El Mundo De Sofia

El jardín del Edén

Sofía como todos los días volvía del colegio por su camino habitual, eran un día como otros muchos, pero solo aparentemente, cuando fue a recoger el correo encontró un pequeño sobre blanco, sin ningún remitente, en el que encontró una pequeña nota que unicamente ponía “¿quién eres?”.Entró en casa confundida por aquella pregunta, ¿quién era ella?, era Sofía, pero, ¿quién era Sofía?

Su padre era el capitán de un petrolero, por lo que no solía estar mucho tiempo en casa, y su madre volvía tarde de trabajar, por lo que como de costumbre estaba sola en casa, acompañada únicamente por sus mascotas.

Sofía se planteó de nuevo delante del espejo, pero la chica que tenía delante no le respondió, lo único que sacó claro es que ellas eran la misma persona. Decidió ir a comprobar si había algo más en el buzón, y encontró otro sobre idéntico, con otra pregunta “¿de dónde viene el mundo?” Se refugió en su lugar secreto del jardín, como ella lo llamaba “el callejón”.

Allí comenzó a pensar en esta última pregunta, ¿de dónde venía el mundo?, ¿habría existido siempre?, esto a Sofía le parecía imposible, y por tanto no podía aceptarlo como respuesta, entonces, ¿aparecería de la nada? Otra pregunta igualmente inaceptable. En la escuela les enseñaban que el mundo lo había creado Dios, pero ¿quién habría creado a Dios? ¿se habría creado a sí mismo? Esto tampoco era posible.

Confundida por tantas preguntas se dirigió de nuevo al buzón donde encontró una misteriosa postal de su padre a su nombre pero dirigida a otra persona.

Así finalizo Sofía su tarde, confundida por tres preguntas igual de misteriosas, y confusas, una era quién había metido los dos sobres blancos en su buzón, el el segundo eran aquellas difíciles preguntas de las cartas y el tercero era quién era Hide Moller Knag y por qué Sofía había recibido una felicitación de cumpleaños para aquella chica desconocida, lo único que tenía seguro es que los tres problemas sin respuesta estaban relacionadas entre sí.

El sombrero de copa

Aquella tarde Sofía no fue con su amiga Jorunn a jugar a las cartas, ni tampoco a jugar al bádminton, durante todo el día en el colegio había estado pensando que la gente se preocupaba de preguntas y asuntos sin importancia, que era más necesario plantearse preguntas del tipo, ¿De donde viene el mundo?

Aquella tarde recibió dos sobres, el primero decía ser un curso de filosofía, y pasaba a plantear una pequeña introducción, planteando preguntas como ¿hay algo que debería interesar a todo el mundo? ¿Algo que afecte a todos los individuos?¿que es lo más importante en la vida?

La respuesta a esta última pregunta será diferente a para cada persona según las circunstancias en las que se encuentre, pero realmente si tenemos preguntas que resolver que son comunes para todos: necesitamos responder a las preguntas de quiénes y somos y por qué vivimos. Pero para dar respuestas a estas preguntas necesitamos emprender un camino filosófico, y para comenzarlo hay que plantearse diferentes preguntas de tipo filosófico.

Sin embargo no todo el mundo decide coger este camino, ya que plantearse preguntas es fácil, pero encontrarles una respuesta no lo es. Además en muchas ocasiones existen varias respuestas correctas, y no sólo una. Un filósofo defendía que la filosofía nació del asombro. Pero cuanto mayores somos más nos acostumbramos al mundo y por tanto menos nos asombramos, por lo que sólo una minoría decide seguir viendo el mundo como algo sorprendentemente nuevo cada día, es el caso de los filósofos y de los niños pequeños.

Sofía absorta en sus pensamientos, preguntó a su madre que si el mundo le parecía normal, y su madre extrañada y confusa acabo enfadándose con ella y preguntándole que si estaba loca.

Los mitos

La filosofía surgió en Grecia en el año 600 a.c. Hasta entonce había sido la religión quién dio respuesta a las preguntas que el hombre se hacía.

El mito es un relato que pretende explicar el principio de la vida. Para poder entender el pensamiento de los filósofos es necesario tener una visión mítica del mundo. Algunas ideas de la mitología nórdica son Tor y su martillo. Tor era el Dios de la fertilidad y provocaba lluvia agitando su martillo. Trym era el rey de los trolls y le robó el martillo y a cambio del martillo le esigió casarse con Freya la Diosa de la fertilidad. Tor se disfraza de novia para casarse con Trym y cuando le devuelve el martillo mata con

el martillo a Trym y a toda su estirpe. En estos mitos el bien siempre vence al mal.

También el mito pretende dar explicación a las estaciones del año. En invierno la naturaleza muere porque Tor a perdido el martillo y en primavera renace porque logra recuperarlo. El mito intenta dar respuestas al ser humano sobre algo que no entiende.

Igualmente los griegos tenían una visión mitológica del mundo de ahí los Dioses: Zeus y Apolo, Hera y Atenea, etc.

Los mitos griegos están descritos por Homero y Hesiodo. Los primeros filósofos griegos criticaron la mitología porque los seres humanos habían creado dioses a su propia imagen.

La filosofía nació en Grecia, en ambientes urbanos donde el trabajo físico lo hacían los esclavos. Surge una nueva forma de pensar que pasa del mito a un razonamiento basado en la experiencia y la razón.

Los filósofos de la naturaleza

Aquella mañana también recibió una carta, esta se disponía a hablarle de los proyectos y objetivos de diferentes filósofo del mundo antiguo, que se han interesado principalmente por la naturaleza y su naturaleza. Además los antiguos filósofos griegos aceptaban preguntas en torno a la materia primaria y los fenómenos de la naturaleza.

Tales opinaba que el agua era el origen de todas las cosas, ya que todos los seres vivos tenían una parte común, que era el agua, además también dijo que todo esta lleno de dioses. Anaximandro pensaba que nuestro mundo es simplemente uno de los muchos que nacen y perece. Anaxímedes, que decía que el origen de todo era el aire o la niebla.

No puede ser posiblr que una materia se vea alterara de repente para convertirse en algo totalmente distinto al cambio (problema del cambio). Parménides pensaba que ningún cambio era posible, ya que no hay nada

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