Ensayo Del Pensamiento Filosófico
Enviado por jazjazjaz91 • 8 de Abril de 2014 • 321 Palabras (2 Páginas) • 431 Visitas
Para Hrotswith el fundamento último de la antropología es el carácter espiritual del hombre que lo hace diferente de todo lo demás, el ánima spiritualis, elemento que a la vez hace al ser humano diferente de los animales y semejante a Dios. Porque Dios es forma sin materia.
Esta armonía sinfónica produce lo más admirable del mundo, que es resultado no solamente de los elementos materiales contrarios, sino de lo más contrario que se pueda imaginar: el cuerpo y el alma. Para Hrotswith esto es obra que solamente puede ser armonizada por Dios mismo: ad nutum creatoris. Y según el principio de Heráclito transmitido por Aristóteles, de las cosas más discordantes surge la más bella armonía.
La armonía de los discordantes de que se habla en el compuesto humano, concuerda en un elemento que recibe los contrarios que es la substancia (usía).
Hombre y mundo son una concordancia de contrarios, una concordia de discordantes, los cuales conjuntados en una substancia, se hacen y manifiestan como unidad. En la substancia se encuentran unidos por una razón de proporcionalidad. La razón de proporcionalidad en la substancia opera como elemento de distinción, de forma que los elementos que por alguna razón de proporcionalidad se unen resultan ser realidades iguales a sí mismas, pero diferentes de cada una de las demás. Esta razón de proporcionalidad las constituye en substancias aparte o naturaleza diferente.
Abruptamente aparece en el discurso de Pafnucio la pregunta de sus discípulos sobre la música, que el cremita clasifica entre las disciplinas del cuadrivium. Hrostwith pone en boca del eremita un discurso amplio y bien informado sobre la música tal como aparece en Boecio.
Con esto Hrotswith nos hace notar dos cosas: primero que los monasterios de su tiempo eran mansiones del saber, donde se leían y releían los manuscritos más apreciados del tiempo, entre los que se encontraban los de Boecio y sin duda también los de Casiodoro.
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