Amores Líquidos
Enviado por Paola2821 • 29 de Septiembre de 2013 • 1.532 Palabras (7 Páginas) • 1.253 Visitas
Amor líquido es un concepto creado por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, desarrollado en su obra Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, para describir el tipo de relaciones interpersonales que se desarrollan en la postmodernidad. Éstas, según el autor, están caracterizadas por la falta de solidez, calidez y por una tendencia a ser cada vez más fugaces, superficiales, etéreas y con menor compromiso. Aunque el concepto suela usarse para las relaciones basadas en el amor romántico, Bauman también desarrolla el concepto para hablar en general de la liquidez del amor al prójimo.
Bauman explica como en las sociedades del capitalismo avanzado aparecen algunas tendencias que afectan a cómo se entienden las relaciones personales. La tendencia al individualismo hace ver las relaciones fuertes como un peligro para los valores de autonomía personal. A esto se une la generalización de la ideología consumista que provoca la mercantilización de varios ámbitos de la vida. En este sentido el resto de personas empieza a verse como mercancías para satisfacer alguna necesidad, y el amor se convierte en una suerte de consumo mutuo guiado por la racionalidad economicista donde el ethos económico invade las relaciones personales.
En este contexto los vínculos afectivos estables se convierten en una hipoteca. La idea del matrimonio, el hasta que la muerte nos separe, deviene un plazo inasumible en una sociedad marcada por el eterno presente y el usar y tirar de la sociedad de consumo.
Después de todo, parece que no somos pocos los que nos gustaría decir eso de «antes… antes se amaba mucho mejor», porque ésta es la hipótesis de fondo que defiende Zygmunt Bauman en Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. El autor nos explica que el frenético consumo de una sociedad de mercado ha degenerado nuestros vínculos personales al tratar al otro, ya sea amante o prójimo, como una mercancía más de la que puedes desprenderte, desecharla, desconectarla con cierta facilidad.
Antes la gente “enamoraba”, después se “relacionaba” y ahora se “conecta”. Antes el amor suponía la posibilidad de intensas consecuencias, más tarde las relaciones impusieron la noción de funcionalidad emocional y ahora la conexión no presume ni siquiera de deseo.
Por ejemplo cuando las “ganas” se terminan, uno se desconecta, como en una eutanasia de entrecasa de los vínculos humanos, porque la conexión no se establece de individuo a individuo sino con una red. La red, como todo el mundo sabe, dispensa de la verdad. En la red se puede mentir. Esa nueva forma de comunicación puede implicar, como soporte anónimo y fantasmático, que alguien que es hombre pretenda ser mujer, que alguien de trece años pretenda tener treinta o viceversa: así se infiltran los pedófilos en los sitios púberes, pretendiendo ser uno de ellos. Estos cambios son los que analiza en El amor líquido el sociólogo alemán Zygmunt Bauman, partiendo de la noción que ya había tomado en La modernidad líquida: esta época refuta la solidez y la durabilidad de las emociones y los sentimientos.
El pensador Zygmunt Bauman ha bautizado esta tendencia el "Amor Líquido" en un texto donde muestra cómo la posmodernidad no sólo ha estremecido los cimientos de las ideologías y la política, sino los de las relaciones íntimas. El libro de Bauman plantea "la fragilidad de los vínculos humanos" y las paradojas de las relaciones contemporáneas. La primera paradoja es que aunque las personas están más conectadas por medios electrónicos y de comunicación, no necesariamente están menos solas. La segunda, que aunque la lógica del consumo se ha trasladado a las relaciones, y éstas se toman o se dejan como si se tratara de ir de compras, subsiste el temor a ser "desechado". La tercera es que aunque la gente sigue buscando seguridad, quiere relaciones livianas, que no le cuesten demasiado esfuerzo. De todo esto está hecho el amor líquido.
Bauman atribuye a la lógica del consumo las nuevas relaciones.
Se las puede describir como relaciones de bolsillo: breves, agradables y fáciles.
Con el amor líquido "uno pide menos y se conforma con menos", dice Bauman, pues no está dispuesto a invertir demasiado. Es un amor que no concibe la dificultad ni el sufrimiento. La gente quiere salir ilesa de esa experiencia, no correr peligro alguno ni tener secuelas. Pero el amor siempre implica riesgos.
El amor líquido, en definitiva, es un signo de los nuevos tiempos. De que lo fragmentario, la incertidumbre y la inestabilidad se han instalado también en nuestra vida cotidiana. Pero eso no quiere decir que el amor romántico, duradero, que se
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