Dragón Musical Es Muy Fuerte
Enviado por rdsernar • 2 de Junio de 2015 • 438 Palabras (2 Páginas) • 184 Visitas
Los seres humanos somos iguales ante Dios y ante la ley. He ahí una verdad de a puño en virtud de la cual toda teoría ética debe llevarnos a reconocer en el otro a alguien como nosotros mismos. Es decir, sujeto de derechos y deberes, como también de valores, deseos y aspiraciones. Sujeto en quien se fundamentan los principios de vida, humanidad, igualdad, moralidad, filantropía, solidaridad y verdad.
La consideración de estos principios de igualdad debería bastarnos para ver en cada persona al ser por excelencia de la creación y respetarle ese fuero ontológico que le es propio en calidad de tal que nuestros derechos van hasta donde vulneremos el de los demás. Pero ¿qué ocurre en el diario trajinar de la existencia? Vivimos entre seres humanos y a veces fallamos entre nosotros mismos, a veces parecemos haber olvidado la dignidad de la persona , Somos testigos de acciones violatorias que dan al traste con cualquier principio ético, se desconoce el derecho a la vida; se margina a las personas por sus ideas, por su credo religioso, por el sexo, por la raza; se vive en el despilfarro y el consumismo mientras hay seres humanos que carecen hasta de lo esencial para la subsistencia; por doquiera se respira engaño y falsedad; en las transacciones de diferente orden se asalta a las personas en su buena fe; se abusa del desprotegido, del más débil, del marginado; en fin, contemplamos un panorama de miseria y dolor mientras permanecemos indolentes en nuestra cómoda posición desde la cual difícilmente pasamos a una acción efectiva en favor del otro.
La actitud de señalar al malo parece atraernos más que la de hacer algo por la felicidad de los demás. Cuánta razón tiene Fernando Savater al afirmar que el malo es alguien que sufre, alguien carente de afecto, inseguro, desprotegido. Si el mal cunde a nuestro alrededor, ¿por qué no miramos cuál ha de ser la acción para contrarrestarlo? Tal vez la realidad desgarradora de la época que nos ha tocado vivir en Colombia nos esté pidiendo a gritos el cumplimiento de un deber con el otro: el de hacerlo feliz. "Ponte en su lugar" sería la regla de oro que nos enseña el autor citado para ver en cada uno a ese ser que siente y ama como yo, que sueña, que hace planes y desea verlos realizados, que aspira a una vida digna y feliz, pero le queda muy difícil conseguirlo por las circunstancias que lo agobian. Ver en el otro a alguien que quiere ser libre para aprovechar la única oportunidad que se nos da aquí y ahora a todos los humanos.
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