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APOLOGÍA DE SOCRATES


Enviado por   •  8 de Abril de 2013  •  460 Palabras (2 Páginas)  •  329 Visitas

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PLATÓN, Apología de Sócrates, Alabrama, Madrid 1985.

“No sé, atenienses, no sé…” Estas palabras que serán precisamente, el inicio del final de su vida, constituyen el centro de su filosofía: “sólo sé que no se nada”. Aunque a mí parecer en estas primeras líneas se refiere a que él no sabe cuál es la impresión que ha causado la acusación en las mentes de sus juzgadores, considero frase muy apta para empezar, ya que al fin y al cabo era lo que lo proponía ante el oráculo de Delfos como el más sabio, puesto que reconoce que nada es su sabiduría.” Sin embargo su humildad de reconocer que nada sabe, pienso, es, precisamente, la leña que hace encienda la hoguera del odio hacia él, esto ha sido el origen del odio que le tenían, y que, pienso, le valió una fama de arrogante, aunque él se perciba muy humilde, será lo que a la postre, posiblemente, termine siendo la causa de su condena.

Por otra parte cabe continuar con la siguiente frase “Por esto es por lo que se me odia, por decir la verdad” Sócrates sabía las razones del odio que se le profesaba e intuía cuál sería el desenlace de ese juicio y es cuando le vuelve a abrir la llave al dispensador de cicuta, cuando luego de terminar el interrogatorio, en su discurso le dice a los 500 jueces: “De todas maneras, hagáis caso de Anito o no hagáis, me absolváis o me condenéis, nunca jamás obraré de otro modo, así tenga que sufrir mil muertes” y claro que con razón lo decía, pues tenía que defender su verdad, verdad que próspero después de su muerte, puesto que como él dijo a los que lo condenaron, que serían castigados, que tendrían un gran número de censores a quienes él contenía, quienes serían tanto más severos cuanto que son más jóvenes y he aquí nos muestra una vez más su legado y que su actuar no fue en vano, tanto que él no le temía a la muerte y aseguraba que no actuaría de manera contraria a su deber religioso, por lo que confiaría plenamente en su sólida argumentación y en la verdad para ganarse el veredicto. Y aunque no fue así y no gano el veredicto al menos se percata que la diferencia de votos es apenas de 30, lo que pienso que lo hace agarrarse más de sus palabras.

Una frase que me gustaría para concluir es cuando le dice a los que lo absolvieron y los llama: Jueces, y les dice que no deben temer a la muerte, que la muerte no es un mal, sino un bien. Luego se despide para siempre de ellos.

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