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BIOGRAFIA DE GUILLERMO CAREY


Enviado por   •  10 de Junio de 2015  •  1.750 Palabras (7 Páginas)  •  647 Visitas

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La Biografía de Guillermo Carey

Guillermo Carey es considerado el Padre de las Misiones Modernas. Nació en Inglaterra en 1762, hijo de anglicanos y criado en la Iglesia. Desde muy joven comprobaba tener una inteligencia cuya sed de saber no parecía saciarse nunca.

Especialmente le fascinaban los idiomas.

Trabajando de zapatero desde los 16 años, siempre tenía algún libro de estudio al lado de los zapatos. Un día un compañero le invitó a una reunión no anglicana. Tenía 18 años y el sermón que oía sobre Hebreos 13:13-14 hizo que entregara la vida a Cristo. Cuando después entendía que Dios le guiaba fuera de la Iglesia Anglicana obedeció, aunque le costaba. Seguían trece años de duros trabajos como zapatero, como maestro de niños, como predicador ferviente y, sobre todo, como incansable estudiante. Además se casó y tenía familia.

Cada vez le pesaba más la indecible necesidad de los paganos. Mirando atrás, entendemos que Guillermo estaba experimentando algo como ‘dolores-de-parto’. Pero al hablar de esta ‘carga’ con otros siervos de Dios, no era siempre comprendido o bien recibido. Una vez, en una reunión de pastores bautistas, cuando enfatizaba la necesidad de llevar el evangelio a los paganos, un pastor de más edad y experiencia quedó exasperado. Le espetó: “¡Joven, siéntese, siéntese! Usted es un entusiasta, pero cuando a Dios le complazca convertir a los paganos, Él sabrá hacerlo sin consultar ni a usted, ni a mí.” No obstante, el 2 de octubre de 1792, Carey y otros doce siervos de Dios, ‘dan a luz’ la Sociedad Misionera Bautista. Y ya, el siguiente año, después de grandes pruebas, el mismo Guillermo y joven familia, junto con un compañero, zarpan en un velero danés. Este necesitó cinco meses para llegar a Calcuta en la India.

Durante este viaje Guillermo Carey aprendió suficiente bien el bengalí como para entenderse con el pueblo. Poco después de desembarcar comenzó a predicar, y los oyentes venían a escucharlo en número siempre creciente.

Carey percibió la necesidad imperiosa de que el pueblo tuviese una Biblia en su propia lengua y, sin demora, se entregó a la tarea de traducirla. La rapidez con que aprendió las lenguas de la India, es motivo de admiración para los mejores lingüistas.

“Desempeñaba estas tareas hercúleas sin poner en riesgo su salud, porque se aplicaba metódica y rigurosamente a su programa de trabajos, año tras año. Se divertía pasando de una tarea a la otra. El decía que pierde más tiempo cuando se trabaja sin constancia e indolentemente, que con las interrupciones de las visitas. Observaba, por lo tanto, la norma de tomar, sin vacilar, la obra marcada y no dejar que absolutamente nada lo distrajese durante su período de trabajo.”

Lo siguiente, escrito para pedirle disculpas a un amigo por la demora en responderle su carta, muestra cómo muchas de sus obras avanzaron juntas:

“Me levanté hoy a las seis, leí un capítulo de la Biblia hebrea; pasé el resto del tiempo, hasta las siete, orando. Luego asistí al culto doméstico en bengalí con los sirvientes. Mientras me traían el té, leí un poco en persa con un munchi que me esperaba; leí también, antes de desayunar, una porción de las Escrituras en indostaní.

Luego, después de desayunar, me senté con un pundite que me esperaba, para continuar la traducción del sánscrito al ramayuma. Trabajamos hasta las diez. Entonces fui al colegio para enseñar hasta casi las dos de la tarde. Al volver a casa, leí las pruebas de la traducción de Jeremías al bengalí, y acabé justo cuando ya era hora de comer. Después de la comida, me puse a traducir, ayudado por el pundite jefe del colegio, la mayor parte del capítulo ocho de Mateo al sánscrito. En esto estuve ocupado hasta las seis de la tarde. Después de las seis me senté con un pundite de Telinga, para traducir del sánscrito a la lengua de él. A las siete comencé a meditar sobre el mensaje de un sermón que prediqué luego en inglés a las siete y media. Cerca de cuarenta personas asistieron al culto, entre ellas un juez del Sudder Dewany Dawlut. Después del culto el juez contribuyó con 500 rupias para la construcción de un nuevo templo. Todos los que asistieron al culto se fueron a las nueve de la noche; me senté entonces para traducir el capítulo once de Ezequiel al bengalí. Acabé a las once, y ahora te estoy escribiendo esta carta. Después, clausuraré mis actividades de este día en oración. No hay día en que pueda disponer de más tiempo que esto, pero el programa varía. “Al avanzar en edad, sus amigos insistían en que disminuyese sus esfuerzos, pero su aversión a la inactividad era tal, que continuaba trabajando, aun cuando la fuerza física no era suficiente para activar la necesaria energía mental. Por fin se vio obligado a permanecer en cama, donde siguió corrigiendo las pruebas de las traducciones.

Finalmente, el 9 de Junio de 1834, a la edad de 73 años, Guillermo Carey durmió en Cristo.

La humildad fue una de las características más destacadas de su vida, Se cuenta que, estando en el pináculo de su fama, oyó a cierto oficial inglés preguntar cínicamente: “¿El gran doctor Carey no era zapatero?” Carey al oír casualmente la pregunta respondió:

“No, mi amigo, era apenas un remendón.”

Cuando Guillermo Carey llegó a la India, los ingleses le negaron el permiso para desembarcar. Al morir, sin embargo, el gobierno ordenó que se izasen las banderas a media asta, para honrar la memoria

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