Ensayo de Filosofia Existencialista
Enviado por Edith Rodríguez • 27 de Febrero de 2016 • Ensayo • 1.564 Palabras (7 Páginas) • 354 Visitas
INSTITUTO MEXICANO DE PSICOONCOLOGÍA
LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
Alumna: Edith Rodríguez Soto
Materia: Filosofía Existencialista
Fecha: Domingo 12 de Abril, 2015.
ENSAYO – “LA CONDENA DE SER LIBRES”
APUNTES SOBRE LA LECTURA DE
“EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO”
POR JEAN-PAUL SARTRE
“Todo súbdito debe obediencia al Rey, pero el alma de cada súbdito es suya”
ENRIQUE V – William Shakespeare.
Jean-Paul Sartre y Ayn Rand hubieran tenido hijos muy raros. Qué bueno que en la vida del primero mejor se topó doña Simone de Beauvoir, con todo y sus “amores contingentes”.
¿Por qué mencionar a la escritora americana de origen ruso y madre putativa e ideológica de personajes como Don Draper de la serie Mad Men, que encarna el ideal del hombre existencialista, tratando de encontrar propósito y control sobre el mismo? Porque a ratos, ambos Sartre y Rand parecen más una variación cultural sobre el mismo tema, aunque uno sea existencialista y la otra objetivista.
En “El Existencialismo Es Un Humanismo”, Sartre plantea que el concepto clave que define al existencialismo es que la existencia es previa a la esencia, o, explicado en “cristiano”; no hay nada predeterminado dictando el carácter del individuo o sus metas en la vida, sólo el individuo puede definir su esencia. De acuerdo con Sartre, “el hombre primero existe, se encuentra consigo mismo, surge al mundo y se define a sí mismo después”.
¿No es esto lo que plantea Ayn Rand en su novela “La Rebelión de Atlás”? Nietzsche probablemente hubiera salivado con un personaje como John Galt. En ésta novela Rand defiende lo que ella llama el “egoísmo ético”, atribuyendo los logros de la vida de un individuo puramente a su habilidad e inteligencia, si las posee, teniendo así control sobre la adversidad, y se opone a la idea de la víctima, del bien sacrificándose por el mal, sobre todo en el discurso que, en la novela plantea el personaje de John Galt, al dirigirse en un mensaje radiofónico a manera de manifiesto:
“…Como medida básica de autoestima, aprende a tratar como la marca de un caníbal a la demanda de cualquier hombre por tu ayuda. Demandarla es clamar que tu vida es su propiedad – y por más odioso que pueda ser ese clamar, hay algo más odioso aún: tu consentimiento. ¿Preguntas si alguna vez es apropiado el ayudarle a otro hombre? No – si lo reclama como su derecho o como el deber moral que le debes. Sí – si tal es tu deseo, basado en tu propio placer egoísta y en el valor de su persona y de su lucha. El sufrimiento como tal no es un valor; sólo la lucha del hombre contra el sufrimiento lo es. Si decides ayudarle a un hombre que sufre, hazlo solamente en base a sus virtudes, a su esfuerzo por recuperarse, a su pasado racional, o al hecho de sufrir injustamente; así tu acción aún es una transacción, y su virtud es el pago por tu ayuda. Pero ayudarle a un hombre que no tiene virtudes, ayudarle sólo en base a su sufrimiento como tal, aceptar sus fallos, su necesidad, como una reivindicación – es aceptar la hipoteca de un cero sobre tus valores”
Aunque “la virtud del egoísmo” es marca distintiva del Objetivismo, ¿no encontramos también un postulado similar en el Existencialismo? Claro, en mi opinión Sartre es mejor escritor -los franceses siempre han sido público difícil- pero en resumen, parecen compartir una misma idea sobre ciertas verdades “incómodas”; el argumento de que hay un valor en particular que es la mayor de las virtudes, para Rand es el individualismo de la persona, para Sartre la libertad, y sin ese valor único que cada uno plantea por su cuenta, otras virtudes o valores no son feasibles.
Sartre plantea que la libertad puede ser una “carga”, invita a no creer en valores caducos, como diciendo “hey, los valores caducos no están tan mal si eso es lo que tú escoges, pero también tienes alternativa”, después de todo, se le acusó de corruptor de la juventud, pero en el descontento de la misma Sartre no tenía culpa alguna, después de todo era la Francia de la posguerra, una juventud desencantada por armisticios, acobardamientos y tratos en lo oscurito… muy diferente a los aires de triunfo y de salvadores del mundo que se respiraban en Estados Unidos.
Sartre tiene que defender su existencialismo ante los prejuicios de los marxistas de aquel entonces, que lo veían como un recalcitrante individualista (¿Como doña Ayn?), no sin antes esquivar también a cristianos y ateos por igual. Por lo tanto, Sartre defiende la cara humanista del existencialismo postulando lo siguiente:
“El hombre empieza por existir, rodeado de circunstancias: el mundo natural, la cultura de su sociedad; en donde no hay pistas ni señales que indique en sus circunstancias como debe vivir. El hombre es diferente a la naturaleza, tiene conciencia de sí mismo. La cultura va cambiando con el tiempo, es pura subjetividad. Por lo que el hombre es un proyecto que se realiza viviendo, no puede hallarse una esencia que explique qué es ser hombre, él es responsable de sí mismo. Y este "sí mismo", se refiere a la subjetividad entendida en su acepción "imposibilidad de sobrepasar la subjetividad humana" (es la otra noción como "individualismo" lo que confunde y genera rechazo).
...