Critica Bestias Del Sus Salvaje

BESTIAS DEL SUR SALVAJE

Con grandes imágenes y una música muy acertada, este film de Ben Zeitlin narra la historia de los habitantes de Bayou -zona situada en la costa de Mississipi y apartada del mundo por un gran dique- y en concreto de Hushpuppy y su padre, que lucharan contra las dificultades que supone vivir en esta región para poder conservar su patria.

Este lugar, también llamado “la bañera” a causa de las grandes inundaciones que se producen y la cantidad de agua que hay, es una región de gran pobreza aislada de la sociedad occidental que hay al otro lado del dique. Los pocos habitantes que tiene viven en condiciones pésimas y comen lo que cazan ellos mismos. Hushpuppy, de tan solo seis años, vive con su padre en una choza. Mientras él se pasa el día bebiendo y gritando, la pequeña admira a los animales, habla con su madre en su imaginación y establece su orden del mundo.

El director quiere con este film mostrarnos algo más que la historia de la pequeña Hushpuppy, y pone en evidencia la realidad actual del mundo, la realidad de los paises occidentales respecto a los paises pobres. Adentrando al espectador en un pueblo de gran pobreza, “la bañera”, muestra como la sociedad rica es la que se encarga de apartarlos (en este caso, mediante la construcción de un gran dique que les separa) y la que ofrece su ayuda de manera incesante creyendo que estos pueblos la quieren o la necesitan aún siéndoles rechazada. Aunque es un lugar imaginario, “la bañera” es el reflejo de las condiciones de vida de muchos habitantes en lugares aislados de América. A pesar de ello, dramas humanos y sociales como las inundaciones, la pobreza, la enfermedad, el alcoholismo o la muerte se desdramatizan al ser vistos con la mirada inocente de la pequeña -pura y de apariencia frágil- desde la que es enfocada la película.

En un film en el que el sonido cobra fuerza e importancia, la voz en off de Hushpuppy, que se encarga de abrir y cerrar la película y que aparece a lo largo de la historia, es la que articula y refuerza el discurso explícito. Es esta narración en off la que nos muestra la visión de la vida que tiene la pequeña Hushpuppy, en que todos somos simples piezas que forman un orden del mundo. Orden que se rompe al faltar alguno de sus elementos.

La imagen y el sonido de la película se complementan. El diálogo es limitado respecto a la imagen, ya que ésta es de gran impacto y adquiere más protagonismo. Estamos ante un film fuertemente visual, con una fotografía muy cuidada que se convierte en virtud destacable en su tramo final. La música, de Dan Romer y el propio Zeitlin, es muy acertada. Como la imagen, tiene mucho protagonismo en la película y consigue evocar al espectador a esos paisajes e imágenes que se muestran.

Nos encontramos ante una película con grandes escenas y planos pero con cierta falta de equilibrio; la historia no siempre se encadena

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