Biografía de Averroes
Enviado por FernandoLoayza • 11 de Mayo de 2014 • Biografía • 715 Palabras (3 Páginas) • 258 Visitas
AVERROES
Biografía: (Córdoba, 1126 - Marruecos, 1198).Filósofo hispanoárabe. Averroes continuó la tradición jurídica de la familia y alcanzó, siendo muy joven, fama de gran jurisconsulto. Estudió al mismo tiempo teología y materias literarias. Hasta este momento no había salido de los programas ordinarios escolares de su tiempo; pero no paró aquí y se dio a conocer al mismo tiempo como médico de gran valor. Además de medicina, estudió astronomía en el Almagesto, del que hizo un compendio, y filosofía.
Al principio, Averroes se mostró reticente, porque conocía (y tendría amarga experiencia de ello al fin de su vida) los riesgos de profesar la filosofía en un ambiente que tendía a identificarla con la herejía; pero cuando vio que el mismo califa planteaba un tema arriesgado, ya no vaciló y conquistó con su doctrina el ánimo de su interlocutor, quien le regaló una gran suma, un suntuoso abrigo de pieles y una bella cabalgadura. Lo nombró además médico de corte y le confió, en España y en Marruecos, una serie de misiones que culminaron en 1182 con el nombramiento de cadí de los cadíes de Córdoba.
Bajo el reinado del sucesor de Yusuf, Yaqub al-Mansur (1184-1199), continuaron los honores; pero en 1195, el califa, cediendo a las presiones de los teólogos y de los canonistas, que veían en las ciencias profanas, y sobre todo en la filosofía, un peligro para la religión, publicó un decreto contra los cultivadores de estas disciplinas y confinó en Lucena, arrabal situado a poca distancia de Córdoba, a su protegido, que había sufrido el disgusto de ver cómo se quemaban sus obras en la plaza pública y de verse expulsado, juntamente con su amigo Ibn Zuhr (Avenzohar), de la mezquita por la plebe fanatizada. Tres años después, en 1198, el califa revocó sus edictos y volvió a llamar junto a sí a Averroes, que murió pocos meses después en Marrakesh.
Filosofía del conocimiento:
La noética de Averroes, formulada en su obra conocida como Gran comentario, parte de la distinción aristotélica entre dos intelectos, el nous pathetikós (intelecto receptivo) y el nous poietikós (intelecto agente), que permitió desligar la reflexión filosófica de las especulaciones míticas y políticas.
Averroes se esforzó en aclarar cómo piensa el ser humano y cómo es posible la formulación de verdades universales y eternas por parte de seres perecederos.
El filósofo cordobés se distancia de Aristóteles al subrayar la función sensorial de los nervios y al reconocer en el cerebro la localización de algunas facultades intelectivas (imaginación, memoria...).
Averroes sitúa el origen de la intelección en la percepción sensible de los objetos individuales y concreta su fin en la universalización, que no existe fuera del alma (el principio de los animales): el proceso consiste en sentir, imaginar y, finalmente, captar el universal.
Ese universal
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