Aristóteles, La Política
Enviado por paola.lopez • 19 de Mayo de 2013 • Resumen • 1.395 Palabras (6 Páginas) • 320 Visitas
LA POLITICA DE ARISTOTELES
Aristóteles se muestra mucho más realista que Platón. El afirma que la felicidad es siempre una forma de placer, y el placer verdadero vive en la realización de la esencia propia, en el perfecto funcionamiento de aquello que nos distingue de los otros seres: es decir, los placeres, para el hombre el ejercicio de la razón. Así la virtud será siempre la disposición racional.
Si la felicidad es el fin de los individuos no lo es menos de la sociedad que los individuos integran. La preeminencia de la sociedad sobre el individuo es clara en Aristóteles ¿Cómo pensar que la parte es anterior al todo? ¿Cómo pensar que esta parte que cada individuo constituye es anterior en su validez, a la sociedad donde este individuo vive? Cuando preguntamos cual es la condición de la felicidad individual, debemos encontrarla en la vida común, en la sociedad y en el Estado. Así lo afirma Aristóteles
Esa búsqueda de la sociedad perfecta, del ‘estado perfecto’, no es actual; no nació tras la primera, o la segunda guerra mundial, ni tras un conflicto cualquiera como ya es costumbre nuestra; incluso sería justo asegurar que tales conflictos (y muchos anteriores) se han debido a dicha búsqueda en sí misma, así como sería igualmente correcto asegurar que es quizá el propio ser humano una mezcla indisoluble de pasión y razón a tal punto de desconocer aún,
tras miles de años de historia, su objetivo fundamental como individuo y como ser social.
Esta búsqueda Aristotélica de la armonía en la existencia individual y colectiva de los seres no es sino la descripción de una característica inherente a la especie humana, ‘El ciudadano y el hombre virtuoso no son más que uno’, la condición excelsa de hombre político es definitivamente un regalo de la evolución en virtud del cual ya no somos más una especie libre e ignorante de su destino, sino que nos orienta y nos obliga a enfocar nuestras acciones hacia la auto preservación y el perfeccionamiento, a la ratificación de nuestra supremacía en el universo.
Aristóteles, al igual que muchos contemporáneos suyos, desarrolló un amplio sentido del manejo de la razón, de la finalidad del hombre y de la finalidad del hombre político como ciudadano: la formación del Estado; un hecho natural, ya que el hombre es un ser naturalmente sociable, porque no puede bastarse a sí mismo separado del todo como el resto de las partes, siendo aquél que vive fuera de ésta, un ser superior a la especie, o una bestia. Por todo esto, la naturaleza arrastra instintivamente al hombre a la asociación política.
Es de reflexionar acerca de que así como en la naturaleza hallamos una clasificación darviniana de inferiores y superiores, entre hombres pueden igualmente hallarse análogas funciones
en cuanto a la capacidad individual de razón; no obstante, hoy no forma parte de nuestro ideal de prodigalidad y escrupulosidad el seleccionar una Aristocracia como fundamento de la evolución, ni mucho menos aceptar directamente la actual entrega del poder de las masas constituyentes de la soberanía a las manos de unos pocos a quienes la propiedad ha convertido en notables individuos, puesto que se incurrirá en el craso error de abrir las puertas al monstruoso riesgo de la revolución que trae consigo la miseria, una miseria a la que estarán condenados quienes se encontraran bajo esta forma de subyugación (que ya en varias páginas de nuestra efemérides ha tomado forma colosal) y que no contribuiría sino a recomenzar el círculo de la decadencia, pues es bien sabido que no son más los más fuertes ni los mejor dotados de las habilidades políticas; así como conocemos que han sido siempre muchos, el vulgo, quienes han estado relegados al segundo plano de la inactividad como partícipes de la configuración del Estado en menoscabo de su propia libertad y valor como hombres.
El gobierno real es el que se ejerce con el consentimiento de los súbditos y con soberanía en asuntos de gran importancia, aunque para el este caso es especial, esto no pueda ser, ya que los ciudadanos son naturalmente todos iguales, por lo que todos deben tener igualmente el poder;
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