Antecedentes De La Dignidad
Enviado por mau.ale1991 • 26 de Noviembre de 2014 • 2.309 Palabras (10 Páginas) • 437 Visitas
Índice
Dignificación de la imagen profesional 2
Introducción. 2
Capítulo 1. Antecedentes de la dignidad 3
“Pensamiento de Platón” 4
Capítulo 2. La imagen profesional con la dignidad. 6
Capitulo 3. La dignificación de la imagen personal. 7
¿Como se aplica?. 8
Vision. 9
Dignificación de la imagen profesional
Introducción.
La dignidad humana se define como valor central de la civilización humana. También, y desde una perspectiva histórica, «la gran revolución de la modernidad es la afirmación del individuo como centro decisorio indiscutible de la organización colectiva». (BEHAR, 1993).
Por un lado, la idea de dignidad humana sería el reflejo de un progreso moral que consistiría en reconocer en la persona un valor inherente en torno al cual se estructurarían las organizaciones sociales y políticas. Por otro lado, se identificaría con el periodo histórico de la modernidad, y con una civilización en particular: Occidente. En efecto, ha sido dentro y a partir de esta cultura donde y cuando la noción de dignidad humana se ha formulado filosófica y moralmente, para integrar en el siglo XX, los órdenes jurídicos nacionales e internacionales como fundamento de los derechos humanos.
Se considera en este sentido que como, la dignidad humana debe interpretarse teniendo en cuenta el «horizonte espiritual» y la «situación histórica» que han impulsado su incorporación en los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales. (MAIHOFER, 2008) .
En otras palabras, la dignidad humana se ha construido en la historia de las ideas (con el humanismo en particular) pero su inclusión en los distintos órdenes jurídicos contemporáneos deriva del holocausto de la segunda guerra mundial.
Capítulo 1. Antecedentes de la dignidad
La dignidad es una cualidad humana que depende de la racionalidad y se refiere a la teoría que asegura que el ser humano está capacitado para cambiar su vida a partir del libre albedrío y del ejercicio de la libertad individual; en el mejor de los casos, este cambio se da para mejorar su situación. Según esta idea, la dignidad está vinculada a la autonomía y la autarquía del hombre que se gobierna a sí mismo con rectitud y honradez.
La libertad es posible a través de la educación, que permite que las personas tomen decisiones en base al conocimiento y haciendo uso de la plenitud de su inteligencia. Por supuesto, otras cuestiones hacen a la libertad de un individuo y, por lo tanto, a su dignidad: una vivienda, trabajo, acceso al sistema sanitario, etc.
Si una persona es despojada de estos derechos básicos, se dice que su dignidad ha sido ultrajada; no por voluntad de la persona, sino porque no puede ejercer su libertad. La dignidad implica el reconocimiento de la condición humana y el respeto.
Dignidad simple vista, se advierte que el término dignidad posee dos significados bien diferenciados: uno de ellos denota la consecución de una serie de objetivos de carácter vital, dados los principios de cada sociedad; el otro es mucho más flexible, ya que hace referencia a ser merecedor de una posesión o del afecto o respeto de otra persona, entre otras cosas. En el primer caso, la acepción se encuentra enmarcada en ciertos condicionamientos de tipo social, lo cual hace que no todos los habitantes de un mismo país compartan su definición.
Tomemos por ejemplo el concepto de vivienda digna. ¿A qué se refiere exactamente? En primer lugar, debe presentar un nivel de higiene aceptable, lo cual nos lleva a otro preconcepto, que también resulta necesario aclarar: en una casa higiénica no hay residuos fuera de los cubos o bolsas pertinentes, se lavan los utensilios de cocina todos los días, se desinfectan los baños regularmente y se limpian los pisos y las ventanas con frecuencia, recogiendo el polvo y eliminando las bacterias para evitar a sus habitantes potenciales infecciones.
Está claro que la mayoría de las personas de una sociedad occidental está de acuerdo con dichos requisitos, pero eso no indica necesariamente que se trate de la mejor forma de mantener una casa. Continuando con la idea de vivienda digna, se espera que pueda resultar fresca en épocas de calor y, sobre todo, cálida en los meses más fríos.
Para ello, la tecnología nos ofrece diferentes opciones, y muchos optan por los sistemas de aire acondicionado y las estufas a gas. Nuevamente, una minoría podría oponerse al uso de estos artefactos, promoviendo un modo más natural y ecológico de soportar las temperaturas extremas; pero el lenguaje sólo responde a las necesidades del mayor grupo, justamente de aquél que lo ignorará y deformará hasta despojarlo de su dignidad.
Con respecto a la forma adjetiva (digno, digna, etcétera) puede utilizarse con diferentes pesos y no necesariamente en un contexto serio: “No sé si soy digno de que me regales todo esto… Pero no creas que te lo voy a rechazar“, “A veces pienso que no soy digna de que me quiera así, y no entiendo por qué se queda a mi lado“, “Esta peli es digna de ser vista más de una vez“.
“Pensamiento de Platón”
Algunos planteamientos y reflexiones en los escritos platónicos parecen imposibilitar la presencia de algunos precedentes al concepto de dignidad humana. Me ha parecido relevante tomarlos en cuenta con el fin de contrastar esos elementos con otros que, a mi juicio, han podido constituir algunos sedimentos de la dignidad humana.
En este sentido, la alegoría de la Caverna revela una visión pesimista de la condición humana.
En efecto, al referirse a la falta de educación de los Hombres, Platón asimiló su condición a la de unos prisioneros en una caverna, condenados a mirar delante de ellos e incapaces de percibir la realidad detrás de sí. Tomaban como reales las sombras que se proyectaban ante sus ojos, sombras que además, ni siquiera eran las del mundo exterior (y verdadero) sino de artífices. Los Hombres vivían así en un doble engaño, inconscientes de la situación en la cual se encontraban, e incluso capaces de matar al que los hubieran pretendido liberar de su ignorancia.
De este modo, ningún valor inherente al género humano podía deducirse de esta condición. “Hombres eran indignos porque ignorantes, inaptos para percibir la finalidad de su existencia, ni comprender el sentido de la justicia . Los Hombres estaban así imbuidos en un sueño de ilusiones, engañándose a sí mismo, eran incapaces de despertarse por sí solos por falta de educación adecuada.”
(Platon "Republica", 1988).
Platón tenía así una visión dualista del mundo: la “Caverna” sinónima de la condición humana,
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