CONTEXTO HISTÓRICO Y FACTORES INFLUYENTES EN EL SURGIMIENTO DEL GRUPO NORTE
Enviado por Lucia Gabriela • 2 de Mayo de 2017 • Ensayo • 18.815 Palabras (76 Páginas) • 1.935 Visitas
MODULO DEL PENSAMIENTO ORREGUIANO
CONTEXTO HISTÓRICO Y FACTORES INFLUYENTES EN EL SURGIMIENTO DEL GRUPO NORTE
Durante esta sesión realizaremos varias actividades significativas, para ello, te recomendamos seguir la siguiente ruta de aprendizaje:
- Factores influyentes en el surgimiento del “Grupo Norte” en Trujillo
- El anarcosindicalismo
- La revolución mexicana
- La primera guerra mundial
- La revolución rusa
- La Reforma Universitaria
- La revolución científica y tecnológica
- La realidad nacional
- La realidad local y regional
La efigie del personaje
Las veladas transcurrían entre lecturas, comentarios de los nuevos libros, conferencias improvisadas, recitaciones poéticas, música clásica y, más que todo, la crepitante algazara de los mozos que incursionaban con frecuencia en los restaurantes y cafés de la ciudad.
Antenor Orrego
1. Factores influyentes en el surgimiento del “Grupo Norte” en Trujillo
A los jóvenes que comenzaron a destacar en Trujillo durante la segunda década del siglo XX y confluyeron en el Grupo Norte, les tocó vivir, durante los años de su formación y en los inicios de su actividad intelectual, un tiempo en el cual acaecieron trascendentales hechos históricos en la ciudad, la región norte, el Perú, América Latina y el mundo entero.
- El anarcosindicalismo
El anarquismo, corriente ideológica, surgida en Europa a mediados del siglo XIX, propugnaba una sociedad con irrestricta libertad y su mayor aspiración era la desaparición del Estado y de toda forma de poder.
En el Perú, la figura más notable que abrazó las ideas anarquistas fue Manuel Gonzáles Prada (1848-1918), cuyas obras “Pájinas Libres” y “Horas de Lucha”, presentan la cruda realidad peruana de fines del siglo XIX y principios del XX, señalan el problema del indio y plantea la colaboración del intelectual con el obrero. Por su actitud rebelde, su firme posición moral, su política radical frente a los problemas nacionales, logró la admiración de estudiantes y obreros que lo consideraron su maestro. Quizás su máxima expresión radica en el Discurso del Politeama donde en un parte señala: i venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos i carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo i sus frutas de sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra! (la manera como lo dice es como lo escribe, igual que en el titulo su libro pájinas libres)
En la realidad social de entonces, en que las extenuantes jornadas de trabajo se extendían hasta más de doce horas diarias, con bajos salarios y condiciones de vida humillantes, el anarquismo encontró terreno fértil entre los obreros para ayudar a beneficiar a los trabajadores para que se les facilite unas justas jornadas de trabajo, un salario digno y una condición de vida decente. Promovieron con el sindicalismo e impregnaron las organizaciones de los trabajadores en Lima, las principales ciudades y centros laborales del país.
Los anarquistas trujillanos tenían una biblioteca que izaba cada primero de mayo una bandera roja, símbolo de su ideología. Entre los que alcanzaron notabilidad figuró Julio Reynaga, quien nos habla sobre el trabajo sobre humano que se realizaba en las azucareras de los valles liberteños, donde muchas veces mediante la política del enganche, una especie de adelanto sobre adelanto por el trabajo a futuro prácticamente se esclavizaba a los trabajadores ya que estos contraían con los hacendados enormes deudas con grandes intereses las que eran impagables. Los estudiantes de espíritu justiciero mantenían relaciones cordiales con ellos, en forma individual o mediante el Centro Universitario, y brindaban apoyo a los trabajadores a través de artículos periodísticos, como en repetidas ocasiones lo hizo Antenor Orrego.
- La revolución mexicana
La revolución mexicana es uno de los acontecimientos de mayor trascendencia del siglo pasado, particularmente para América Latina, iniciada en 1910. México estaba gobernado por el general Porfirio Díaz (1830-1915) que durante largos años – desde fines del siglo XIX – imponía su férrea voluntad en el país. La constitución política era mellada; las libertades ciudadanas, recortadas; las represiones de las protestas contra su régimen opresor se acallaban con dureza. La riqueza nacional, sobre todo el petróleo, era absorbida por el capital extranjero. Y el aspecto moral del país iba hacia el precipicio. Los asesores del presidente se inscribían en la corriente filosófica del positivismo y se les conocía como “los científicos”, entre los cuales hubo algunos intelectuales connotados.
La revolución estalló el 20 de noviembre de 1910, año en que Díaz se impuso en las elecciones, pero dimitió en 1911. Francisco I. Madero fue el iniciador del movimiento, en torno del cual se congregaron los luchadores por la libertad y la justicia social. Su lema, “Sufragio efectivo; no reelección”, tuvo acogida en las mayorías populares, que además del cambio político, exigían rumbo social con el abanderado Emiliano Zapata, representante del espíritu agrarista, para ayudar a los campesinos que eran víctimas de secular explotación por parte de los grandes hacendados.
Con sus aciertos y errores, éxitos y fracasos, la revolución mexicana agitó profundamente la conciencia política de toda América Latina, de modo especial entre los jóvenes estudiantes, profesionales, intelectuales y trabajadores. Su definición por la libertad, la soberanía popular y nacional, la reforma agraria, la educación, la democracia y la justicia social, así como su posición antioligárquica, antifeudal y antiimperialista, y la alianza de diversos sectores ciudadanos para convertir en realidad las ideas de transformación, fueron estímulo y ejemplo a seguir por parte de las juventudes anhelantes de mejores condiciones de vida en nuestros países, sobre todo en los cuales su economía era semejante y los campesinos sufrían cruel explotación.
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