Aurelia
Enviado por mattiy • 27 de Octubre de 2013 • Tesis • 466 Palabras (2 Páginas) • 342 Visitas
AURELIA
Ricardo Aguilar Melantzón.
La Aurelia de Ricardo Aguilar Melantzón me parece que nos conduce un poco o irremediablemente a la idea de la Aurelia de Gerard de Nérval (1855) en donde, en la primera parte, comienza señalando que “la revelación es una segunda vida”, obra en la que se habla también de un mundo invisible, de la muerte como un determinante del “yo”, que es otra forma de continuar existencia: un sótano oscuro y vago que se aclara poco a poco desembarazándose de las tinieblas de las sombras de la noche y de las pálidas figuras inmóviles del Limbo, lo que el autor Swedenborg llamaba Memorabilia. Sin embargo la Aurelia de Ricardo Aguilar es la imagen de la abuela materna del mismo nombre, una mujer de carácter increíblemente fuerte pero solitaria; mujer autoritaria procedente de Bato pilas, en el Cañón del Cobre, Chihuahua. Esa Aurelia, alta y robusta, con una visión quijotesca de las cosas, que llegó de la sierra de Ciudad Juárez llevando con ella todo un bagaje cultural. O tal vez, debido a la afición del autor por la historia romana, la Vía Aurelia una ruta muy importante para llegar a Roma echó a volar su imaginación, o creo que fue una conjunción de ambas. Le puso por título Aurelia porque constituye un ícono importante en la colección, una narrativa, una suerte de ensayo pero con un para mi peculiar nombre. Lo que Aguilar Melantzón pensó hacer con su libro Aurelia, como una vez comentó, fue unir los ríos: ríos de su familia porque Aurelia era una clase de río, fuerte y poderoso; era vida y muerte al mismo tiempo, un huracán vital fluyendo por medio de las voces de su familia. Para el propio autor, los ríos eran en gran parte un elemento femenino porque el agua otorga vida a la agricultura, produce alimentos y todas esas cosas eran bellas para el autor Ricardo Aguilar. Los recuerdos de South El Paso también afloran de manera natural, ubicándolo en el trolebús que bajaba por El Paso Street hasta llegar a Stanton y así experimentar la sensación de estar frente al Puente Negro, lugar de cruce de indocumentados y en donde muchos de ellos lamentablemente han perdido la vida. El viaje de Ciudad Juárez a El Paso constituye una experiencia normal para la gente porque para ellos no existen dos ciudades, es una sola. Aurelia analiza la experiencia de varios individuos o familias que se habían quedado guardados en la mente del autor y que a través de su pluma ágil los compartió acertadamente con nosotros los lectores para de esta forma conocer un poco más de lo que la gente piensa acerca de el llamado “sueño americano” y como esto se volvió algo cotidiano entre las dos ciudades Juárez y El paso Texas.
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