Conciencia y responsabilidad
Enviado por Saymell • 9 de Noviembre de 2014 • Trabajo • 1.255 Palabras (6 Páginas) • 200 Visitas
La persona es un «in-dividuum». El concepto de individuo reclama la unidad;
por lo tanto, la persona no admite subdivisión, escisión.
La persona no se define exclusivamente por su unidad, sino por su unidad como totalidad. La persona es, al mismo tiempo, unidad y totalidad indivisible.
Cada persona es absolutamente un ser nuevo, original y se manifiesta como un valor único e irrepetible.
La persona se define por su ser espiritual, por un ser que es digno, facultativo, con capacidad para decidir el sentido de su existencia. El hombre está gobernado por una voluntad de sentido (Frankl, 1988).
La persona esconde un contenido inconsciente y en ella se encuentran las raíces de lo espiritual (Frankl, 1988).
La persona brinda a los demás unidad y totalidad (Frankl, 1994).
La persona es dinámica. Al poder autodistanciarse, el ser humano adquiere ese carácter dinámico.
Ese autodistanciamiento posibilita que el hombre encuentre sentido a la vida trascendiendo a la existencia en su pura existencialidad y temporalidad.
La persona sólo se comprende por medio de la trascendencia; y es persona en la medida en que la trascendencia lo hace persona al ser conciente de lo que hace (Frankl, 1994).
Lo espiritual
Para referirse a la dimensión espiritual del hombre, Frankl suele emplear el término «noológico». Noos remarca el carácter de lo espiritual -dimensión íntima, genuina y característica del hombre—, y lo espiritual frente a las dimensiones psíquica o biológica.
La dimensión noológica, espiritual, no delimita o define por sí sola al hombre, pues la naturaleza humana radica en la unidad-totalidad. No obstante, la fuerza integradora de la unidad del hombre es condición directa de lo espiritual, en cuanto lo espiritual constituye la dimensión más específicamente humana; hasta el punto que en esa unidad, anclada en lo espiritual, anida el nudo sobre el cual se tiende el puente unificador de la multiplicidad de las dimensiones del ser; es decir, desde la espiritualidad, y sólo desde la espiritualidad, se diversifican los distintos grados de participación de ser en la compleja unidad del hombre (Freire, 2002).
Conciencia y responsabilidad
“La consciencia y la responsabilidad constituyen precisamente los dos polos básicos de la existencia humana. Lo cual, traducido a una fórmula antropológica, se expresa así: ser hombre equivale a ser consciente y responsable” (Frankl, 1990).
Dice Brito: “Frankl descubre hasta qué punto forman la responsabilidad y la consciencia una unidad armónica, en primer lugar, en el hecho mismo de que el lenguaje (el inglés, el alemán, el castellano, etcétera), utiliza dos palabras semejantes con una misma raíz para expresar tanto la consciencia (en inglés: consciousness; y en alemán: bewustsein) que significa “darse cuenta”, como la conciencia (en inglés: conscience; y en alemán: gewissen) que significa “responsabilizarse”. De ahí se sigue que uno llega a hacerse verdaderamente humano al darse cuenta, responsabilizándose (Brito, 1998).
Ser humano
El mismo Brito nos ayuda en este punto: “Como este fenómeno metapsicosomático se lleva a cabo por la interpelación de otra persona, responsable y consciente, sólo mediante esta relación es como el individuo se hace humano. Por eso Frankl agrega que “todo ser humano es un ser en relación”. Pero hasta ahora se trata de la relación social consciente, y no ya de la insconsciente en la cual nacimos y vivimos ordinariamente. Ya no es la natural relación entre individuos, sino la relación espiritual entre personas. Individuo es la integración de todas las dimensiones del ser en una unidad indivisible, pero inconsciente. En cambio, persona es la relación de un yo responsable y consciente con otro Yo. Por eso, esta última es la relación específicamente humana”. (Brito, 1998).
El yo y el ello
Muy atinadamente observa Frankl que al prometeico dicho de Freud: “donde está el Ello debe realizarse el Yo”, hay que agregarle ahora que “el
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