COMO ES QUE SE DA UN BUEN concepto de lo político
Enviado por Marylin Rodriguez • 5 de Diciembre de 2017 • Ensayo • 3.024 Palabras (13 Páginas) • 196 Visitas
UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, CIENCIAS SOCIALES Y POLÍTICAS
NOMBRES: Marylin Rodríguez
PARALELO: Política Cuarto Semestre
TEMA: Ensayo de Teoría Política IV
La Intensidad de lo político en la “Revolución Ciudadana”, según un análisis de la protesta Indígena.
Introducción.
Desde la antigua polis se han consolidado intentos por de definir lo “político”, ligándolo con la edificación de un modo singular de vida propuesto por Aristóteles, hasta vincularlo con el Estado, en una visión Liberal que antagoniza este concepto de esferas como la economía y el derecho; sin embargo es necesario distinguir su esencia, para alejarlo de ese sentido negativo que se le ha otorgado históricamente.
Siendo esta la labor de Carl Schmitt en su obra “El concepto de lo político” donde reconoce la importancia del conflicto, y por ende de la distinción amigo-enemigo para la política, razón por la que realizar un análisis del régimen ecuatoriano actual, de acuerdo a la definición de “lo político” según estos postulados, permitirá apreciar el nivel de autonomía y participación de la ciudadanía en forma de movimientos sociales y de protesta en el gobierno de la autodenominada “Revolución Ciudadana” como expresión de la intensidad de “lo político”.
Este fin se obtendrá a partir del análisis de fuentes secundarias, principalmente artículos de periódicos acerca de los movimientos sociales, específicamente de las movilizaciones indígenas, efectuando un estudio de caso que se centrará en examinar la insurrección, levantamiento y posterior paro nacional llevado a cabo del 10 al 15 de agosto en el año 2015, ejecutando a su vez una interpretación de esta disputa a la luz de los conceptos propuestos por Schmitt, en primer lugar delimitando el concepto de “lo político”, mismo que permitirá introducirnos al desarrollo de argumentos como, el establecimiento concreto de la lógica amigo-enemigo, y del “conflicto político” en el antagonismo movimiento indígena y gobierno.
Desarrollo.
Carl Schmitt comenzará su escrito afirmando que en el lenguaje actual se ha presentado como habitual vincular lo político con lo estatal, sin embargo tales aseveraciones presuponen limitaciones al concepto de “lo político”, una de ellas es que “duran (…) sólo mientras el Estado y las instituciones estatales puedan ser presupuestos como algo estable y cierto (…) solo mientras el Estado sea realmente una unidad clara unívoca y determinada” (Schmitt, 1984, pág. 18) , y a la vez esta vinculación implica una separación de la sociedad y el Estado que tiende a crear una dicotomía de la sociedad como un elemento “no político” despolitizándola, afirmación que cree es totalmente errónea ya que para el autor ambas se compenetran recíprocamente, es así que una vinculación de “lo político” con el Estado es truncada, viendo como imprescindible otorgarle una autonomía al concepto.
Ante esto es necesario definir a “lo político” “mediante el descubrimiento y la fijación de las categorías específicamente políticas” (Schmitt, 1984, pág. 22) que actúen de manera independiente y a la que se pueda remitir todo el actuar político, como en la moral se distingue bueno y malo, o en la estética lo bello de lo feo, Schmitt propone que para “lo político” se distinga entre las categorías: amigo y enemigo, ya que estas no son derivables de otros criterios, es decir que al presentarse como una distinción autónoma no hay necesidad de que el enemigo político sea estéticamente feo o moralmente malo.
Tras definir las categorías a utilizarse en la distinción de “lo político” propuestas por el autor, siendo estas: amigo-enemigo, será preciso indicar a fondo las características para la correcta distinción del “enemigo político” por tanto se puede señalar que:
“Enemigo no es el competidor o el adversario en general (…)no es siquiera el adversario privado que nos odia debido a sentimientos de apatía (…) es sólo un conjunto de hombres que combate, al menos virtualmente, o sea sobre una posibilidad real, y que se contrapone a otro agrupamiento humano (…) es sólo el enemigo público.” (Schmitt, 1984, pág. 25)
De aquí que se muestren las líneas principales a ser analizadas en este escrito, a partir de la oposición entre el movimiento indígena y “revolución ciudadana”, en primer lugar la identificación del “enemigo político”, y tras esta la delimitación de la “posibilidad real” que ha marcado este antagonismo.
El enemigo político en la oposición “Revolución Ciudadana”- Movimiento Indígena.
Carl Schmitt proporciona una definición concreta del “enemigo político” catalogándolo estrictamente como “el otro”, sin embargo tras esta puntualización aportará un elemento importante para su delimitación indicando que “en caso extremo serán posibles con él conflictos que no puedan ser decididos ni a través de un sistema de normas preestablecidas ni mediante la intervención de terceros” (Schmitt, 1984, pág. 23). En este caso el “enemigo político” se podrá definir tras la identificación de la “posibilidad real” entendida como conflicto, que Schmitt explica significa “la negación del modo propio de existir y si es por ello necesario defenderse y combatir, para preservar el propio, peculiar, modo de vida.” (Schmitt, 1984, pág. 23)
Entonces, es importante aclarar que se realizará la definición de enemigo y conflicto político partiendo de la perspectiva del movimiento indígena, quienes a través de uno de sus líderes Carlos Pérez Guartambel expresan: “No queremos botarle a Correa (…) hay que desmontar estas leyes que son oprobiosas para el pueblo, como la de comunicación, COIP, de agua y minería...” (El Universo, 2015a) . Y aunque el mandatario expresó que “estos grupos solo buscarán hacer bulla y desmanes, (… [ ya que]) la protesta no tiene motivos ni justificación. (Andes, 2015)
El movimiento indígena rectifica que su pedido tiene pies y cabeza y que van más allá del agua ya que, como asegura el diario virtual “La República”: “exigen que se archiven las enmiendas, sobre todo la reelección indefinida; que haya una reforma agraria y una educativa que garantice la educación intercultural bilingüe y se permita el libre acceso a las universidades.” (La República , 2015)
Es aquí evidente que el enemigo político del movimiento indígena como organización en realidad no es el primer mandatario, sino su gobierno en sí; gobierno entendido por el conjunto conformado por representantes, asambleístas, la nueva constitución redactada el 2008 y las persistentes reformas, mismas que denotan el conflicto político de estos actores, donde las constantes enmiendas entre estas: la ley de aguas, minería, educación e incluso la iniciativa que buscaba la reelección a perpetuidad del presidente de la república Rafael Correa se presentan como “oprobiosas” y despectivas para su forma de vida, cultura y tradiciones por lo que al no ser atendido su llamado al dialogo ven necesario “radicalizar la resistencia” a través de movilizaciones, levantamientos y paros defendiendo así su “peculiar modo de vida”.
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