Coloquio Y Doctrina Cristiana
Enviado por tzitzimime88 • 11 de Marzo de 2012 • 1.769 Palabras (8 Páginas) • 838 Visitas
Coloquio y Doctrina Cristiana
Miren cómo nos hablan
de libertad
cuando de ella nos privan
en realidad.
Miren como pregonan
tranquilidad
cuando nos atormenta
la autoridad.
¿Qué dirá el Santo Padre
que vive en Roma,
que le están degollando
a sus palomas?
Miren cómo nos hablan
del paraíso
cuando nos llueven balas
como granizo.
Miren el entusiasmo
con la sentencia
sabiendo que mataban
a la inocencia.
El que oficia la muerte
como un verdugo
tranquilo está tomando
su desayuno.
Lindo se dará el trigo
por los sembra’os,
regado con tu sangre,
Julián Grimau.
Entre más injusticia,
señor fiscal,
más fuerzas tiene mi alma
para cantar.
Con esto se pusieron
la soga al cuello,
el sexto mandamiento
no tiene sello.
(Violeta Parra)
De todos los fieles católicos en nuestro país ¿Habrá quien se detenga a preguntar cómo es que la religión cristiana nos fue impuesta?, ¿quién nos enseño a rezar el padre nuestro con tanta devoción?, o simplemente ¿cuál es el origen del catolicismo en nuestro continente? El siguiente ensayo, consiste en hacer un análisis crítico y filosófico acerca del libro escrito por Fray Bernardino de Sahagún llamado “Coloquio y Doctrina cristiana”, dónde nos narra el diálogo que sostuvieron los primeros franciscanos que llegaron a nuestro continente (con la misión de evangelizarnos) y los viejos sabios indígenas (tlamatinimes).
Cabe destacar que el texto original del Franciscano Sahagún data de 1524, por tanto, tomaré para mi análisis la versión traducida por el filósofo e historiador de la UNAM León Portilla, quien en 1986 publica la versión traducida al Náhuatl de este libro.
Quisiera comenzar resaltando el siguiente punto: Dado que la religiosidad de una persona devota en nuestros tiempos es el resultado de un conjunto de doctrinas y enseñanzas inculcadas prácticamente desde que nacemos, transformándose a si en un acto casi natural y que forma parte de sus tradiciones; sería difícil pensar en nuestra América sin este pensamiento religioso, ejemplo de esto son las grandes festividades religiosas que llenan nuestros pueblos de gran colorido, pero el hecho de que esta tradición la traigamos de herencia, no significa que no pueda ser cuestionada desde sus “raíces” en nuestro país.
Afortunadamente la inquisición dejo de existir y Horacio Cerutti propone en su libro “Filosofar desde nuestra América”, un elemento fundamental para llegar a nuestro análisis que consiste en “Pensar la realidad en el contexto de nuestra América” , bajo esta propuesta que significa traer el concepto del catolicismo a Latinoamérica tenemos que iniciar haciéndonos la siguiente pregunta: ¿Qué papel jugó la iglesia católica en la conquista de nuestro continente?
Para poder conseguir una respuesta regresemos al libro del Coloquio y doctrina cristiana, Diálogo y confrontación entre franciscanos y los viejos sabios Indígenas o tlamatinemes, que da pie a la evangelización. Debemos recordar que antes de la colonización, el culto a los antiguos dioses mexicas era un elemento primordial para nuestras antiguas civilizaciones. Cada civilización contaba con sus propios dioses, costumbres y mitologías. Con la llegada de los españoles, después de derrocar el gobierno mexica e imponer su monarquía llegó la hora de expandir su imperio mediante la cristianización. Justo así comienza el diálogo:
“Ellos, mis vasallos españoles, un grupo de nosotros, hombres, gentes de la tierra, allá apartada los que por vez primera vieron, descubrieron a aquellos, nombrados indios, y así sólo por su decisión los sometieron, ya son mis vasallos, mis macehuales; me pertenecen. Mucho a ti ruego que así a ellos les ordenes, a los que dedicas como maestros, que enseñen la palabra de Dios.”
Sin duda alguna, la iglesia fue el principal aliado de los conquistadores, pues los españoles justificaron la conquista bajo el argumento del derecho divino.
“Y no es otra cosa por la cual hemos venido, hemos sido enviados, sólo por compasión de vosotros, por la salvación vuestra”
En nuestra actualidad, es difícil imaginar el impacto estremecedor que tuvieron estas declaraciones en los tlamatinimes, pues como ya he mencionado, el catolicismo está tan arraigado a nuestra cultura, que somos incapaces de experimentar ese sentimiento de abandono y sumisión que ellos sintieron, que en el diálogo se ve declarado de la siguiente manera:
“Porque somos macehuales, somos perecederos, somos mortales. Que no muramos, que no perezcamos, aunque nuestros dioses hayan muerto”
Detengámonos un momento en esta parte del diálogo y tratemos de hacer un una especie de regresión, tratemos de ponernos en la cabeza y en el corazón de aquellos tlamatinimes indígenas, que por tradición ya tienen una religión politeísta enriquecida por la bondad de la naturaleza, a la que ellos llamaban “La antigua regla de vida” ¿qué pensaríamos en esas circunstancias? ¿Acaso dejaríamos que el Jesuscristo desplumara a Quetzalcóatl?
Obviamente que daríamos batalla, defenderíamos a nuestros dioses, pero entonces, ¿Qué pasó?, ¿Por qué en nuestro presente no existen más que como aquel fragmento de historia? ¿Qué mató la antigua regla de vida?
Nuestros antepasados evidentemente resistieron fielmente a su ideología y se negaron a aceptar al Dios inhumanamente impuesto, y comenzaron a cuestionar mordazmente los argumentos de los franciscanos:
“¿Cómo es el lugar de nuestros señores, de dónde vinisteis?”
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