ARISTOTELES

LA LEY ES “LA RAZON DESPROVISTA DE LA PASION”

La ley es la razón desprovista de la pasión es una crítica fundamental al pensamiento de platón de que los gobernantes o clase dominante no están vinculados a ninguna ley; sino obligados por virtud de su ciencia filosófica a gobernar rectamente. Aristóteles seguramente estaba convencido de que el error en el planteamiento de su maestro es que ¿quién asegura lo que es recto y justo? O ¿cómo podemos afirmar que un hombre, por más sabio que sea detenta toda la verdad y su ciencia no permite que cometa errores, siendo el hombre imperfecto?

Conocemos bien que el ser humano es naturalmente apasionado, puede sentir envidia, celos, avaricia y una innumerable cantidad de sentimientos que fácilmente corrompen su integridad. Es por esta razón que necesitamos la dorada ligadura de la ley, por la cual se mantiene el orden de la sociedad y el estado, es su poder coercitivo y su carácter bilateral en el que frente al obligado existe alguien que obligue el que garantiza la justicia y el cumplimiento de la misma.

Las leyes son impersonales, ósea no pueden ser alteradas por la decisión arbitraria de cualquier persona y todos y cada uno de los seres humanos estamos obligados a obedecerlas, tanto gobernados como gobernantes, siendo estos últimos meramente guardianes de la ley, es decir que ni su propio juicio o raciocinio, por grande que sea su ciencia o su virtud pueden sustituir la autoridad y el dominio de las leyes. Es así que se sustituye el gobierno del hombre por el gobierno de imperio de la ley.

Y la autoridad de la ley, como está demostrado, es preferible a la de cualquier individuo. Dentro del mismo principio, si aún fuera mejor que ciertas personas gobernaran, ellos deberían ser solo guardianes y ministros de la ley.

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