El ultimo cigarro
Enviado por Carlo Vitt • 17 de Junio de 2018 • Práctica o problema • 5.218 Palabras (21 Páginas) • 79 Visitas
El último cigarro
Personajes:
A
B
Escena 1
Un cuarto, solo entra la luz de la calle. Una cama al centro. Un televisor frente a la cama. A y B acostados en la cama. B sostiene una cajetilla en su mano, mientras A juega impaciente con un encendedor.
A: Préndelo…
B: No, no quiero fumarlo ahora.
A: Me siento ansioso.
B: Yo estoy tranquilo.
A: Yo nunca te lo niego, aun cuando yo no quiero fumar.
B: Bueno, yo soy diferente y no quiero fumar en este momento.
A: (Prende y apaga el encendedor) Entonces lo fumaré yo solo, no tenemos que fumar los dos al mismo tiempo. (Le arrebata violentamente la cajetilla y saca un cigarro)
B: ¿Realmente quieres fumar sin mí?
A: No… (Devuelve el cigarro a la cajetilla y la arroja hacia B)
B: Además, es el último.
A: Precisamente por eso, ya no hay otro… es el último y todo se acaba. Ya no habrá más, ya no estaré atado a ti.
B: (Saca el cigarro y lo sostiene como si fuera a fumarlo) No quiero que se acabe, esto es divertido para mí.
A: Para mí no. Soy yo quien sufre… ya no quiero vivir así. A mí ni siquiera me gusta fumar, lo hago por ti.
B: Sin embargo, aquí estas. Puedes irte cuando quieras.
A: No cuando quiera, tenemos que fumar el último… debe haber un final.
B: ¿Lo deseas tanto?
A: Si, préndelo.
B: Está bien (A le da el encendedor, B finalmente prende el cigarro con una sonrisa burlona) De cualquier forma… no es el último… tengo otra cajetilla.
Escena 2
La cocina. Una mesa. Luz tenue. A y B juegan cartas y fuman.
A: 19 colillas en el cenicero, una cajetilla…lo conocí. Quizá uno del montón, quizá un poco interesante, misterioso, inteligente…fuma demasiado.
“A” ordena las colillas, forma figuras geométricas… perfectamente simétricas.
“B” descubre su juego, corrida imperial.
B: Gané, deberíamos ir por otra…
A: ¿Por otra qué?
B: Otra cajetilla, antes de fumar este cigarro.
A: ¿Sólo porque ganaste?
B: Porque yo gané, porque tu perdiste… da igual. Falta una cajetilla.
A: ¿No es demasiado?
B: Aún no, falta mucho para ser demasiado… apenas iniciamos.
A: ¿Por qué fumas tanto?
B: Me siento ansioso.
A: ¿Todo el tiempo?
B: Si, quizá me falta algo.
A: ¿Qué?
B: Otra cajetilla, vamos por una.
Salen y regresan casi de inmediato. Ya no juegan, ahora “A” hace un castillo de naipes, perfectamente simétrico.
A: 39 colillas en el cenicero, dos cajetillas… no lo entiendo, es diferente… enigmático… algo me atrae, algo me hipnotiza… estoy fumando demasiado.
B: No ganaste una sola partida.
A: No soy fanático de esos juegos, casi siempre pierdo. Lo siento… quizá sea un contrincante aburrido
B: El problema es que eres demasiado predecible. Pero me divierte ver como construyes ese castillo.
A: ¿Por qué? No pareces el tipo de persona que tenga la paciencia para construir castillos.
B: No lo soy, pero es interesante observar cómo alguien lo construye. Es muy tardado, muy laborioso… sin embargo es demasiado frágil, basta con un pequeño movimiento, con un pequeño suspiro para que todo se venga abajo. Termina siendo gran esfuerzo para una satisfacción efímera. Podría decir que lo que me divierte es el momento en que todo se transforma en caos.
A… Quizá
B: ¿Qué piensas?
A: Es tarde, tengo sueño. Deberíamos dormir.
B: Aún no es tarde, no tengo sueño. Casi nunca tengo sueño. ¿Para qué es tarde? La vida es corta, la vida se va durmiendo. Aún es temprano para vivir. Puedes irte si quieres.
A: No duermes, fumas mucho. Te vas a morir muy joven.
B: Nunca he tenido más expectativas, no voy a llegar a ser viejo. Mi vida se vive en corto. Lo que he de vivir, lo voy a vivir ahora. El reloj no para, aún es temprano, pero en un parpadeo se hace tarde. Por eso, hay que aprovechar.
A: ¿No te da miedo morir? A mí me da mucho miedo
B: Morir… muerte. Es cuestión de perspectiva, si pudiéramos dejar de ver la muerte como un final. Tal vez es un inicio.
A: ¿De algo mejor?
B: Diferente, de algo diferente. Eso basta. Me aburro fácilmente, quizá ese sea el problema.
A: ¿El problema con qué?
B: No importa, mi punto es… ahora se vive muchos años, con tantos “avances” en la salud el promedio de vida se ha alargado, vivimos de más. Deberíamos tener el tiempo justo para no malgastarlo. La humanidad en sí tiene el tiempo medido y parece que cada individuo se afana cada vez más en perder el tiempo.
A: Y por eso prefieres morir… yacer seis metros bajo tierra, encerrado en una caja.
B: Y. ¿cómo crees que estamos justo ahora?
A: …
B: Además, cuando muera pediré que me incineren. Quiero convertirme en cenizas, como todo en este mundo. ¿Aún tienes sueño?
A: De hecho, ya no. Me quiero quedar más tiempo.
B: Que triste, yo iré a dormir… adiós.
B Sale, ahora vemos a A en otro espacio. Cuarto de A
A: 59 colillas en el cenicero, casi tres cajetillas. El cuarto está lleno de humo, tiene impregnado el olor a cenizas, el olor a él. No quiso fumar el último, dice que no le gusta pensar que es el final de algo. Lo pienso, lo sueño, deja una rara sensación en mí… como anestesia. No me siento completo, quizá algo me falta. Yo también tengo el olor a cenizas impregnado, (Se lava las manos, el cuello, el cabello) me cuesta quitármelo… pero al final lo logro. Fumé demasiado. No me gusta oler así
Escena 2
Un salón, con varias personas formando un círculo.
B: Mi primer cigarro lo fumé a los 18 años, al menos ya era mayor de edad. Lo recuerdo perfectamente.
A: Mi primer cigarro lo fumé hace poco, unos cuantos meses atrás. Lo recuerdo perfectamente
B: Era una fiesta, mi primera fiesta de jóvenes “adultos”. Había vodka, whisky, tequila…
A: Fue en esa cocina, sólo había un cigarro… y yo.
B: Antes de eso, me había prometido firmemente que nunca iba a perderme en el alcohol, que nunca iba a probar un cigarro…. Que iba a estudiar mucho para ser doctor, o ingeniero, o abogado… o algo así. Que iba a formar una familia, que tendría una casa, una camioneta, un jardín, un par de hijos y un perro. Una vida digna de promocional de “LALA”.
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