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Discurso De Oratoria De La Pena De Muerte


Enviado por   •  21 de Mayo de 2012  •  661 Palabras (3 Páginas)  •  5.987 Visitas

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Al llegar a Atenas la noticia de que se había condenado a muerte en Argos a algunos ciudadanos, se corrió a los templos y se conjuró a los dioses para que apartasen de los atenienses pensamientos tan crueles y tan funestos. Vengo a rogar no a los dioses, sino a los legisladores, que deben ser los órganos e intérpretes de las leyes eternas que la Divinidad ha dictado a los hombres, que borren del código de los franceses las leyes de sangre que ordenan homicidios jurídicos, y que repugnan a sus costumbres y a su nueva Constitución.

Insignes Miembros del Jurado Calificador, Publico presente Amante del Hermoso Arte del Hablar, Compañeros, Grandes Oradores, En Esta ocasión nos convertimos en Voceros del pensamiento, porque es por el huso del habla como hemos llegado hasta aquí.

En la Época Del Porfiriato, El Entonces Presidente José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, Pronuncio Unas Frías y Contundentes palabras, - “MATALOS EN CALIENTE”- Esta Deplorable Actitud, es una forma cobarde de Tratar de ocultar las barbaridades y estupideces que bajo su Gobierno Sucedían y de las que él, tenía pleno Conocimiento. Este es tan solo un Caso A lo largo de la historia en el que el gobierno ha utilizado el castigo que hoy conocemos como la pena de muerte, Sin Embargo No Fue el Único, Sin Embargo a ojos de la verdad y de la justicia estas escenas de muerte no son otra cosa que viles asesinatos, que crímenes solemnes, cometidos, no por individuos sino por naciones enteras, con formas legales.

Por crueles, por extravagantes que sean estas leyes, no os extrañéis: son obra de tiranos; son las cadenas con que afligen a la especie humana; son las armas con que la subyugan; se escribieron con sangre.

El Gobierno que prefiere la muerte y las penas atroces a los medios más suaves que hay en su poder ultraja a la delicadeza pública, embota el sentimiento moral del pueblo que gobierna, semejante a un preceptor inhábil que, por el frecuente uso de castigos crueles, embrutece y degrada el alma de su alumno; en fin, desgasta y debilita los resortes del gobierno al querer manejarlos con demasiada fuerza.

El Gobierno que establece esta pena, renuncia al saludable principio de que, el medio más eficaz de reprimir los crímenes es adaptar las penas al carácter de las distintas pasiones que los producen, y de castigarlas, por así decirlo, por medio de sí mismas. Confunde todas las ideas, perturba todas las relaciones y contraría abiertamente el fin de las leyes penales.

Escuchen la voz de la justicia y de la razón; les grita que los juicios humanos no son jamás lo bastante ciertos para que la sociedad pueda dar muerte a un hombre condenado por otro hombre Ya que Aun Esta sujeto al error. Aun si hubierais imaginado el más perfecto orden judicial; aun si hubiéramos hallado los jueces más íntegros y más esclarecidos, quedaría siempre sitio para el error y la prevención. ¿Por qué prohibiros el medio

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