Analisis Literario De Pedro Y El Capitan
Enviado por Lordpatula • 1 de Mayo de 2014 • 761 Palabras (4 Páginas) • 1.315 Visitas
“Pedro y el Capitán” (1979) de Mario Benedetti fue concebida inicialmente como novela, pero finalmente significó el afortunado reencuentro del escritor uruguayo con el teatro. Es una larga conversación entre un torturador y un torturado, en la que la tortura no estará presente como tal, aunque sí como la gran sombra que pesa sobre el diálogo”, según las propias palabras de Benedetti. El planteamiento escénico, minimalista, no muestra pues la tortura física en sí misma, sino que se desenvuelve en cuatro actos que son meros intermedios entre tortura y tortura. Son los momentos en los que el “interrogador bueno” se hace cargo del detenido que ha sido previamente torturado.
Según el autor, “la obra no es el enfrentamiento entre un monstruo y un santo, sino de dos hombres, dos seres de carne y hueso, ambos con zonas de vulnerabilidad y resistencia”. La verdadera tensión dramática de esta obra es trazar la evolución psicológica de una persona normal a un torturador y la resistencia y lealtad del torturado”.
En la obra el intento de comprensión de una de las manifestaciones de la violencia engendrada por sistemas políticos represivos, el tenso diálogo desarrollado en la sala de interrogaciones entre víctima y victimario, conforman una verdadera radiografía dramática de la psicología de un torturador. La distancia que separa a ambos es, sobre todo, ideológica; y quizá ahí es donde reside la clave de otras diferencias, que abarcan temas tan sensibles como la moral, el ánimo, el dolor humano, el coraje y la cobardía, la poca o mucha capacidad de sacrificio, la brecha entre la traición y libertad.
La pieza busca hallar respuestas al por qué y mediante qué proceso, un ser normal puede convertirse en un torturador. Al comenzar a leerla, uno tiene la imagen de que el torturador es un ser ruin, malvado, y que no escatimará esfuerzos en obtener la información que pretende. Por otra parte aparece el torturado como un ser débil, que pretende aguantar la mayor cantidad de tiempo posible los castigos y vejámenes a los que se le someten, por lealtad a su ser y compañeros, a sus ideologías y creencias.
Pedro encarna una especie de conciencia enmascarada, oculta, pero presente en el Capitán. Sus diálogos fluyen de una manera pausada. En el inicio es el Capitán el que ejerce un monólogo “conciliador” frente a un ya maltrecho Pedro, para que este le entregue la información deseada. Sin embargo, Pedro se niega. El Capitán no incurre en maltratos físicos, pero cada vez que se entrevista con Pedro lo encuentra más demacrado y dañado. Es en ése instante cuando el Capitán y Pedro comienzan a hablarse con franqueza, ya no del tema que se supone los atañe, sino de cómo realmente son como personas, de sus vivencias. Se produce entonces una abertura humana, en la que el lector ya no difiere entre el “malo” y el “bueno”, sino que se
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