Administración Como Filosofía

Una vista de la filosofía hacia la administración pública.

Basando estas ideas en la tesis de Marshall Dimock sobre la relación entre la filosofía y la administración se puede dar a conocer una posición diferente de ideas que sostienen que la administración pública muy por encima de ser un arte o una ciencia, es una filosofía con un objetivo muy claro dado a su naturaleza: servir al hombre.

Podemos desglosar esta idea tomando la palabra “servir” en el sentido de ayudar a la sociedad, pensar en cada individuo y tener presentes principios éticos y morales. Entendiendo que la filosofía es la pasión de alcanzar la sabiduría, como se explicará posteriormente, busca manejar de una manera correcta e inteligente las instituciones y las dependencias públicas para lograr un bien común y por ende, servir al hombre.

La administración no sólo son respuestas o reglas técnicas que conllevan a un resultado concreto, no debe ser ésta un método rígido, no es ni siquiera una ciencia y no es una disciplina que otorgue resultados invariables. Es algo superior al arte: es una filosofía.

Aplicando la filosofía en la administración se puede interpretar como la combinación de creencias y prácticas que se destinan y tienen como función que se logren con eficacia y eficiencia la mejor ejecución e integración de las piezas importantes en los eventos administrativos.

Esto significa, para Marshall Dimock, una base bien pensada y que daba seguridad de viabilidad de supervivencia y de influencia para los individuos y las instituciones. Además de ser una buena serie de normas y con buenas técnicas, esto aspira principalmente a desarrollarse como una verdadera integración; lograr una armonía pura de todo lo que es importante.

Citando de forma breve a Dimock podemos identificar cuatro principios en los que se debe basar la filosofía de la administración pública:

1. Las instituciones serán las responsables de determinar la clase de vida que llevará la sociedad y los administradores tendrán la tarea de formar la calidad de las instituciones.

2. Los administradores tendrán que tener una mentalidad, independiente, innovadora y sobre todo individual y no actuar como engranajes, ya que el secreto del éxito es la individualidad.

3. La clave de la administración es conocer a fondo el desarrollo y la decadencia, esto debido a que la insistencia de los libros en formar un gran número de categorías y dividirlo en grupos pequeños y con comportamientos ordenados causa su propia derrota. La administración se trata, más que nada, de una fusión de varios elementos, y el éxito de ésta depende de la calidad con que se lleve a cabo tal mezcla.

4. Como base en la filosofía administrativa se encuentran los factores de desarrollo, equilibrio, estrategia, dirección y motivación. La motivación debe ser fundamentada éticamente y no por conveniencia.

Dado a que la administración pública abarca un campo de actividades muy extenso, la filosofía de la administración se acerca mucho a una filosofía de vida.

Para que ésta sea viable se tiene que valer de una serie de pruebas:

La primera es la capacidad de poder incluir cada elemento, esto implica que todos los componentes que se someten a la acción administrativa sean debida y justamente integrados para lograr un desempeño óptimo.

La segunda es tener completamente armonizados todos los componentes, que se mantengan unos correcta y eficazmente y estar sujetas sobre cualquier cosa a las normas ya establecidas.

La tercera es implementar guías positivas a base de principios éticos para que se apliquen en un futuro.

La cuarta proposición es que en la acción administrativa se debe ocupas tanto de los fines y de los medios

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