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Ejemplos De Subgeneros Liricos


Enviado por   •  15 de Marzo de 2014  •  1.610 Palabras (7 Páginas)  •  501 Visitas

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ELEGÍA

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se

me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,

con quien tanto quería).

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas

y órganos mi dolor sin instrumento.

A las desalentadas amapolas

Daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes

sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte a parte

a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y des amordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de las flores

pajareará tu alma colmenera

De angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irá a cada lado

disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

David Jiménez Panesso | (1945- )

Pequeña Oda al Instante Perfecto

Afuera aguardan el deber,

La angustia,

Mientras, sentado, alargo los minutos

Con un libro en las manos.

No leo o leo muy poco.

Pienso, divago, sueño. No me apresuro.

A veces oigo que me llaman,

Suavemente,

Sin rigor,

Sólo con una pizca de inquietud.

Pierdo el tiempo y no me remuerde.

Justificado por la necesidad

Y al abrigo de toda censura

Me siento, por fin, libre y solo.

Égloga

El dulce lamentar de dos pastores,

Salicio juntamente y Nemoroso,

he de contar, sus quejas imitando;

cuyas ovejas al cantar sabroso

estaban muy atentas, los amores,

(de pacer olvidadas) escuchando.

Tú, que ganaste obrando

un nombre en todo el mundo

y un grado sin segundo,

ágora estés atento sólo y dado

el ínclito gobierno del estado

Albano; ágora vuelto a la otra parte,

resplandeciente, armado,

representando en tierra el fiero Marte;...

¡Hasta el próximo romance! ;-)

Sátira: Autor: Quevedo.

A una nariz: Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, una alquitara pensativa, elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. Érase un naricísimo infinito, muchísimo nariz, nariz tan fiera que en la cara de Anas fuera delito.

Epigrama:

Ruinas bellas

No esperes que te acompañe a ver la inauguración Aunque todo brille, jamás dejarán de ser destrozos pulidos que arruinaron la belleza del pasado.

Cámara honrada

El gobierno puso cámaras en la ciudad pero no son para cuidar. Solo son para saber a quién robar y no perder el tiempo con los otros.

Doble moral

Te compadeces del cartaginés y tratas a patadas a los tuyos.

El orador

Son míos los versos. Cuando los declamas se vuelven de todos y pierdes la propiedad.

Epitalamio

Dios te ampare, mujer, inmaculada y triste como una flor que oliese a hojas caídas.

Universo, universo, universo, ave-niña, ilusión más ingenua, más ingenua aún, más ingenua que las cunas azules cuando el sol clarea los pueblos fúnebres, melancólicos.

Tú que pastoreabas las palomas del lugar por cuatro reales...

Filosofando caminas sobre las tumbas del planeta-Winétt.

Reíste a los tres días de nacer, dulcemente de nacer, porque ya eras madre de lo creado y abuela de los muertos.

Paz, sonora canción nacida de un tajo hecho en la tierra, sin héroes o niños divinos antes de ayer.

Y manas sangre de árbol-árbol con olor a surcos llenos de simiente.

Contigo el pánico florece y las tristezas dan frutos dulces.

...

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