo ocioso, ya que mediante él, cada sujeto podría desarrollar sus intereses, sus destrezas, y por medio de éstas podrían realizar aportes positivos a la sociedad. A su vez, Russell realiza una diferenciación entre los sujetos que poseen bienes simbólicos, materiales y particularmente bienes de producción con los que no los poseen, sujetos que no tienen acceso al consumo de bienes materiales si no es a cambio de su esfuerzo, de su tiempo, el cual venden a los dueños de los bienes de producción para poder acceder a esos bienes que la sociedad de consumo promociona como necesarios para vivir.

 “Desgraciadamente, su ociosidad solamente resulta posible gracias a la laboriosidad de otros; en efecto, su deseo de cómoda ociosidad es la fuente histórica de todo el evangelio del trabajo.”[1]

Relaciono este fragmento del texto con un caso particular que pude observar en Taller III, durante una clase para niños de primer grado. La docente me comentaba que había cuatro alumnos a los cuales les costaba mucho seguir las consignas como así también realizarlas, de forma despectiva comentaba que los mismos provenían de sectores humildes y por lo cual estos niños no sabían nada (como si no conocer las letras y los números a principio de primer grado fuera algo anormal), a su vez comentaba que su conducta era pésima por lo cual consideraba que como no tenían los saberes previos necesarios y encima provenían de sectores humildes era imposible que estos niños lograsen llegar a los objetivos que ella imponía (altos para el inicio de primer grado), por lo cual ya tenía decidido que estos niños iban a repetir, les iba a poner insuficiente en el boletín para luego con esta nota demostrar a fin de año que desde el principio estos chicos “no podían” – el insuficiente era una herramienta para argumentar las “incapacidades” de los niños.

La docente, consciente o no, desde el primer día de clases decidió que dichos niños al no poseer el capital cultural y la actitud necesaria para realizar sus tareas no pasarían de grado. Partiendo de esta postura podemos anticipar que si estos niños no lograran por su cuenta alcanzar el capital cultural que esta docente necesita para poder trabajar con ellos, estos se quedarían fuera del sistema, ya que no los tomaría en cuenta, y serian un caso perdido.

Esta docente en vez de hacerse cargo de la situación que implica en pocas palabras cumplir con su trabajo, mediando entre el conocimiento y los niños, motivándolos al utilizar técnicas pedagógicas que correspondan al nivel en el que se encuentre cada uno, creando un vínculo desde el respeto, desde un aula democrática donde todos los alumnos tengan las mismas oportunidades, carga a los niños con responsabilidades que no les corresponden, decide negarles su derecho a ser educados.

Está claro que la única forma en que estos niños puedan llegar a construir el conocimiento para permanecer en la escuela es si la docente se los brinda, y es en este caso por prejuicios de la misma, por no adecuarse a la situación, por no formase para tener las herramientas necesarias para trabajar en aulas diversas que hoy transitan estos niños y que mañana pasarán muchos más lo cuales también estarán  desde el primer día de clases condenados a fracasar en su primer año escolar.

“La posibilidad de ser humano sólo se realiza efectivamente por medio de los demás, de los semejantes, es decir de aquellos a los que el niño hará enseguida todo lo posible por parecerse”[2]

Siguiendo las palabras de Savater, el niño necesita para realizarse de un otro, en sus primeros años de vida necesita de un adulto por lo general sus padres, tíos o abuelos que cuiden de él, lo protejan y alimenten, en el transcurso de su primera infancia el niño irá aprendiendo por imitación el comportamiento, el lenguaje, las costumbres, la cultura que practiquen sus cuidadores; pero si dicha cultura no es equivalente a la cultura oficial, a la escolar y a su vez su lenguaje también difiera del que se practique en la escuela, su forma de comportarse sean las de su entorno y no tengan mucha relación con lo que pretende la escuela y los docentes dentro del aula, los niños pasan a tener un destino incierto, el cual va a depender de la forma de comprender la enseñanza del docente de turno, si este docente no cree por ejemplo que el aprendizaje se construye y que no viene dado, que el niño aprende interactuando con su entorno, pero que para ello necesita el acompañamiento del docente y que el mismo comprenda que todos no aprenden en los mismo tiempos y de la misma forma, el niño quedará anclado a merced del próximo docente y así transcurrirá su etapa escolar. Considero que desde las instituciones deberían trabajar con los docentes su forma de concebir la enseñanza, el aprendizaje; es necesario que se revea esta necesidad imperiosa que tienen muchos docenes aun en la actualidad de pretender aulas homogéneas, lo cual fue un mito en el pasado porque sería imposible tener un aula donde todos los niños piensen y sientan igual, que tengan los mismos intereses, a parte de imposible, sería muy triste, porque la sociedad se perdería de lo rico que tiene la diversidad que nos permite disfrutar día a día de múltiples propuestas en las diversas esferas de la sociedad.

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