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Bruma


Enviado por   •  3 de Abril de 2016  •  Apuntes  •  1.560 Palabras (7 Páginas)  •  246 Visitas

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Detrás de la bruma

Lo primero que vio Coba al despertar fue la llegada de la niebla que se agolpaba frente a la ventana, el vidrio semi empañado dejaba ver una cortina de humo blanco imposible de penetrar, tan espesa que ya no se podía ver lo que sucedía del otro lado de la calle. De pronto sintió un arranque de ansiedad, su corazón se estrujó como si una mano fría lo oprimiera dentro de su pecho. “¡Carlitos!” se dijo notando un nudo en la garganta, miró el reloj que reposaba en la repisa junto al televisor y descubrió que era casi mediodía, se levantó de un salto sin poder explicarse cómo podía haberse quedado dormida y se vistió en un santiamén, alistándose para ir por su nieto a la escuela.

Antes de salir experimentó una oleada de pánico, no comprendía lo que estaba sucediendo, ni siquiera recordaba lo que había hecho esa mañana, suponía que había dejado al niño en la escuela, eso podía explicarse debido a que el chico no estaba ahí y tampoco sus cosas, el problema era que todo lo demás era un enorme vacío, su cerebro se hallaba en blanco, incapaz de conectar los puntos ciegos que la mantenían desorientada. Respiró profundo, tratando de imaginar cómo sería caminar tres cuadras a través de la niebla, no sabía por qué, pero aquella visión le daba mala espina, el panorama que se extendía ante ella le resultaba intimidante, como si estuviera a punto de arrojarse a un acantilado. Supuso que tal vez era la sensación de perder el control lo que le molestaba, además de la soledad que se respiraba en el ambiente, a pesar de que vivía ahí desde hace más de diez años, jamás había reparado en lo desértica que se veía esa calle.

Abrió la puerta con dedos firmes y  tomó el paraguas recargado junto a la puerta, se colocó la capa de viaje cuidando de taparse muy bien la nariz y la boca. El frío era tan intenso que se colaba por debajo de la tela provocando que le temblaran las piernas. Mientras avanzaba por la estrecha calle, trató de recordar la llegada de la niebla, pero por más que buscaba en su memoria no lograba relacionar ningún fenómeno parecido, si fuera así de ninguna manera habría dejado que Carlitos fuera a clases, lo cual significaba que todo había sucedido alrededor de las nueve o las diez, suponiendo que dormía desde entonces. Hasta ese momento jamás se había preocupado por las enfermedades mentales, conocía algunos casos de demencia senil, pero en su fuero interno se negaba a creer que eso podía pasarle; no obstante, aquella sensación terrible en la boca del estómago se negaba a desaparecer, recordándole que había cometido un terrible fallo y si no se daba prisa pagaría muy caro por eso.

 La niebla se cernía sobre las calles flotando con cierto aire fantasmal, ni siquiera la escasa luz del sol conseguía disiparla, las corrientes de aire dibujaban formas difusas que se arremolinaban, mientras el olor a humedad se impregnaba en todas partes. No había ni un alma caminando en las calles, con excepción de Coba, cuyos pasos resonaban en el silencio. Aquel mutismo solo conseguía ponerla más nerviosa, a esas horas ya debería haber madres caminando para recoger a sus hijos.

Comenzó a pensar que habían cancelado las clases, no era la primera vez que lo hacían debido al mal tiempo, lo cual representaba una preocupación mayor, porque si eso era cierto, entonces no tenía idea de dónde podía estar su nieto. Imaginó lo que dirían sus padres al enterarse de la noticia, a decir verdad, no sabría cómo explicarles lo sucedido, por más que quisiera, ni siquiera ella podía encontrar razones para justificar semejante comportamiento. Dobló la esquina sin dejar de atormentarse, sintiéndose estúpida por ser la única persona arriesgándose al salir de casa, el sentido común le decía que lo mejor era regresar, con esa suerte podía perderse y entonces estaría en mayores dificultades, pero el instinto la alentaba a seguir, por lo menos para enterarse de lo sucedido, necesitaba una certeza por dónde empezar para continuar la búsqueda.

Cuando llegó a la escuela sus temores se confirmaron, el edificio vacío se apreciaba enorme, con los muros destartalados otorgándole un aspecto tétrico, la ausencia de risas y gritos originaba una atmósfera inquietante. Coba se detuvo  en la puerta, mirando con expresión angustiada los ventanales del segundo piso, desde ahí le parecieron ojos muertos, con las cuencas vacías, habitadas por una presencia  que no podía describir. “¡No puede ser, no puede ser!” sus gritos resonaron dentro de su cabeza, sin la fuerza suficiente para salir de su garganta, las lágrimas tibias acariciaron su rostro. Arriba la niebla se arremolinaba creando gigantescas ondas circulares, un  terrible  rugido retumbó en el cielo haciendo vibrar la tierra. Coba sintió que se le encogía el estómago, dio un respingo y empezó a caminar sin rumbo.

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