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El Hombre En Busca De Sentido


Enviado por   •  17 de Octubre de 2011  •  1.104 Palabras (5 Páginas)  •  652 Visitas

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EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO

El autor escribe este libro, más que como experiencia autobiográfica, como estudio psicológico del hombre ante las atrocidades en las que se vio inmerso durante los tiempos de los campos de concentración nazis. ]

EL SENTIDO DE LA VIDA

El título del libro es un tributo a aquello que le salvó, el sentido que le encontró a su vida, por el que no se lanzó contra las alambradas, por el que no dejó de luchar, por el que siguió afeitándose y caminando derecho para parecer fuerte y capaz de seguir viviendo en aquellas condiciones.

Es, a mi modo de ver, tremendamente contradictorio (y es justo en la contradicción donde reside su fuerza) que sea en un campo de concentración, donde se convive día a día con la muerte, el mismo sitio en el que alguien no sólo encuentre sentido a su vida sino que se esfuerce porque los demás también lo encuentren.

El autor (Viktor Frankl) expone el sentido de la vida como aquello que la vida espera de cada persona, la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante particular o admitir y abrazar la singularidad que diferencia a cada individuo y se fundamenta en su trabajo creador y en su capacidad de amar. Nosotros debemos encontrar ese sentido, sin olvidarnos nunca de que, como él explica, es la propia vida quien nos ha encontrado antes y espera algo de nosotros.

Podría haber evitado su destino, utilizando el visado que le consiguió un amigo. Podría haber huído a Estados Unidos donde le esperaría un futuro brillante y prometedor. Sin embargo, la idea de abandonar a sus padres ya ancianos le atormentaba. La incertidumbre lo atosigó durante días, hasta que una tarde, decidió entrar en un templo para orar pidiendo ser guiado en su decisión. Permaneció allí sentado durante horas y luego se fue a casa.

Al llegar, vio un trozo de mármol blanco sobre el aparador, su padre le salió al paso antes de que pudiera preguntar, explicándole que se trataba de un fragmento de los mandamientos de una sinagoga destruída días atrás.

Ese trozo correspondía concretamente al mandamiento que reza: Honra a tu padre y a tu madre y vivirás por siempre en la tierra.

Frankl lo asumió como respuesta inequívoca a sus plegarias y decidió destruir el visado y permanecer junto a ellos en Viena. Días después, él, sus padres y su joven esposa fueron deportados a Theresienstadt. Jamás volvió a verlos.

Él sobrevivió a los campos de Auschwitz y Dachau, trabajando doce horas diarias bajo la nieve con temperaturas de hasta 20 grados bajo cero, con el único alimento diario de una sopa aguada y un trozo de pan. Con la muerte a su alrededor, soportando insultos, humillaciones y palizas, despojado de todo cuanto había amado. Tuvo que refrenar mil veces el impulso de arrojarse contra las vallas electrificadas para dar fin a aquel horror.

Se prometió encontrar un sentido a todo aquel infierno, refugiándose en la única cosa que los alemanes no pudieron arrebatarle. Su espacio interior.

Mentalmente mantenía conversaciones a diario con su esposa. Su amor por ella lo transportaba lejos de allí. Se imaginaba entrando de nuevo en su apartamento, encendiendo la luz. Cosas tan sencillas que antes no había valorado. Se veía ante una audiencia atenta,

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