EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO
Enviado por Yanine Jisell Padrón García • 17 de Marzo de 2021 • Ensayo • 1.432 Palabras (6 Páginas) • 151 Visitas
EL HOMBRE EN BUSCA DEL SENTIDO
Encontrar la razón de la existencia propia, siempre ha sido un tema diverso y lleno de múltiples matices, ya que debe de ser planteado de manera personal, variando así de individuo a individuo.
Las circunstancias a las que se enfrentó el Doctor Frankl en un campo de concentración en Auschwitz lo llevaron al análisis de 3 fases en las reacciones mentales de los prisioneros, dando pauta a un descubrimiento personal y externo, cuando el hombre es sometido a un trato infrahumano, sobre la razón de vivir.
El Dr. Frankl menciona como primera fase el shock, describiéndolo como la etapa en donde un individuo se enfrenta a su nuevo destino, como ejemplo describe su llegada a la estación de Auschwitz, cuando le fueron arrebatadas sus pertenencias personales, la incertidumbre de su destino y la esperanza arraigada en que “no era tan malo” aquel lugar.
Poco a poco va descubriendo su nueva realidad, en donde unos pocos deciden el futuro de la mayoría, y cuál es su valor. Al darse cuenta de tan escabrosa realidad es donde culmina la primera fase, al saber que ya nada será como antes, como lo era su vida anterior.
En el ensayo del Dr. Frankl menciona la opción del suicidio para enfrentar su nueva realidad, en el campo de concentración era famoso el método de arrojarse contra la cerca y con ello morir de una descarga eléctrica, al presentarse esta opción inmediatamente la descarta, ya que él quiere sobrevivir, y es ahí una parte importante de su aportación a la psicología, ya que comienza su estudio introspectivo de la razón por la que vale la pena vivir.
Atinado en su observación, entre los prisioneros, la única posesión era su “existencia desnuda”, refiriéndose al cuerpo mismo como única pertenencia material, tomando esto como referencia se comienza a reparar en la libertad interna ya que no había control en lo exterior.
En una nueva sociedad conformada por soldados y prisioneros, entre ellos había una especie de jerarquía, ya que los prisioneros con actitudes y cualidades físicas robustas con un toque agresivo, eran denominados “capos” mientras que los menos fuertes eran destinados a actividades en el campo de concentración, unas más desagradables que otras.
Adelantando un poco el relato, se da énfasis en las actividades en el campo de concentración ya que en algunas de ellas los prisioneros corrían el riesgo de perder la vida, y cada prisionero de manera optimista veía el final del día como un día más donde no murió.
Marcada la vida en un entorno en donde era muy probable morir, el temor a la muerte era nulo para el prisionero, pasados los primeros días los horrores de morir incluso en la cámara de gas perdían todo su horror, al final solo le ahorraban el acto de suicidarse.
Al perder toda esperanza y siendo común la muerte y sus tragedias, aparece la apatía en el prisionero esto da pauta a la segunda fase: “la vida en el campo”, está llegaba después de una muerte emocional, a partir de la tortura tanto física como mental, la añoranza del hogar, la familia, de la vida antes del campo, todo convertido en nostalgia y llevando al prisionero al odio y repugnación de todo lo nuevo que lo rodeaba.
Al avanzar la vida en el campo, el asco, piedad y horror eran emociones extintas en el prisionero, ya que todo esto se convertía en su nueva normalidad después de unas semanas en el campo. Es entendible pero no imaginable el sufrimiento vivido a partir de esta etapa, como para aprender a sobrellevar una situación de tal magnitud, donde tu humanidad era pisoteada a diario, llevando a la pérdida de tu valor, lo que te hacía diferente, perder el amor propio y comenzar a creer que tu fin solo esperar que tu cuerpo deje de respirar para terminar en una fosa como un número, en el anonimato.
La apatía siendo en un principio algo negativo, se convierte en el caparazón del prisionero para sobrellevar los días en el campo, no del todo se pierde la sensibilidad, aún existe el dolor ante la injusticia y los insultos, pero este síntoma de la segunda fase se vuelve un mecanismo necesario de autodefensa por lo que todas las emociones restantes se centran en un solo objetivo, conservar la vida, sea propia o de otro compañero.
Es interesante cómo el ser humano desarrolla mecanismos de defensa, en una situación tan extrema los sueños se vuelven una parte fundamental para la supervivencia, ya que, al no haber satisfacción, ni cumplimiento de los deseos, el dormir y soñar consolaban por unos momentos la penosa realidad que se hacía presente al despertar.
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