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Concepto Del Hombre En El Renacimiento


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  814 Palabras (4 Páginas)  •  1.101 Visitas

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Concepto del Hombre en el Renacimiento

El renacimiento es un movimiento artístico y cultural dado más al retorno de lo clásico.

En el surgen las artes, teniendo como modelo lo clásico. De aquí, que la visión que el renacimiento tiene del hombre se separa de la visión medieval en cuanto que este hombre es artífice de su destino, de su vida y de su mundo.

El hombre es un artista de sí mismo, de su fe, de su mundo de su realidad, a través del uso de su razón, facultada que lo distancia o distingue del resto de los seres del mundo.

Mientras en la edad media el hombre es concebido como fruto de la acción divina, en el renacimiento es concebido como fruto de su propio esfuerzo. Mientras en la edad media en el hombre reina la fe y la superstición, en el renacimiento reina la razón, la conciencia de sí y el conocimiento.

En el renacimiento el hombre es más material que espiritual, es decir es un ser más del mundo que de Dios, potencia más sus cualidades que los atributos que la puedan venir de Dios.

De san Agustín podemos tomar lo siguiente para ver un poco más la concepción de Dios en el hombre.

“verdadero sacrificio es toda obra que se hace con el fin de unirnos a Dios en santa sociedad, es decir, toda obra relacionada con aquel supremo bien, mediante el cual llegamos a la verdadera felicidad. Por ello incluso la misma misericordia que nos mueve a socorre al hermano, si no hace por Dios, no puede llamarse sacrificio. Porque, aun siendo el hombre quien hace o quien ofrece el sacrificio, éste, sin embargo, es una acción divina, como nos lo indica la misma palabra con la cual llamaban los antiguos latinos a esta acción.

Por ello, puede afirmarse que incluso el hombre es verdadero sacrificio cuado está consagrado a Dios por el bautismo y está dedicado al Señor, ya que entonces muere al mundo y vive para Dios. Esto, en efecto, forma parte de aquella misericordia que cada cual debe tener para consigo mismo, según está escrito: ten compasión de tu alma agradando a Dios.

Si, pues, las obras de misericordia para con nosotros mismos o para con el prójimo, cuando están referidas a Dios, son verdadero sacrificio, y, por otra parte, solo son obras de misericordia aquellas que se hacen con el fin de librarnos de nuestra miseria y hacernos felices (cosa que no se obtiene sino por medio de aquel bien, del cual se ha dicho: Para mi lo bueno es estar junto a Dios), resulta claro que toda la ciudad, redimida es decir, la congregación o asamblea de los santos, debe ser ofrecida a Dios como un sacrificio universal por mediación de aquel gran sacerdote que se entregó a sí mismo por nosotros, tomando la condición de esclavo, para que nosotros llegáramos a ser cuerpo de tan sublime cabeza. Ofreció esta forma de esclavo y bajo ella se entregó a sí mismo, porque solo según ella, pudo ser mediador, sacerdote y sacrificio.

Por esto no exhorta el apóstol a que

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