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EL CUERPO DEL ATLETA EN LA ANTIGUA GRECIA


Enviado por   •  4 de Junio de 2013  •  413 Palabras (2 Páginas)  •  421 Visitas

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Probablemente en ningún otro período de la historia cultural de la humanidad el

deporte ha ocupado un lugar tan importante en el arte como en la Grecia antigua. Un

gran conocedor del arte griego antiguo, Ernst Buschor, ha afirmado que “se podría

decir, con alguna exageración, que hubo una época en la que el arte griego representó

únicamente atletas”. El cuerpo humano desnudo (y en concreto el cuerpo masculino

desnudo) es el tema central de la escultura y la pintura griegas desde el siglo VIII a.C.

Los artistas griegos representan con inusitada frecuencia los vigorosos cuerpos de los

atletas, y también cuando representan desnudos a sus héroes y a sus dioses, atribuyen a

éstos el aspecto de atletas en la plenitud de su juventud y su belleza. Así, con el aspecto

de un joven lanzador de jabalina aparece (según la interpretación de muchos

arqueólogos) el héroe Aquiles en la escultura con la cual, hacia 440 a.C., Policleto de

Argos dio forma a sus postulados sobre las proporciones de la figura humana perfecta

(que son los postulados del clasicismo griego), las cuales había expuesto teóricamente

en su célebre tratado Canon. Y una década después, Policleto completa su imagen

humana ideal recurriendo, de nuevo, a la figura de un atleta que se ata a la cabeza las

cintas que simbolizan la victoria, el llamado Diadúmenos.

Atletas son también los modelos humanos del arte de los períodos anterior y

posterior a Policleto. El final del arte arcaico, a mediados del siglo VI a.C., está

representado por el jinete Rampin (imagen dedicada a Atenea por un joven vencedor en

unos juegos deportivos, como indica la rama de roble que corona su cabeza), obra del

mismo artista que realizó un hermoso relieve de un discóbolo, actualmente en el Museo

Arqueológico Nacional de Atenas. En la primera mitad del siglo V a.C., ilustran el

llamado “estilo severo”, con el que comienza la época clásica, una imagen que

representa a un atleta en reposo después de su triunfo, el auriga de Delfos, y otra que

capta de manera magistral un momento único en el que todas las fuerzas del cuerpo

humano se concentran en el intento de obtener el mejor resultado en la competición, el

Discóbolo de Mirón. Y ya en el siglo IV a.C. las enseñanzas de Policleto fueron

continuadas y renovadas por Lisipo de Sición, que plasma en su Apoxiómenos (el atleta

que con la estrígile limpia su cuerpo del polvo y el sudor de la competición) un tipo

humano más delgado y ligero que el propuesto por Policleto, un cuerpo que se hace algo

más robusto, pero también más melancólico, en su representación de Agias, un célebre

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