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Cándido O El Optimismo. Ensayo Sobre La Obra De Voltaire


Enviado por   •  24 de Octubre de 2012  •  2.876 Palabras (12 Páginas)  •  2.963 Visitas

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CÁNDIDO O EL OPTIMISMO

LA HISTORIA DEL DESENCANTO

JUSTIFICACIÓN

Uno queda sorprendido, cuando lee las desgracias que le acontecen a este insólito personaje literario, que ya de por sí tiene un nombre muy significativo, y que a veces parece tan ridículamente inocente que a uno le puede dar por pensar que se tiene merecido todo lo que le ocurre, pero que otras es tan noble y tan honrado, con tan buen corazón que no queda más si no comprenderle y ser condescendiente con él, ya que conociéndole…no podría ser de otra manera.

¿Quién es este Cándido?...un personaje que hace del “no hay mal que por bien no venga” uno de los pilares sobre los que se asienta su concepción del mundo y la forma de interactuar en él, aceptando las cosas tal cual vienen, sin oposición alguna y sin ningún espíritu crítico hacia la sociedad, ¿cómo hace para, que sin que se encuentre en él, rastro alguno de inconformismo, lograr transmitir precisamente eso al lector?

Y es que Cándido, su comportamiento y sus reflexiones, son la misma evidencia de que las cosas no son así, de que algo falla, o mejor de que algo falta, la razón y el sentido común, y no la adaptación de la realidad a aquello que le interesa a unos pocos, que piensen otros muchos, costumbre que por cierto…parece no haberse perdido del todo.

EL AUTOR Y SU OBRA

Para comprender a Cándido y su historia, como en toda obra literaria, hay que

fijarse en el autor, y en el contexto en que la escribió, entendiendo que está inspirada y limitada por la concepción que tenía el autor del mundo en el que vivía.

Pero es que además en esta obra, se da la paradoja de que es clave y quizá nos hace falta leerla para comprender esa época, la ilustración.

Voltaire o mejor dicho, François Marie Arouet era buen conocedor de aquella sociedad, conocía su funcionamiento institucional y la idiosincrasia de su burguesía, así tuvo criterio suficiente y fundamentado para poner en su sitio a los que tradicionalmente eran gestores del "orden social" en mayor o menor medida.

No se escapa nada al ojo crítico de Voltaire, que usa a Cándido como revulsivo de la conciencia, haciendo temblar los cimientos que sostenían el dogma de la divina providencia y aportando su granito de arena a la lucha por la justicia social, al igual que otros de su tiempo como Rousseau aunque con distinto enfoque.

El dardo en el clero

Uno de sus puntos de mira, lo fija en la Iglesia, quizá por los sucesos trágicos acaecidos en Portugal y por el famoso auto de fe, pero también en un sentido de denuncia ante la doble moral y la hipocresía en la que viven las autoridades eclesiásticas y que el autor narra en el cuento incluyéndolo en el marco contextual de los personajes, por ejemplo en el capítulo IV se hace explícita la forma en que las enfermedades venéreas que

había contraído Pangloss, maestro de Cándido, eran fruto de sus relaciones terrenales con una mujer a la que :

“…le había hecho tal regalo un franciscano sapientísimo que lo

había cogido de una vieja condesa, que lo recibiera de un capitán

de caballería, que lo debía a una marquesa, que lo tenía de un paje,

que lo recibió de un jesuita, etc.,…”

También son significativos otros pasajes de la historia como por ejemplo el hecho de que la vieja que cuida a Cándido después de la azotaina pública, sea hija de un papa que jamás existió, Urbano X.

Lo que demuestra bajo mi punto de vista, además de un gran sentido del humor, y de una gran astucia para eludir la ofensa directa, una eficiente forma de tirar del hilo desentramando toda una red social.

Lejos de quedarse en está dimensión, Voltaire va más allá y critica también el falso voto de pobreza y acusa a los eclesiásticos de abundar en los pecados más mundanos como son el robo motivado por el deseo de riquezas, que al final acaba con la condena a muerte de un clérigo acusado de robar las joyas de Cunegunda, la amada de Cándido, en el capítulo XIII :

“…El franciscano, antes de ser ahorcado, confesó el delito, e indicó a

las personas a quienes las robó y el camino que éstas habían tomado…”

Por otro lado hace, además, una denuncia pública a la intolerancia que la Iglesia

profesa hacia todo aquel que no comparte sus ideas, por ejemplo cuando Cándido , desde su relato inocente vive en sus propias carnes el que la condición bautismal no hace al hombre de principios. En el capítulo III, se relata como un hombre que no ha sido bautizado, tiene unos valores de los que carecen aquellos que tanto los predican y demuestra una compasión por Cándido que ningún cristiano había tenido hasta entonces.

“…Un hombre que no había sido bautizado, un buen anabaptista, llamado Santiago, vio la manera cruel e ignominiosa como trataban a uno de sus hermanos, un ser bípedo y sin plumas, con su alma en su almario, y llevándose consigo a Cándido, lo condujo a su casa, y lo limpió, y le dio pan..."

Hoy como ayer

La crueldad humana no solo es reflejada en ese sentido sino que pormenoriza con todo detalle los horrores de la guerra, la muerte y la desolación que queda tras ella en el capítulo III donde habla de la guerra entre ábaros y búlgaros :

“…llegó a una aldea vecina, abrasada hasta sus cimientos, aldea ábara incendiada por los búlgaros, en virtud de las leyes del derecho público…"

“…ancianos acribillados de heridas veían expirar a sus degolladas mujeres con sus hijos en los brazos ensangrentados; allí, doncellas destripadas, después de haber saciado en ellas sus apetencias naturales algunos héroes…”

Hoy podríamos encontrar abundante

información acerca de los acontecimientos bélicos, incluso peores que los narrados por Voltaire, al que no le tiembla la mano al describir las brutalidades de las que es capaz el ser humano, pero ahora esta clase de horrores se reducen a cifras y a objetivos cumplidos y se usan términos como “victimas colaterales”…¿Qué hubiera pensado Voltaire de todo esto?

Una aristocracia que solo se mira a si misma

En cuanto a lo que se refiere a la aristocracia, el autor se burla de ella, pone de manifiesto su esnobismo, su arrogancia y la jerarquía clasista que predomina entre

la burguesía y la nobleza, dado que él la conoce bien ya que pertenece de alguna manera a ella o al menos le es familiar.

Esto lo transmite el autor tanto

...

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